Un nuevo aviso de que en Cúcuta nadie está seguro en ninguna parte y que la vida se puede perder en el lugar menos pensado a manos de los pistoleros, acaba de suceder en un consultorio odontológico donde una paciente se convirtió en víctima inocente del ataque sicarial contra otra persona.
El derecho a la vida está siendo violentado en la capital de Norte de Santander como consecuencia de la escalada homicida en la que los sicarios muestran el más atroz comportamiento de ejecutar las acciones criminales en cualquier sitio sin importar quienes se encuentren y los efectos adicionales que generen.
La lógica que se está viendo en la capital de Norte de Santander, es que pareciera que los asesinos quieren provocar la mayor cantidad de temor posible entre los habitantes de la ciudad, con su manera de actuar al frente de todos y con la mayor sangre fría posible.
Mejor dicho, las organizaciones criminales a las que pertenecen o contratan a estos asesinos a sueldo en su lucha por mantener el control de las economías ilegales están usando métodos cada vez más violentos para dejar mensajes velados de que son las que manejan el imperio del mal y que la ciudad es su campo de operaciones delincuenciales y de batalla en que la comunidad siendo damnificada.
Porque es que aparte de correrse el riesgo de morir o ser impactados por las balas asesinas, también debido al microtráfico y la extorsión, los liderazgos sociales y comunales son puestos en riesgo al ser amenazados por quienes ejecutan esa clase de delitos en los barrios y comunas.
Suficiente se ha insistido en que por lo menos una veintena de bandas del crimen organizado local y transnacional tienen tomada la región, en la que el narcotráfico junto con el lavado de activos y su testaferrato han enrarecido y afectado el ambiente en la ciudad, que en los últimos años ha estado en la lista de las más violentas del mundo.
Evaluando solamente el que sería el autor material del lamentable hecho en el que murió una mujer, se nota que en la ciudad están actuando sicarios de muy alta peligrosidad, puesto que en este caso el atacante figura como uno de los homicidas más buscados por la justicia en el área metropolitana de Cúcuta.
Imagínense ustedes, uno de los peores asesinos anda suelto y actuando a sus anchas y sembrando el temor y el pánico entre los cucuteños, hecho que debe motivar a las autoridades policiacas e investigativas a intensificar las operaciones de búsqueda de ese y otros delincuentes de la mismas características.
Después de lo ocurrido el pasado 8 de octubre, lo mínimo que se espera es la intensificación del plan de búsqueda de todos aquellos pistoleros a sueldo con cuentas pendientes con la ley que se encuentran libres, con el fin de sacarlos de las calles y llevarlos a prisión a pagar las condenas, para de esa forma ayudar a desactivar uno de los tantos factores disparadores de la inseguridad ciudadana.
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