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En el 2023 el sector energético en Colombia ¿tendrá una nueva crisis?
Un estudio de EAE Business School revela que la Agenda 2030 está lejos de alcanzarse: las energías extraíbles como el petróleo, el gas y el carbón representan más del 80% del consumo mundial.

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En el 2023 el sector energético en Colombia ¿tendrá una nueva crisis?
Un estudio de EAE Business School revela que la Agenda 2030 está lejos de alcanzarse: las energías extraíbles como el petróleo, el gas y el carbón representan más del 80% del consumo mundial.
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Jueves, 29 de Diciembre de 2022

El actual panorama energético está transformándose a gran velocidad. Para diferentes analistas, la coyuntura llevó a una “tormenta perfecta” que provoca diversos tipos de crisis. No solo la energética, el mundo tiene cambios en la política, en la economía e -incluso- ideológica.

La oferta de energía de América Latina cuenta con variedad, donde el petróleo, tiene la mayor relevancia, aunque cuenta con gas natural, carbón mineral, hidroenergía y energías primarias, entre las que se incluyen el biogás, energía solar, eólica, los residuos vegetales y productos provenientes de la caña y la leña.

En Colombia, la Unidad de Planeación Minero Energética (UPME), informó que el año “el energético, en el que se observó un mayor repunte, fue en los combustibles líquidos. Ya que el consumo fue de 4.894 millones de galones, lo que representa un aumento anual de 30% después de la caída de -19,88% de 2020”.

Asimismo, la entidad explicó que el crecimiento anual de la demanda de energía eléctrica fue de 5,24%, debido a la recuperación del mercado no regulado, el cual se incrementó en 9,52%. El gas natural fue el único energético que no subió sus niveles de consumo.

El EAE Business School publicó el informe Sector Energético, en el informe se evidencia que el crecimiento del consumo es imparable, a nivel mundial mantiene un continuado y sostenido. La demanda por parte de las potencias emergentes, y también de los muchos países que se esfuerzan por salir del subdesarrollo, contribuyen a que este incremento de la demanda y el consumo de energía en sus múltiples modalidades sea imparable. Tan solo el impacto de la pandemia ha afectado de manera puntual y opuesta a esta trayectoria.


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El profesor y autor del estudio Eduardo Irastorza, reflexiona sobre la velocidad y transformación del actual panorama energético a nivel mundial e identifica los hechos que van a determinar su evolución futura. Así, destaca “la posición dominante del país norteamericano debido a la fortaleza de su divisa y a convertirse en el gran suministrador de Occidente, castigado por el recorte de gas ruso y el incremento de precio de los carburantes”.

Del estudio se resalta que de los grandes países que liderarán el futuro energético mundial será China, que casi dobla el consumo de energía de Estados Unidos, el líder del pasado siglo XX. La gran capacidad productora y fabril del país asiático determina que el volumen de importación de petróleo crudo haya crecido un 126,49% en los últimos 10 años, ascendiendo a 542,01 millones de toneladas en 2020. Aunque la demanda de energía por parte del resto de países no alcanza, individualmente, la décima parte de las de China, el estudio de EAE constata el posicionamiento nuevas potencias emergentes como Brasil, Irán o Indonesia.

India también será “estratégico” en el contexto energético mundial, según el informe de EAE Business School. Además de contar con la ventaja del inglés como idioma y de disponer de una fuerza laboral más joven, India tiene recursos energéticos y un socio preferencial, Rusia, que le ha otorgado en la reciente crisis ucraniana el papel de intermediario para dar salida a su gas.

Comparando el consumo de los diferentes tipos de combustibles en los últimos 46 años, la investigación aprecia que, “aunque se consume menos petróleo y derivados y más electricidad, las llamadas “energías limpias” aún están lejos de implementarse”. En este sentido, “conceptos como sostenibilidad, equilibrio climático y regeneración todavía se encuentran muy lejos de la realidad en, al menos, cuatro quintas partes del globo”.


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Otra de las conclusiones del estudio de EAE se centra a Asia como el verdadero motor del crecimiento de la economía mundial y, por lo tanto, demandante de energía. Este contexto determina que, en 2021, China fuera la mayor consumidora de energía primaria, con 157,65 exajulios; seguida de Estados Unidos, con 92,97; la India, con 35,43; Rusia, con 31,3; Japón, con 17,74; y Canadá, Alemania, Corea del Sur, Brasil, Irán, Arabia Saudita, Francia, Indonesia, Reino Unido y Turquía que juntos consumieron menos de 14 exajulios.

El cambio deseado aún está lejos

El profesor de EAE Business School y autor del estudio señala que, “aunque el siglo XXI estaba llamado a ser el de las energías limpias y renovables, la realidad es que el cambio aún está lejos de producirse”. El conflicto bélico en Ucrania y las consiguientes sanciones, limitaciones y encarecimiento de los precios han obligado a muchos países a volver a fijarse en el carbón ya que, en 2021, el consumo de este recurso energético ascendió a 161 exajulios, en comparación a los 145 de 2020, tal y como recoge el informe. Si bien, también se constata que China nunca renunció al carbón y India, la cual fue llamada a ser el horno metalúrgico del planeta, tampoco lo hizo.

Asimismo, la actual “multicrisis” (energética, política, económica, social) hará prolongar el protagonismo de esta energía, a pesar de los objetivos de la “Agenda 2030”. De hecho, los países que, como Alemania, habían empezado a dar pasos decididos hacia las energías más limpias, han tenido que replantearse volver al carbón y la energía nuclear.

Es más, ase se compara el consumo de los diferentes tipos de combustibles en los últimos 46 años, se evidencia que “se consume menos petróleo y sus derivados, pero más electricidad”. Por tanto, “la consolidación de las “energías limpias” está lejos”.


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Según los expertos más pragmáticos, al menos a dos décadas de distancia. ¿Por qué habría de ser de otra manera –se preguntan– si en cuarenta años y con enormes crisis económicas de por medio nada ha cambiado significativamente? Ideas como sostenibilidad, equilibrio climático y regeneración todavía se encuentran muy lejos de la realidad en al menos cuatro quintas partes del globo.

El siglo XXI (iba a ser el siglo de las energías alternativas) fue testigo de cómo el petróleo se supo mantener con un consumo entre los 3.500 y 4.500 millones de toneladas métricas. Tan solo la pandemia y la consecuente crisis de distribución ha supuesto un freno del que ya se ha recuperado.

“Es el momento de ponerle otra fecha a la Agenda 2030, por ejemplo, 2050; porque las proyecciones nos muestran que las proporciones entre fuentes de energía apenas se alterarán en los próximos diez años, y que ni de lejos habrán desaparecido ni el carbón, ni el petróleo, ni el gas natural en treinta años. Es más, seguirán representando cuando menos las dos terceras partes, a pesar del creciente peso fuertemente subvencionado de las energías renovables”, concluye Irastorza.

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Seguridad alimentaria y sostenibilidad ambiental, los retos del sector de la agroindustria reunida en la XX Conferencia Internacional de Palma de Aceite, en Cartagena.
René Mora Vicuña

Nicolás Pérez Marulanda, presidente ejecutivo de Fedepalma, explicó que el sector tiene enormes retos para satisfacer las necesidades de la población mundial en materia de seguridad alimentaria y, al mismo tiempo, la sostenibilidad y la protección del medioambiente.

Señaló que la demanda de alimentos se mantendrá y, por ende, las acciones de la agroindustria para responder al consumo de los hogares, lo cual implica aumentar un 70% la producción agrícola hasta 2050 para alimentar a 2.300 millones de personas en todo el mundo. 


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“Desde el año 1990, la producción de aceite se multiplicó por tres, pasando de 80 a 241 toneladas.Tres de cada cuatro toneladas de aceite de palma se destina a los alimentos y un 17%, a la producción de biocombustibles”, explicó Pérez en la apertura de XX Conferencia Internacional de Palma de Aceite, en Cartagena.

Además de los desafíos que genera la demanda de alimentos, la agroindustria tiene también el reto de hacer una producción sostenible y que proteja al medioambiente con la incorporación de buenas prácticas, sin deforestación y con mayor eficiencia. 

“Cualquier crecimiento debe ser sin deforestación, cumpliendo con los más altos estándares de protección ambiental, con buenas prácticas, que generen no solo desarrollo (económico y social) para las regiones y formalización de las actividades”, dijo Pérez. 

En ese sentido, el líder gremial señaló que la palma, además de crecer en participación y valor del mercado, también hace un aporte importante en el desarrollo de las regiones más apartadas de Colombia y contribuye a la formalización de los miles empleo que genera el sector.


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“El sector genera ocho millones de empleos en el mundo, 200.000 empleos en Colombia, de los cuales, el 85% son formales. Un palmicultor, con 10 hectáreas, tiene un  ingreso neto de 3,5 salarios mínimos ($3,5 millones), unos 800 dólares mensuales” , indicó el presidente ejecutivo de Fedepalma. 

Pérez compartió algunos datos sobre el cultivo en Norte de Santander, donde la actividad representa el 20% del PIB agropecuario departamental y aporta el 26% del área sembrada y el 6% del empleo total en esta región. 

Además, su aporte al desarrollo de la región radica en la formalización de las actividades, con la sustitución de cultivos ilegales, la palma como cultivo de contención y como una alternativa para desarrollar el campo, en especial, en el municipio de Tibú.

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