En el periodismo que se hace en Colombia las mujeres tienen una amplia participación, en todos los medios. No están de adorno. Las hay con relevante protagonismo, como presentadoras en la televisión, reporteras, investigadoras o columnistas en radio y prensa, con dedicación al oficio de la comunicación, en general, en las redes sociales y la diversidad de espacios digitales. Y una muy visible es Mabel Lara, cuya figura, con voz y rostro se volvió familiar.
Mabel Lara nació el 8 de agosto de 1980 en Puerto Tejada, Cauca, un municipio muy representativo de los afrodescendientes de Colombia. Estudió periodismo, a lo que le agregó gerencia social, ciencias políticas y relaciones internacionales. Tiene previsto adelantar otros estudios en Estados Unidos. Se ha destacado en su ejercicio profesional, en Telepacífico, Caracol y Noticias Uno. Ha recibido reconocimientos y entre estos el Premio de Periodismo Simón Bolívar y ocho veces el India Catalina, como mejor presentadora. También recibió el galardón como líder que inspira #First Generation de la ONU y el Gobierno de Noruega.
Lara es estudiosa de los hechos de interés público, que también son noticia.
Lee, examina los problemas y verifica las versiones de los hechos a fin de no caer en imprecisiones, que implica aplicar el rigor de la certeza en la información.
Mabel Lara expresa con sencillez y convicción lo que piensa sobre el ejercicio del periodismo. En esta entrevista puntualiza el valor social de una función que es fuente irrigadora del mundo día tras día.
¿Qué representa para usted el ejercicio del periodismo?
Para mi el periodismo es ante todo un servicio social, un compromiso con aquellos que no pueden pedir respuestas a sus reclamos.
¿Cómo aprecia el desempeño de los periodistas de los distintos medios en Colombia?
Regular. Nos vamos rajando. Hay mucha prepotencia y poco control social, poca autocrítica y reflexión en la tarea que desempeñamos.
¿Por los cambios que han traído las nuevas tecnologías comparte la propuesta de reinventar el periodismo, como lo sugieren algunos?
El periodismo es uno solo. Lo que cambian son los medios para contar las mismas historias que nos han inquietado hace siglos. Las bases éticas son las mismas, escriba en prensa, radio, internet.
Las mujeres tienen un alto protagonismo en el periodismo en Colombia. ¿Cómo califica su calidad?
En Colombia el periodismo es hecho por mujeres. Los grandes medios de comunicación en el país cuentan con la dirección de mujeres periodistas. Eso no excluye el sexismo y los techos de cristal que encuentran muchas mujeres periodistas en las salas de redacción.
¿Cómo aprecia en Colombia las garantías que deben proteger el ejercicio del periodismo?
Mmmm. Siempre me he preguntado lo mismo. Hay mucha autocensura y miedo. En Colombia se pierde la vida por destapar ollas podridas, eso hace una enorme diferencia con otros países, incluso menos democráticos.
¿Cuáles son sus reflexiones respecto a la enseñanza del periodismo en los establecimientos de enseñanza superior?
Tengo serias dudas y críticas a las facultades de comunicación social. Me parece que no han hecho un ejercicio de renovación e incluso no han sido claras con los estudiantes. El periodismo está en crisis en parte por las escuelas de periodismo que abundan en el país. Siempre he creído en la necesidad que tienen los periodistas que pasan por las universidades de hacer doble titulación. Es una necesidad urgente.
¿Entre la prensa, la radio, la televisión y los formatos digitales, incluidas la llamadas redes sociales, a cuál tiene más apego?
A la televisión y la radio. Llevo más de 20 años ejerciendo desde allí.
¿Cree que la política afecta la libertad del ejercicio periodístico?
Siempre. La contamina, pervierte, la pone de rodillas al servicio de los poderosos.
¿Cómo siente a Colombia?
Adolescente, perdida. Un día quiere una cosa y al otro día anhela ser o hacer otro proyecto. La veo como una jovencita que apenas está encontrando el camino, la senda para desarrollarse.
¿Qué más quiere hacer en su oficio de periodista?
Preguntar, untarme de barro, entrevistar a los poderosos y los que no tienen voz. Me encanta jugar a ser testigo de la historia. Es un juego que me ha hecho agradecer la vida que tengo.