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Cicerón Flórez
Tras nueve años de trabajo continuo en la Cancillería de Colombia, Víctor Alfonso Bautista Olarte dejó su cargo en esa entidad para asumir la Secretaría de Fronteras en el gabinete del gobernador de Norte Santander, Silvano Serrano. Está dedicado completamente a su despacho y de su gestión habla en esta entrevista.
¿En que se basan las políticas de fronteras que su despacho maneja?
Una de nuestras metas es avanzar en estabilización socio-económica, la vinculación e inclusión laboral de colombianos, colombo-venezolanos, retornados y migrantes, buscando medidas de segunda generación para lograr una migración positiva que redunde en el beneficio del departamento. Para este periodo queremos atraer mayores recursos de cooperación internacional en ayudas técnicas y financieras para el departamento. Un ejemplo de esto es el proyecto de sustitución de cultivos ilícitos que cuenta con el apoyo de USAID y UNDOC. Nuestra apuesta de trabajo tiene el apoyo de la Agencia de Cooperación Alemana GIZ a través de sus distintos programas, como ‘SiFrontera’, ‘Prointegra’ y ‘Propaz’. De manera muy destacada hemos recibido apoyos importantes del Gobierno de los Estados Unidos por intermedio de su agencia USAID.
¿Cómo se articula su gestión con lo que en este mismo campo tiene el Gobierno Nacional?
Hemos adelantado importantes gestiones en asuntos de frontera, salud, proyectos productivos, ayudas humanitarias, migración y seguridad, realizando una coordinación y articulación interinstitucional nacional y territorial que permita brindar soluciones y respuestas oportunas para la atención de la población vulnerable, colombianos retornados y migrantes venezolanos, en el marco de la pandemia generada por la COVID-19. Es así como y gestionamos la visita del Ministro de Salud, los Viceministros del Interior, Relaciones Exteriores, Defensa, los Consejeros Presidenciales para las Regiones y para Asuntos Políticos, el Gerente para la Frontera de la Presidencia y el Director General de Migración Colombia. Logramos resultados muy positivos. Por ejemplo, el Gobierno Nacional se comprometió a apoyar el 70 por ciento de la expansión hospitalaria y el reforzamiento de la vigilancia epidemiológica del departamento.
¿El rompimiento de relaciones por parte de los gobiernos de Colombia y Venezuela en que forma afecta la posibilidad de entendimiento entre los sectores fronterizos de los dos países?
Aquí hay que entender que la línea limítrofe divide procesos administrativos propios de los dos Estados pero que aun así hay asuntos territoriales que no se fracturan con el límite territorial y es mejor que esos asuntos tengan un espacio institucional de gestión. Si renunciamos a ellos los toman entonces la criminalidad y la ilegalidad. La ley de ordenamiento territorial de Colombia nos da herramientas para ello y en ese sentido hemos avanzado y debemos profundizar múltiples aspectos que no dan espera en esta zona de frontera. Los aspectos políticos y diplomáticos tienen sus canales que sabemos respetar y los asuntos territoriales fronterizos los propios, que tampoco dan espera.
¿Dispone de recursos adecuados para su gestión?
La coordinación con el Gobierno nacional en este sentido es muy importante. Los recursos difícilmente serán suficientes si la crisis migratoria continúa registrando mayores cifras a las que tenemos actualmente. Ningún municipio o departamento podrá mantener un buen Plan de Desarrollo si los porcentajes de llegada de población en condiciones de vulnerabilidad crece a la velocidad que se ha mantenido los últimos 3 años. La Gobernación y varios municipios han realizado sus mejores esfuerzos los últimos 9 meses pero creo que es tiempo de hablar de redistribución y cuotas migratorias para evitar el colapso de varias zonas de frontera.
La migración de venezolanos a Colombia se ha reanudado. ¿Qué se va a hacer?
El objetivo que perseguimos es que la migración sea segura, ordenada y regular. Aquí. La migración venezolana llegó ya hace varios años y continuará otros tantos, así que asegurar más control, seguridad y estabilidad socioeconómica es fundamental.
¿En qué medida la migración fue fuente de contagio de la COVID-19 en esta zona de frontera?
Hemos sido el departamento de Colombia que mayores esfuerzos ha realizado para apoyar a los migrantes venezolanos en el medio de esta tragedia de la pandemia.
Pusimos en funcionamiento el Centro de Atención Sanitaria Tienditas – CAST-, donde hemos atendido más de 15 mil personas. Ahora también tenemos en funcionamiento el Centro Transitorio para migrantes Hotel Villa Antigua y el centro Scalabrini, que cuentan con el apoyo de OIM, cooperantes y el Gobierno Nacional. Logramos despejar el sector de La Parada de migrantes y ahora hacemos un registro a través de los Centros Estratégicos de Monitoreo de Migrantes en Retorno.
¿Se ejerce control sobre el tránsito de personas a través de las trochas fronterizas?
Esta es una competencia del nivel nacional a través del Ejército, la Policía, la POLFA y en alguna medida de Migración Colombia. Se han hecho esfuerzos importantes por parte de la Policía Metropolitana pero sin duda alguna los recursos existentes no alcanzan para un control efectivo de la franja fronteriza y se requiere con urgencia priorizar aspectos tecnológicos, humanos y logísticos para hacer frente a un gran componente de ilegalidad a ese gran mal que son las llamadas trochas y pasos informales de frontera, principalmente en un área metropolitana que tiene 4 puentes internacionales. No tiene sentido que contemos con ellos y la gente y el contrabando siga su curso y lógica por las trochas como está ocurriendo.
¿Cuál es la realidad del contrabando de gasolina colombiana a Venezuela?
-Aquí está ocurriendo lo inimaginable. El país con una de las mayores producciones de petróleo del mundo se quedó sin combustible para abastecer la demanda de sus ciudadanos y ahora las estructuras de contrabando que existían para traer combustible venezolano a Colombia han invertido la lógica y amenazan a nuestra frontera extrayendo nuestra gasolina subsidiada y también la de precio normal. Esta es una nueva variable en esta zona de multicrísis como lo ha dicho nuestro Gobernador y sobre esa realidad debemos actuar de forma muy rápida y contundente con las autoridades nacionales, locales y obviamente el sector privado.
¿Qué tantos venezolanos se quedan en Cúcuta?
Con base en unas encuestas internas que hemos hecho, con el apoyo de OIM, se ha evidenciado que el 90 por ciento de las personas que llegan a la frontera manifiestan la intención de retornar a Venezuela. Aun así, somos conscientes que ha habido un aumento en amplios sectores marginales de Cúcuta, Villa del Rosario, Ocaña y varios municipios más del departamento. Somos la región de Colombia con el mayor porcentaje de migrantes venezolanos por número total de la población. Son más de 215 mil venezolanos y un número desconocido pero muy grande de colombianos retornados que requieren un gran apoyo del Gobierno nacional y de la cooperación internacional así como también una estrategia diferente frente a los que seguirán buscando formas de subsistencia en el territorio nacional.
¿Siente muy compleja su gestión?
Es compleja y sería iluso si hubiera pensado que es fácil cuando tomé la decisión de volver de Bogotá luego de 9 años de buen trabajo en la Cancillería de Colombia. Realmente no es un contexto simple y no solo por la crisis migratoria.
Hay problemas estructurales de muchas décadas de acumulación. He trabajado mucho con los Gobiernos nacionales y se que también debemos cambiar formas de gestión en el nivel local y regional, pero me siento muy a gusto trabajando de la mano de un Gobernador que tiene visión y ganas de cambios sociales y además aliados muy importantes como el alcalde Yáñez y demás alcaldes metropolitanos, de Ocaña y Pamplona.
Y tenemos una visión y esfuerzos importantes con el Coronel Palomino, Comandante de la Policía Metropolitana y el General Castrillón. Así mismo, junto con el General Marcos Pinto en el ámbito más regional.