Nos cuenta la historia que la muerte del General Francisco de Paula Santander ocurrió el 6 de mayo de 1840. Transcurridos cien años de esta desafortunada fecha, las autoridades nacionales, pero especialmente las regionales, se dieron a la tarea de gestionar los recursos y las actividades conmemorativas de este primer centenario de manera que se diera lustre a una epopeya de tanta trascendencia para la ciudad y la región.
Desde el 22 de septiembre de 1937, el gobierno nacional había expedido la Ley Ordinaria 75, por la cual se conmemora el primer centenario de la muerte del General Santander, la que en términos breves citaré los artículos más destacados:
Artículo 2. El gobierno abrirá un concurso para erigir en la Villa del Rosario de Cúcuta, un monumento contratado por un escultor nacional o extranjero. En la faz del monumento serán grabadas estas palabras: “Las armas os han dado la independencia, las leyes os darán la libertad”.
Artículo 3. Declárase monumento nacional la iglesia de Villa del Rosario de Cúcuta. En tal virtud, el Gobierno proveerá a la conservación del histórico templo y a la construcción de una avenida que lo una con el Puente Internacional, la cual se llamará Avenida Santander.
Artículo 4. El Gobierno deberá tener concluido para el 6 de mayo de 1940, un edificio para oficinas nacionales en la ciudad de Cúcuta. En dicho edificio se construirá un salón especial, que llevará el nombre de Santander, destinado a conferencias de divulgación cultural.
Artículo 5. El Gobierno llevará a cabo las obras de restauración necesarias en el edificio donde se reunió la Convención de Ocaña en 1928. Se le da al edificio el carácter de monumento nacional.
En los siguiente seis artículos se definen las condiciones y los requisitos necesarios para el manejo y mantenimiento de lo concerniente al archivo y la biografía del prócer así como la contratación de uno o dos historiógrafos para la composición de una biografía extensa del General Santander y de una síntesis adecuada para el conocimiento de esta figura nacional, que será distribuida profusamente por la Sociedad Santanderista.
Además de otros artículos en los que se faculta la contratación de la fundición de unas estatuas similares a la erigida en la ciudad de Cúcuta, para que sean obsequiadas a las ciudades de Buenos Aires en Argentina y México, se establece que para el cumplimiento de la presente ley, se destina la cantidad de $600.000 que serán distribuidos en partidas de $200.000 en las vigencias de los próximos tres años y que de esta manera quedan modificados los términos que habían sido aprobados en la pasada Ley 28 de 1935. La ley fue firmada por los respectivos presidentes de Senado y Cámara y ejecutoriada por el presidente Alfonso López y sus ministros de Hacienda, Educación Nacional y de Obras Públicas.
Ahora bien, dicen los historiadores que las conmemoraciones como fechas públicas son una expresión concreta de las disputas por lo memorable, lo que conlleva a la territorialización de la memoria a través de marcas que reconfiguran el espacio dotándolo de ciertos sentidos. En casos con en esta conmemoración, se habla de una momumentalización patria de carácter oficial. Con base en lo dicho, se espera evidenciar que la memoria predominante, durante la primera mitad del siglo XX, tuvo entre uno de sus más importantes impulsores a los centros de historia, transformados posteriormente en academias de historia, los cuales aunaron sus esfuerzos con las autoridades políticas, religiosas, militares, notables locales y maestros para apuntalar el sentimiento patriótico de pertenencia.
Por ello, los centros de historia de los departamentos santandereanos fueron los que manifestaron mayor interés por el desarrollo de las actividades conmemorativas del primer centenario del General Santander.
En Cúcuta particularmente, las preocupaciones se hicieron más evidentes dados los constantes incumplimientos del gobierno en sus promesas por mejorar las condiciones de vida de sus habitantes, más cuanto lo prescrito en la ley de honores del centenario, no era cosa distinta que otra serie de promesas.
Por esta razón, el presidente del Centro de Historia del Norte de Santander, el señor Luis Gabriel Castro, presentó a consideración de la plenaria, del día 2 de abril de 1938, la proposición que a continuación fue aprobada por unanimidad en la que expresan su profunda preocupación en caso de incumplirse la ley conmemorativa de la que se hizo mención al comienzo de esta narración.
Se lee en los considerandos: ”… que solamente faltan dos años para la conmemoración centenaria de la muerte del general Francisco de Paula Santander; que sobre el modo cómo la república ha de presentarse a aquella fecha, el congreso nacional ha dictado varias leyes que decretan obras de clarísima importancia para el departamento y la patria, y que de no acometerse la realización de ellas dentro de un breve plazo para la fecha mencionada resultarán inalcanzables; que en la manera cómo debe celebrarse el 6 de mayo de 1940, se encuentra comprometido el buen nombre del gobierno ante las representaciones americanas que entonces habrán de visitarnos, el patriotismo de los colombianos y el verdadero orgullo nacional, RESUELVE:
1. Reclamar en la forma más atenta y respetuosa del gobierno nacional el cumplimiento de la Ley 75 de 1937, de modo preferente en cuanto ésta se refiere a la construcción del palacio nacional en la ciudad de Cúcuta, a la restauración y conservación del histórico templo de la Gran Colombia declarado monumento nacional, al contrato para la composición de una biografía completa del general Santander y a la reedición del archivo Santander.
2. Pedir a la prensa de los Santanderes y a las entidades oficiales y particulares de los mismos, que coadyuven a la obra de reclamación sostenida, persistente y enérgica hasta alcanzar del gobierno nacional la realización de las obras anteriormente enumeradas, las cuales se consideran imprescindibles en el programa sobre la conmemoración modestamente patriótica del 6 de mayo de 1940.
3. Declarar de una vez, que si el gobierno nacional no presenta terminadas estas obras para el día mencionado, como es la voluntad del congreso de Colombia, los santandereanos tendríamos que lamentar dolorosamente la indiferencia ante el recuerdo de una de las figuras más gloriosas de que la república se ufana ante el mundo civilizado”.
Copia de la proposición aprobada fue enviada al presidente de la república, sus ministros, al Senado y la Cámara, la prensa y demás instituciones representativas del país.