Tras 13 meses de intensas investigaciones, la Sijín de la Policía de Norte de Santander logró desarticular la estructura delincuencial conocida como Los Veguetos, dedicada al tráfico de estupefacientes y la fabricación de armas de fuego en el municipio de Ocaña.
El pasado 3 de diciembre, en la mañana, se llevó a cabo un operativo en el que se ejecutaron 12 órdenes de captura y se notificó a cuatro personas que ya se encontraban recluidas en centros penitenciarios.
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La investigación comenzó hace 13 meses, cuando la comunidad de Ocaña alertó a las autoridades sobre el aumento de riñas y el flujo de personas sospechosas, quienes, según los testimonios, parecían ser consumidores y expendedores de drogas.
Ante esta situación, las autoridades sospecharon que algo mucho más grande estaba operando en la zona. Aunque las primeras acciones de incautación de drogas fueron en pequeña escala, como la de 150 kilos de marihuana en marzo de este año en la vía Ocaña-Convención, esas acciones resultaron ser solo la punta del iceberg.
A medida que avanzaba la investigación, las autoridades descubrieron que la estructura operaba de manera más organizada y con conexiones mucho más profundas.
Se realizaron otras incautaciones, no solo en Ocaña, sino también en otros puntos clave como Roldanillo, lo que permitió avanzar en la identificación de los principales miembros de la red.
Las actividades de vigilancia, seguimientos, entrevistas e interceptaciones fueron clave para recopilar el material probatorio necesario.
La Sijín llevó a cabo estas labores con la colaboración de la comunidad, que contribuyó con información valiosa sobre los presuntos integrantes de la organización.
Estos elementos fueron fundamentales para solicitar las 12 órdenes de captura, que fueron emanadas el 29 de noviembre por el Juzgado Segundo Penal Municipal de Ocaña, todas por el delito de concierto para delinquir.
Entre los detenidos se encuentran Mairon José Sánchez Pimentel, alias Cabezón, quien sería el presunto líder de la organización; Marlene Escalante Uribe, quien habría coordinado la fabricación de armas de fuego; Rafael Antonio Jaimes Lemus; Jairo Jaimes Lemus; Carlos Jorge Cañizares Manzano, alias Coco; José del Carmen Bayona, alias El Negro; Albert Fabián Polaco Sarabia; Andrey Toro Rivera, alias Morocho; Andreína Amaya Navarro; Maribel Páez Guerrero; Duvan Felipe Campo Coronel y Darwin Ortiz Rangel.
Además, se notificó a Jean Carlos Ortega, Ilder Fernando Serna, Juan Carlos Castro y Wander Criado, quienes ya se encuentran en prisión en diferentes centros penitenciarios de Tuluá, Buga, Barrancabermeja y Cúcuta.
Las capturas fueron realizadas en los barrios Sesquicentenario, Simón Bolívar, Villamar, El Carmen, El Dorado, 20 de Julio, Tacaloa y Villanueva de Ocaña, además del barrio San José de Cúcuta.
Uno de los aspectos más relevantes de la investigación fue el modo de operar utilizado para el transporte de la droga que era comprada en Valle del Cauca.
Las autoridades descubrieron que, para evitar ser detectados, siempre se utilizaba una motocicleta que iba al frente como "visualizando" el panorama y asegurándose de que no hubiera presencia de autoridades.
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A continuación, venía un vehículo de modelo antiguo, que servía para despistar a la Policía y no levantar sospechas.
En este vehículo se transportaban grandes cantidades de droga, mientras que al final de la caravana iba otro automóvil en el que viajaría alias Cabezón, presuntamente para garantizar que la operación se llevara a cabo sin contratiempos.
Una vez en Ocaña, las drogas eran descargadas y distribuidas rápidamente en pequeñas dosis, que en menos de dos horas ya estaban listas para ser vendidas en las calles.
Las encargadas de esta distribución serían Andreína Amaya Navarro y Maribel Páez Guerrero, quienes trabajaban con los demás miembros de la organización, como José del Carmen Bayona, Albert Fabián Polaco Sarabia, Andrey Toro Rivera, Duvan Felipe Campo Coronel y Darwin Ortiz Rangel.
Por otro lado, Marlene Escalante habría sido la encargada de coordinar la fabricación de armas de fuego, y su esposo, Rafael Jaimes, con la ayuda de su hermano Jairo y de alias Coco, sería quien se encargaba de la producción de las piezas necesarias para fabricar armas, como cañones y demás partes esenciales.
La organización, según las investigaciones, no solo operaba en Norte de Santander, sino que también tenía presencia en otros departamentos, como Tuluá, Buga y Barrancabermeja.
En total, la operación permitió retirar de las calles más de 230 mil dosis de estupefacientes y 37 armas de fuego.
Los capturados fueron presentados ante la Fiscalía, donde se legalizó su captura, y se espera que un juez decida, con base en el material probatorio presentado, si los involucrados quedarán en libertad o serán enviados a prisión.
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