Haber cerrado el año 2015 por fuera del ranquin de las 50 ciudades más violentas del mundo, fue un logro para Cúcuta que no duró, pues en 2016 reingresó al escalafón de las urbes con mayor número de homicidios, por cada 100 mil habitantes. Ahora está en el puesto 48.
Del país, Cali es la ciudad más violenta, en el puesto 21 del ranquin mundial por sus 1.358 homicidios, seguido por Palmira, en el puesto 31, con 142.
El primer lugar del mundo lo tiene Caracas, con 4.308 homicidios.
La situación para Mario Zambrano, director del programa Cúcuta Cómo Vamos, es preocupante, porque “la seguridad es un derecho fundamental de la vida cotidiana, y estar nuevamente en el ranquin genera un ambiente de zozobra e inseguridad, negativo en términos del bienestar del ciudadano”.
También, porque la ocurrencia de homicidios dificulta la inversión, la llegada de empresas, y el interés general en la ciudad.
Estos efectos negativos favorecen la desconfianza en las instituciones, la pobreza, la indigencia, la ilegalidad y, por ende, la comisión de crímenes.
Wilfredo Cañizares, director de la Fundación Progresar, indica que es innegable que las circunstancias y fenómenos que fomentan la criminalidad y derivan en homicidios no han cambiado, pese a que las cifras generales en el periodo 2010-2016 indiquen una reducción.
Para Cañizares, en todo caso, el número de muertes es escandaloso, “y con una ciudad sumida en la ilegalidad, el contrabando y la corrupción intactas no hay nada que lo lleve a uno a pensar que la reducción de homicidios se pueda dar de manera drástica”.
Para este defensor de derechos humanos, los indicadores obedecen únicamente a “la dinámica criminal, y no a una estrategia del gobierno local”.
En este sentido, señala que por ejemplo cuando un grupo ilegal se apropia de un territorio, un negocio ilegal o canaliza rentas, “es normal que la violencia baje”, como ocurre en Puerto Santander, con 11 homicidios en 2016 y un pico máximo de 14 en 2014, “producto del control territorial de Grupos Armados Organizados”.
Zambrano coincide con Cañizares en que la condición de la ciudad se afecta con la presencia de estos grupos, pero también por la falta de institucionalidad.
Sobre este aspecto, señala la importancia de brindar no solo presencia policial, sino mayor inversión social.
“Si miramos los años 2015 y 2016, se percibe una prevalencia importante de la pobreza y la indigencia”, comenta el experto. “Este, es un círculo vicioso para que un tercero, que no es el Estado, se aproveche”.
¿Hay solución?
Desde la perspectiva de Cañizares, la solución a la criminalidad solo se dará con la llegada de una estrategia “seria y coherente de lucha contra los cultivos ilícitos y el narcotráfico, porque mientras existan 170 mil kilos de coca al año, los crímenes en la ciudad no van a reducirse”.
Al respecto, enfatiza en que “en el Catatumbo se cultiva y procesa coca, pero las redes de comercialización están en Cúcuta y el área metropolitana”.
De parte de Zambrano, la respuesta se origina en la coordinación de acciones políticas que mejoren la confianza ciudadana, atraigan la industrialización, fomenten el empleo y brinden una educación pertinente e inclusiva para los menos favorecidos.
En segundo lugar, sugiere que en este esfuerzo no esté involucrada únicamente la administración pública, sino los organismos privados que pueden aprovechar potencialidades regionales como el turismo y la agroindustria.
También, se sugiere proyectar a Cúcuta como ciudad-región, pero incluyendo todas las voces, en especial las de los comunales “que casi siempre quedan excluidos de los debates”.
Desde la Fundación Ideas para la Paz, se requiere definir metas de reducción de homicidios.
¿Qué han hecho en otros sitios?
* Para mayo de 2017, Bogotá reportó una reducción del 10% de homicidios, que la alcaldía atribuye a la confianza en las autoridades por el crecimiento de denuncias ciudadanas, que pasaron de 18% a 40% entre 2015 y 2016.
* En 2012, Bogotá se convirtió en modelo de seguridad por su plan de restricción al porte de armas, que redujo los crímenes en 22%.
* El Ministerio de Defensa señala que la implementación efectiva del Código de Policía, desde febrero de este año, ha reducido en un 23% los homicidios relacionados con riñas ciudadanas.
Los factores
Según los analistas, en Cúcuta los homicidios se ven acentuados por factores como:
1. Ilegalidad, corrupción y contrabando.
2. Cultivos ilícitos y microtráfico: Norte de Santander pasó de 11.527 hectáreas con coca en 2015 a 24.831 en 2016, según la ONU.
3. Condición fronteriza.
4. Falta de eficacia en el manejo de herramientas de la Policía, para mitigar los delitos.
5. Pocas estrategias para combatir la ilegalidad. Al respecto, la Fundación Ideas para la Paz señaló en un informe de 2016, que Cúcuta hace parte de los 10 municipios que no tienen metas de reducción de homicidios en sus Planes de Desarrollo. En este también están ciudades como Armenia, Bello, Barranquilla, Montería, Soacha y Villavicencio.
6. Irrespeto por la vida. En este sentido, la encuesta Cúcuta Cómo Vamos concluyó que para 2015 solo el 36% de las personas consideraban que había respeto por la vida, y en 2016, el 38%.