Temor, resignación e impunidad son las palabras con las que dos hermanos de Édgar Estupiñán Rodríguez, asesinado a bala el sábado en la tarde en el sector Cachamay, en la vía El Zulia-Astilleros, resumen su situación. En un mes han asesinado a dos de sus seres queridos.
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La muerte de Édgar, a quien desde niño le decían ‘El Peludo’, es la segunda que enluta a esta familia, oriunda del corregimiento de Las Mercedes. El 7 de febrero, a las 7:30 de la mañana, asesinaron a balazos a su otro hermano Carlos Arturo Estupiñán.
“Eso nos tiene alertados porque el rumor es que asesinarán a todos los hermanos, quedamos cinco hombres y una mujer, humildes y campesinos a mucha honra, que no nos metemos con nadie”, indicó en medio de las lágrimas y la voz entrecortada uno de los familiares.
La presión que en cualquier momento asesinarán a otro miembro de la familia Estupiñán Rodríguez llevó a que, ayer en la mañana, dos hermanos llegaran hasta las instalaciones de la Fiscalía con dos misiones: reclamar el cadáver del hombre de 39 años y solicitar asilo en otro país.
Ellos esperan que el ente acusador tome cartas en el asunto y les brinde esa medida de protección, así signifique vivir en el exilio y no poder volver a pisar su país de origen jamás.
¿Quiénes están detrás de todo?
Los investigadores de la Policía Metropolitana de Cúcuta conocieron, preliminarmente, que el Ejército de Liberación Nacional (Eln) estaría detrás de ambos crímenes.
“Se puede decir que se trata de muertes que tienen que ver con extorsiones de ese grupo armado ilegal en El Zulia, donde acostumbran a que si un comerciante o campesino no les paga las ‘vacunas’ se convierte en un objetivo militar para esos delincuentes”, dijo una fuente judicial cercana a la investigación.
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El coronel Carlos García, comandante encargado de la Mecuc, explicó que los grupos armados de esa zona de Norte de Santander habrían amenazado a esta familia por unos temas ligados a la minería.
No obstante, la familia indicó que ellos no sabían si a Édgar y Carlos Arturo los extorsionaron en algún momento, pues ambas víctimas nunca les confesaron al respecto.
Así se dieron los crímenes
En la madrugada del domingo, Édgar se despidió de su esposa y salió de una finca, en la vereda El Salto, en una moto Bóxer, azul, para el casco urbano de El Zulia, a cobrar el dinero de una madera.
“Él sembraba vegetales, era minero y cortaba madera, trabajaba en lo que saliera para llevar el dinero para su casa, donde lo esperaban dos hijos, de 12 y 9 años, y su mujer. Ese día cuando iba de vuelta a la finca lo interceptaron y asesinaron”, explicó un hermano.
En el trayecto, el hombre fue abordado por desconocidos, quienes lo atacaron a bala. La funeraria Nuestra Señora del Carmen se encargó del traslado del cadáver hasta el Instituto de Medicina Legal, por motivos de seguridad las autoridades no se desplazaron hasta la escena del crimen.
La muerte de Carlos Arturo se dio cuando su hijo se desplazaba en una volqueta, mientras que él transitaba en una moto. Sin embargo, en medio del trayecto, la víctima adelantó su marcha y su ser querido lo perdió de vista.
Más adelante en el camino, el hijo de Carlos Estupiñán lo encontró gravemente herido, con un impacto de bala en el pecho y otros dos en la espalda, tendido al lado de la moto, por lo que de inmediato lo subió a la volqueta y lo trasladó al hospital de El Zulia, de donde fue remitido al Hospital Erasmo Meoz. Murió horas después.
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