Impotencia y dolor era lo que se percibía ayer afuera de una ferretería del barrio Brisas de Molinos. Los residentes de ese y los barrios aledaños rodearon la escena de un crimen que fue acordonada por la Policía Metropolitana de Cúcuta.
“Qué pesar que acaben con una vida así solo porque se les da la gana, tenía dos niños y una esposa que dependían de él”, comentaban los curiosos que observaban a las autoridades que adelantaban la inspección técnica del lugar.
Allí asesinaron a Álvaro Antonio Aro Conde, un trabajador de la ferretería, alguien a quien conocían por su empuje y ganas de salir adelante.
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Minutos antes, a eso de las 3:30 de la tarde, cuando el hombre se encontraba justo al lado de unos ladrillos que están ubicados en la entrada del establecimiento comercial, dos hombres habrían llegado a bordo de una motocicleta Suzuki GN.
Desde el automotor, el parrillero habría sacado un arma de fuego y le propinó un disparo a la víctima, luego realizó otros dos al interior de la ferretería.
Mientras huían del sitio, Álvaro Antonio cayó tendido en el piso, gravemente herido. Los testigos del hecho y los familiares que fueron alertados sobre el ataque, corrieron a auxiliarlo trasladándolo hasta el centro asistencial más cercano. Sin embargo, ya no hubo nada más qué hacer porque llegó sin signos vitales.
Los estarían extorsionando
Tal parece que el flagelo de la extorsión es un mal de nunca acabar y así lo está viviendo el gremio de ferreteros en Cúcuta, sobretodo en la Comuna 6.
Se pudo conocer que, desde principio de año, los criminales estarían exigiendo una suma de 3 millones de pesos como vacuna inicial y una cifra mensual a todo el gremio. El que se niega a pagar empiezan a atacarlos con disparos en las fachadas como primer aviso.
Así le sucedió a esta ferretería del barrio Brisas de Molinos, que el 28 de mayo de este año fue víctima de un ataque, días antes ya habían hecho lo mismo en otro establecimiento comercial de ese sector.
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“Lo que dicen es que los dueños como que les pagaron la primera extorsión y por eso no les habían vuelto a hacer nada y estaban trabajando normalmente, pero es que es injusto que tengan que estarle dando plata a esa gente, se quiebra el negocio”, comentó una residente del barrio.
Al parecer, al no seguir pagando la vacuna que exigen los criminales, vino un segundo aviso: asesinaron a un trabajador.
Extraoficialmente se conoció que los agresores habrían llamado para “negociar” minutos después de cometer el crimen.
“El Gaula sabe perfectamente quiénes están detrás de todo porque esa gente llama desde un mismo número a todas las ferreterías y no hacen nada al respecto. ¿Quién protege a las víctimas? Hoy cobró la vida de una persona inocente y trabajadora”, añadió otro vecino.
Un papá responsable
Álvaro Aro vivía en el barrio Villas del Tejar, muy cerca de la ferretería en la que laboraba desde enero. Tenía dos hijos que eran su vida entera, uno de 18 años y una niña de 5.
“Él todos los días llegaba como a la 1:30 de la tarde y se sentaba en un andén, debajo de un árbol, mientras esperaba que abrieran el negocio”, comentó una vecina.
Añadió que “le decíamos cariñosamente Chencha y es muy triste cuando matan a una persona buena”.
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