Desde sus inicios, cuando el deporte de las canastas fue introducido a nuestro territorio por el Hermano Cristiano Arturo Monier, siempre se le ha considerado como la estrella deportiva de mostrar, sin embargo, no siempre fue así. Como venía realizándose anualmente en el mes de diciembre, el Campeonato anual de basquetbol, de 1945, por motivos técnicos se efectuó en enero del 46, tuvo como sede principal la ciudad de Barranquilla y naturalmente el equipo nortesantandereano fue uno de los invitados y las expectativas, como siempre, eran de triunfos y honores, hechos que en esta oportunidad no sucedieron y que la opinión pública no perdonaba.
En esta crónica les presentaré la relación de sucesos que envolvieron a los protagonistas, sus excusas y pretextos y las consecuencias que tuvo la infausta presentación del quinteto local en ese campeonato.
No sabemos si se trataba de justificar el desastre en que terminó la presentación del equipo nortesantandereano, pero citando el informe que fue presentado al presidente y demás miembros de la Liga, puede concluirse que el fracaso fue atribuido a una conjunción de fallas técnicas y administrativas, atribuibles a la inexperiencia y a la ineptitud, tanto de técnicos como de los funcionarios encargados de la delegación.
El presidente de la delegación era el doctor Hernando Lara Hernández, deportista y empresario a quien la Dirección de Educación Pública le había otorgado la responsabilidad de dirigir el equipo y buscar el máximo laurel que como siempre era el objetivo de toda participación. En su rendición de cuentas, en lo financiero y lo deportivo, le presentó a la Liga, el 25 de febrero del 46 un documento que resumimos así: “…más que un informe, que es mi deber, trataré de hacer un análisis lo más pormenorizado posible de la actuación de nuestro equipo en el reciente campeonato verificado en Barranquilla. Sólo me guía el deseo de colaborar una vez más en la campaña ardua y estéril, que hasta hoy ha resultado guiar nuestro deporte hacia un camino recto y limpio. Como miembro que soy de la Liga, siento mi protesta por la forma irresponsable y casi canallesca con que se nos ha tratado, dejo constancia de la buena actuación de los jugadores y de la incapacidad absoluta del señor Carreño”.
El mencionado como responsable de la hecatombe, era el entrenador Carreño, a quien se atribuía exclusivamente, como el único responsable del fracaso. De hecho había sido impuesto por el gobierno departamental en una decisión considerada eminentemente política, sin tener en cuenta los aspectos deportivos ni la experiencia en esta clase de certámenes. En el segundo punto del informe, llamado ’actuación del equipo y de los jugadores’, presenta sus puntos de vista de la siguiente manera:”…no considero, como quieren hacer creer los comentaristas deportivos de la ciudad que las derrotas sufridas por el equipo se deben a falta de capacidad de sus integrantes o a la ausencia de Toto Fuentes, Castellanos o Ayala. El fracaso, en números, se debe a la carencia absoluta de dirección, ya que ambos partidos se perdieron en los últimos minutos y después de haber demostrado nuestro conjunto superioridad técnica y coraje sin igual. Es lamentable decirlo, pero es una obligación con el futuro del basketbol nortesantandereano, que el señor Carreño no conocía, después de uno, dos o tres meses de estar tratando con los jugadores y entrenándolos, quién debía ser el centro, el alero o la defensa de ese conjunto. Que los entrenamientos no pueden llamarse así, pues en ellos se hacía la voluntad de los jugadores porque el señor Carreño no tiene carácter para imponerse a nadie ni en nada. Debo destacar la buena actuación de Moncada, Vega y Arenas y la buena voluntad del resto del equipo, que tal vez, con un poco de visión de su entrenador, hubiera rendido un 100%”.
En cuanto al informe financiero, sus cuentas fueron discriminadas así: “…recibí $600 de la Liga, en Barranquilla, y cuya inversión les adjunto con sus respectivos comprobantes. El resto del dinero invertido en el viaje, fue entregado por el gobierno departamental al señor Carreño, por lo que no creo mi deber ni de la Liga dar un informe sobre esto, y espero que el señor Carreño lo habrá rendido al gobierno departamental”.
En cuanto a las conclusiones presentadas a la Liga, expone textualmente que “es necesario sacar algún provecho de estas nuevas derrotas del deporte nortesantandereano, máxime cuando nos espera un compromiso tan grave como es el campeonato nacional que posiblemente se realice este año en Cúcuta. Este provecho, desde luego, no se saca criticando a la Liga o nombrando entrenador al hombre que nos acaba de dar la demostración máxima de su incapacidad deportiva. Es indispensable buscar donde haya un señor que tenga nociones de basketbol, carácter y sistema para entrenar un equipo. Es necesario formar un bloque de los espíritus deportivos de Cúcuta para enfrentarlo a las necesidades personales de un señor intrigante que no hace sino hablar tonterías entre tinto y tinto en el café El Rialto. Es necesario que el gobierno departamental se dé cuenta que existe una Liga de basketbol y que el dinero botado por la Asamblea para entrenadores de basketbol, es con el objeto de que dicho deporte obtenga algún provecho y no un perjuicio como el que le acarreará el flamante entrenador nombrado por la Dirección de Educación Pública. Es imposible que el basketbol obtenga algún progreso cuando con él que aún no ha nacido, se trata de solucionar problemas económicos o satisfacer obligaciones personales”.
Claro que además de las discrepancias del dirigente con el entrenador Carreño, los comentaristas deportivos aprovecharon su oportunidad para fustigar las actuaciones del equipo. En el periódico Comentarios, en su columna Periscopio, el periodista José Arturo Sánchez, hablaba de la brillante actuación del jugador Barroso, que según el dirigente Lara, no respondió en ninguno de los partidos. Pero el principal tema de crítica era la ausencia de los jugadores mencionados en el informe, que según afirmaciones fidedignas aseguraban que no se habían hecho las diligencias para que fueran convocados, lo que exacerbó el comportamiento del doctor Lara, teniendo que mostrar el telegrama en el que se citaba a los jugadores, quienes por diversos motivos no asistieron al evento. Por último, solicitó se hiciera la elección de una nueva Liga o de aceptar su renuncia irrevocable por su desacuerdo en la continuidad del entrenador Carreño, recientemente confirmado en su cargo.El equipo de Norte estaba conformado por Víctor Vega, Moisés Barroso, Alfredo Díaz, Carlos Rangel, Carlos Arenas, Hugo Uribe, Juan Cuberos, Enrique Olivares, Héctor Olaya y Eduardo Jácome. El Delegado era Hernán Arenas y el Entrenador. Antonio Carreño. *Locución utilizada entonces.
Gerardo Raynaud D.
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