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Memorias
El primer viaje en avión a Europa
 Nuevas rutas internacionales se abrieron en Colombia, tanto de pasajeros como de carga, que ampliaron el portafolio de ofertas de la empresa aérea insignia de Colombia.
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Viernes, 17 de Mayo de 2019

 

Cúcuta, fue una de las ciudades más atractivas para el trasporte aéreo durante las primeras décadas del siglo XX. Desde los inicios de la aviación comercial en Colombia, la ciudad se distinguió como uno de los puertos de mayor movimiento en el país. No fue gratuito que en su desarrollo, se construyeran tres aeropuertos en el transcurso de la primera mitad del siglo y por esa razón, el empresariado cucuteño estuvo siempre  atento a los progresos que en ese sector prosperaban. A finales del año 46, la naciente Avianca, en vista de la terminación de la segunda guerra mundial, aprovechó la oportunidad que le brindó el comando  de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, el Air Transport Command, para comprar siete modernos aviones Douglas DC-4 que la empresas constructora americana había despachado a la ciudad de Turín, en Italia y que serían empleados como apoyo aéreo a las tropas aliadas pero que por la finalización del conflicto nunca fueron utilizados.

Así pues, que para traer esas nuevas naves, la aerolínea programó un viaje que además de las tripulaciones, incluía algunos de los más reconocidos agentes de viajes del país, incluidos los cucuteños, quienes serían invitados especiales de primera línea y que gozarían de un espectacular viaje, que a fin de cuentas y según podrán deducir de los trayectos que realizaron para llegar a la Europa de la postguerra, no pudo haber sido tan placentero como podríamos imaginarlo.

Las grandes aeronaves apenas comenzaban a construirse, de manera que los trayectos más largos constituían su mayor reto. La autonomía de las naves de la época apenas alcanzaba unos pocos cientos de kilómetros, de manera que para poder trasladarse a los sitios más alejados debían realizar varias paradas para reabastecerse, con el inconveniente que muy pocos aeropuertos estaban construidos y menos habilitados para ese tipo de aviones. Por ello, el recorrido que se hizo en este primer viaje, tuvo más visos de aventura que de paseo para quienes integraban este respetable grupo, de quien puede decirse fue la primera expedición aérea al continente europeo.

Para traer los aviones comprados que se hallaban parqueados en Turín, Avianca estableció un plan de vuelo al mando del capitán Guillermo Consuegra, primer aviador colombiano en tripular un avión de cuatro motores. En su recorrido hasta Europa, debían recoger algunos de los pilotos que traerían de vuelta al país los siete aviones, casi todos aviadores de nacionalidad norteamericana, antiguos aviadores militares y otros más acantonados en Europa, que habían quedado cesantes por la terminación de la guerra.

Lo interesante se dio al regreso, pues el avión que llevó a la tripulación de los nuevos aviones, ahora retornaba prácticamente vacío, circunstancia que aprovechó Avianca para vender tiquetes, principalmente a los ciudadanos colombianos que estaban en Europa, a precios de oferta y por una ruta excepcionalmente corta –en términos de tiempo-.

Pero veamos cómo fue el recorrido de ida, bastante cargado de escalas, en parte para recoger tripulantes pero también para reabastecerse de combustible y para explorar rutas más convenientes que pudieran utilizarse en futuros desplazamientos.

La salida se realizó en las primeras horas de la mañana del domingo 24 de noviembre de 1946, desde el aeropuerto de Techo en Bogotá, donde los pasajeros y algunos miembros de las nuevas tripulaciones abordaron el único DC-4 de la empresa. La primera escala fue la ciudad de Miami donde recogieron varios pilotos que integrarían el contingente que traería de vuelta los equipos aéreos. No era la ruta establecida para el viaje a Europa, sino que fue necesario trasladarse allí por los recién contratados aviadores. De esa ciudad de la Florida, el avión voló hasta Georgetown, capital de la Guayana Inglesa y de allí a la ciudad de Natal, capital del estado brasilero de Rio Grande del Norte, siendo éste el punto más cercano entre Suramérica y África. Después de pernoctar, emprendieron el viaje atravesando el Atlántico haciendo escala en la isla británica de Ascensión, antes de continuar viaje a Monrovia, capital de la República Negra de Liberia, para seguir viaje hasta Dakar, capital del Senegal francés, donde pernoctaron nuevamente. En la última etapa de este viaje, se trasladaron hasta Casablanca en Marruecos y luego de reabastecerse enfilaron directo hasta Turín, en realidad primera etapa para la compañía aérea pero no para los invitados quienes fueron trasladados primero a París y luego a Roma, desde donde saldría en vuelo de regreso, con pasajeros adicionales, en su mayoría colombianos que regresaban a su país. En ambas ciudades, fueron recibidos por las representaciones diplomáticas y los miembros de las colonias colombianas.

Mientras los integrantes de las tripulaciones de la nueva flota, hacían las adecuaciones pertinentes para el desplazamiento de las naves, el tetramotor que regresaba estrenaba la ruta que utilizarían las demás y que acortaba, en tiempo, el viaje de retorno, ahora menos complicado, pues se conocían los pormenores a seguir para ello.

El vuelo de regreso se hizo desde la ciudad de Roma. La flotilla voló el día anterior desde Turín. Desde la ciudad Eterna, en una primera etapa, emprendieron vuelo hasta Casablanca donde pernoctaron. La segunda escala fue Dakar, donde también pernoctaron y se prepararon para la travesía del Atlántico, al día siguiente, en una jornada de 10 horas de vuelo, hasta Natal. La última jornada, hasta el aeropuerto bogotano de Techo, tuvo una duración de 14 horas de permanencia en el aire, expresión que se utilizaba en esos años. Los nuevos aviones viajaron finalmente desde Bogotá a Barranquilla, sede de Avianca y de sus talleres, donde fueron acondicionados para las necesidades de la aerolínea, que a partir de ese momento, se constituía como una de las más grandes de América, superada solamente por las compañías norteamericanas. Nuevas rutas internacionales se abrieron en Colombia, tanto de pasajeros como de carga, que ampliaron el portafolio de ofertas de la empresa aérea insignia de Colombia.

Gerardo Raynaud D. | gerard.raynaud@gmail.com

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