A mediados del siglo XX, cuando la prensa local iniciaba su proceso de modernización, fueron apareciendo editorialistas y columnistas serios quienes trataban los temas de interés local y regional, buscando despertar en los lectores conciencia acerca de las realidades diarias que directa o indirectamente afectaba el diario quehacer de los ciudadanos y que poco llamaban la atención de las autoridades o de quienes tenían la potestad de intervenir ante la ausencia o los excesos que en muchas oportunidades se presentaban, a veces con más frecuencia de la debida. Era por así decirlo, un llamado de atención, para que se cumplieran las normas y los deberes de quienes tenían la potestad de hacerlo, pero que por razones diversas no lo hacían. En uno de los diarios de mayor circulación de esa época, se popularizó una columna que tenía el mismo título que hemos optado utilizar, tal cual, en esta crónica, en homenaje a su autor, cuyo pseudónimo era ‘Domador’ y que llegó a ser el columnista más leído de finales de los años cuarenta. Se trataban tres temas, de ahí su nombre y su forma de representarla.
A continuación me permitiré recrear algunos de sus escritos, respetando su estilo, así como los temas tratados, sin otra intención que mostrar su talante como periodista. En el desarrollo de esta crónica, los apuntes de nuestro invitado no siguen una cronología especial, sino que cada nota ha sido tomada al azar de las diferentes ediciones en las que fueron publicadas. Para facilitar la presentación de sus apreciaciones y comentarios, los he clasificado según los temas documentados, iniciando con aquellos que tratan generalidades como el siguiente: “…dos cosas tiene olvidado el pueblo cucuteño: el monumento a la madre y el monumento a Juana Rangel de Cuéllar. Verdaderamente esto es penoso recordarlo. En todas las ciudades civilizadas se levanta un monumento honrando la madre, menos en Cúcuta. En todos los pueblos agradecidos con sus fundadores, se levanta un monumento de gratitud a quien aportó su contingente material para poder formar lo que nosotros con orgullo llamamos San José de Cúcuta. Desgraciadamente tenemos una sociedad inspirada en el modernismo. Poseemos unos magnates que apenas se reúnen para hablar cosas infantiles. Un concejo que sólo piensa en quemar la partida de un portero. Nada hemos aprendido de otros pueblos. A Cúcuta le falta espíritu público y gentes que se preocupen por los hechos insignes que le aumente su tradición y su gloria”.
En otro de sus apuntes leemos: “…hace algún tiempo hicimos un comentario sobre la necesidad de que en Cúcuta se creara la Sociedad Protectora de Animales. Hoy nos obliga a volver a recalcar sobre esta necesidad, en vista de que las mulas que se sitúan en la parte occidental de la plaza de mercado, son colocadas desde las seis de la mañana hasta las cinco de la tarde en la parte donde el sol recalienta, dizque por disposición de la misma autoridad. Esto es inhumano y no podemos aceptar que haya conciencias que insinúen tamaño barbarismo en contra de aquellos animalitos. Ojalá que venga el establecimiento de esa Sociedad Protectora de Animales”.
En otra oportunidad, sale en defensa del poder judicial, para solicitar mejores condiciones que permitan mayores comodidades para el ejercicio de sus funciones. Escribía: “…una vez más vamos a insistir sobre la necesidad de darles a las oficina del Poder Judicial mejor presentación. Varios juzgados carecen de mobiliario, no cuentan con mesas y escritorios presentables, ni menos con armarios donde poder colocar las sumarias. La situación y el aspecto de abandono en que se encuentran aquellas dependencias oficiales, está sirviendo de crítica a propios y extraños. Valdría la pena que nuestros parlamentarios ejercieran una rápida y eficaz intervención con el Gobierno Central para obtener la dotación de muebles que beneficie las oficinas del Poder Judicial”.
Con motivo del feriado de los todos los santos y la conmemoración al día siguiente, del día de difuntos, escribió: “…se avecina el día de los difuntos. Por varias veces hemos visto los requerimientos que se vienen haciendo para que los familiares de sus seres fallecidos, procedan al lucimiento de sus panteones. Ojalá que las gentes de gran espíritu cívico atienda ese clamor y podamos apreciar, el dos de noviembre, al cementerio con todo el esplendor del embellecimiento para así sentirnos orgullosos por aquel lugar de los pálidos mármoles. Nos anticipamos a felicitar a las personas por el interés que tomen en embellecer nuestro camposanto”.
Domador tampoco era ajeno a los quehaceres tradicionales que se presentaban en las actividades particulares, prueba de ello es el siguiente comentario: “…se viene poniendo en práctica, en la mayoría de las poblaciones importantes comerciales, lo que se llama el ‘sábado inglés’ para los empleados. Creemos que esto sea de justicia para los servidores que durante toda una semana permanecen de pie tras de un mostrador, aguantando la lidia de los caracteres de los compradores, y por ende hasta sed y hambre. Destinar la tarde del día sábado para que los servidores del comercio disfruten de horas de descanso, es una tarea de beneficio social y con ello estamos seguros no se afectarían en nada nuestras casas comerciales. Sobre esto debemos reconocer que algunas de ellas hace algún tiempo fijaron el ‘sábado inglés’, pero son pocas y en cambio la mayoría no lo han practicado en provecho de sus empleados. Ojalá que esta iniciativa se haga efectiva”.
Finalmente esta nota cívica: “…está reconocido que uno de los parques más bellos y atrayentes que tiene Cúcuta, es el parque Colón. Su arborización, la amplitud de sus avenidas y la frescura que allí se experimenta, lo hacen el favorito de las gentes de buen gusto. Insinuamos al H. Concejo y a la Sociedad de Mejoras Públicas, se estudie la posibilidad de enmosaicarlo para que así se haga más presentable y lo coloquemos dentro de fueros del modernismo. Ojalá que se haga esta labor de enmosaicar el parque Colón”.
Gerardo Raynaud D. gerard.raynaud@gmail.com