La canonización de José Gregorio Hernández, conocido como el médico de los pobres, reavivó el debate sobre algunas de las figuras más controversiales que han sido llevadas a los altares por la Iglesia católica.
Aunque la santidad es reconocida como un estado de virtud excepcional, varios santos han sido objeto de cuestionamientos históricos, políticos y morales que ponen en duda algunos aspectos de sus vidas y legados.
Uno de los papas más influyentes del siglo XX, San Juan Pablo II, fue canonizado en 2014, apenas nueve años después de su muerte. Sin embargo, su legado se ha visto empañado por investigaciones que revelan que, antes de ser Papa, Karol Wojtyła habría encubierto abusos sexuales cometidos por sacerdotes cuando era arzobispo de Cracovia. Testimonios y documentos han mostrado que trasladó a clérigos acusados de pederastia sin tomar acciones punitivas.
Además, ya como Papa, su cercanía con el sacerdote mexicano Marcial Maciel, fundador de los Legionarios de Cristo y acusado de múltiples abusos sexuales, ha sido objeto de fuertes críticas.
A pesar de que el Vaticano tenía información sobre las denuncias contra Maciel desde la década de 1940, Juan Pablo II le brindó apoyo público y solo años después de su muerte la Santa Sede tomó medidas contra él.
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Canonizado en 2002, Josemaría Escrivá de Balaguer es una figura polarizante. Fundador del Opus Dei en 1928, promovió la santificación a través del trabajo y la vida cotidiana.
Sin embargo, su organización ha sido señalada por su hermetismo, sus prácticas de disciplina extrema, incluyendo la autoflagelación, y su marcada jerarquía de género.
Uno de los mayores cuestionamientos a Escrivá es su cercanía con la dictadura de Francisco Franco en España. El Opus Dei tuvo un papel clave en la tecnocracia franquista y Escrivá llegó a dirigir ejercicios espirituales para altos funcionarios del régimen.
Aunque sus seguidores defienden que el Opus Dei se ha expandido a diversas ideologías políticas, su asociación con el franquismo sigue siendo motivo de controversia.
Pío XII, papa entre 1939 y 1958, ha sido acusado de no haber condenado públicamente con suficiente firmeza el genocidio judío durante la Segunda Guerra Mundial.
Documentos revelados recientemente muestran que el Vaticano tenía información detallada sobre los crímenes nazis ya en 1942, incluyendo reportes sobre Auschwitz y Dachau.
Sus defensores argumentan que su diplomacia silenciosa permitió salvar a miles de judíos a través de la red de conventos y refugios del Vaticano. Sin embargo, sus críticos consideran que su postura fue demasiado cautelosa y que una condena más fuerte contra Hitler pudo haber tenido un impacto mayor. Su proceso de canonización ha sido objeto de debates internos en la Iglesia debido a estas controversias.
Otros santos envueltos en polémica
Además de estos casos, la historia de la Iglesia católica cuenta con otras canonizaciones polémicas:
San Junípero Serra: Misionero español en California, acusado de someter a las comunidades indígenas a castigos severos en su proceso de evangelización.
San Nicolás de Tolentino: Se dice que durante su vida promovió prácticas de exorcismo y creencias que hoy son consideradas supersticiosas.
San Simón de Trento: Su canonización fue anulada tras descubrirse que su historia estaba basada en acusaciones falsas contra la comunidad judía medieval.
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