La lucha de una niña que corre el riesgo de ser amputada se convirtió en símbolo de la esperanza y posterior desgarro que vive Siria desde el terremoto del 6 de febrero.
Sham fue rescatada con vida tras quedar atrapada bajo los escombros durante 40 horas pero podría perder ambas piernas debido a daños en los tejidos.
La niña de nueve años, como muchos supervivientes del terremoto de magnitud 7,8 -que mató a más de 44.000 personas en Turquía y Siria-, sufre ahora lo que los médicos denominan síndrome de aplastamiento.
Se produce en extremidades que han estado privadas de circulación sanguínea durante demasiado tiempo y comienza con un fuerte dolor en la extremidad afectada.
En estos casos, las fibras musculares mueren y pasan al torrente sanguíneo, provocando a veces insuficiencia renal.
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Al principio, los pacientes parecen estar en buen estado pero luego se deterioran. "Es lo que llamamos 'la sonrisa de la muerte'", afirma el cirujano ortopédico Tarek Mustafa, que explica que puede causar complicaciones cardíacas y otras potencialmente mortales.
Sham había sido felicitada por su valentía tras tararear una melodía junto a sus rescatadores de los Cascos Blancos, que trabajaron durante seis horas para liberarla del hormigón. Las escenas, captadas en imágenes, se hicieron virales en internet.
"Oirla nos dio fuerza", detalla a AFP Mohamed Nasredine, uno de los voluntarios del grupo, recordando cómo tarareaban juntos la melodía llamada "Damasco".
"Nuestra alegría fue indescriptible cuando salió", comenta Nasreddine, cuyo grupo de Cascos Blancos se hizo famoso por liberar a personas de edificios bombardeados en las regiones del país controladas por los rebeldes durante toda la guerra civil siria.
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Riesgo de amputación
"Sham es uno de los varios pacientes que padecen el síndrome de aplastamiento y que fueron ingresados en los hospitales de la región", precisa el doctor Mustafa.
Los servicios sanitarios de la región de Idlib, controlada por los rebeldes, informaron de al menos 100 casos de este tipo. Muchos son niños traumatizados, algunos conmocionados por la pérdida de uno o ambos progenitores en la tragedia.
La madre y la hermana de Sham murieron cuando el edificio donde vivía la familia se derrumbó en la ciudad de Armanaz, en la provincia noroccidental de Idlib. Su padre y sus dos hermanos también sobrevivieron.
La familia se había trasladado allí en 2019 tras huir de una ofensiva militar del régimen sirio respaldado por Rusia, que recuperó el control de la mayor parte del territorio del país desde que comenzó la guerra en 2011.
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Las posibles amputaciones de las piernas de Sham se pospusieron por el momento, pero aún no está a salvo, aclara el doctor Mustafa, que trabaja en uno de los hospitales dirigidos por la Sociedad Médica Siria Estadounidense en el noroeste.
Cuando los Cascos Blancos supieron que Sham corría el riesgo de perder ambas piernas, publicaron un tuit pidiendo a sus seguidores que rezaran por ella y por otros supervivientes que luchan contra el mismo síndrome.
"Recuerdo cómo trabajé para liberar sus piernas y me saltan las lágrimas. Me recuerda a mi hija de cinco años", comenta otro de los rescatadores del grupo, Ziad Hamdi.
En el video se le oye prometer a Sham que la llevaría a un parque de atracciones si aguantaba un poco más. "Quiero vestir ropa bonita", responde alegremente la niña. "Quiero ser una princesa", agrega.
"Es ingeniosa, no esperaba una respuesta así" de una niña que lucha por su vida, subraya Hamdi. "Hice una promesa. La llevaré y le compraré lo que quiera", recalca.
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