El jueves por la noche, Bolsonaro sufrió otro revés judicial, cuando el STF decidió en sesión plenaria que estados y municipios pueden prohibir las reuniones religiosas presenciales debido al auge de la pandemia.
Otro juez de la misma corte, Kassio Nunes Marques, nombrado recientemente por el mandatario, había autorizado el sábado, en la víspera de la Pascua, las celebraciones religiosas en todo el país.
El gobierno es criticado por varios sectores de la sociedad por su gestión de la crisis sanitaria, en momentos en que Brasil registró el jueves un nuevo récord de 4.249 muertos por el coronavirus en 24 horas, y acumula un total de más de 345.000 víctimas.
Bolsonaro continúa minizando la gravedad de la pandemia y esta semana arremetió contra las medidas de confinamiento, tomadas por gobernadores y alcaldes para frenar la escalada del virus. El presidente incluso aseguró que no será tomada esa medida a nivel nacional.
Varios gobernadores han sido objeto de investigaciones por el desvío de recursos que estaban destinados al combate contra la pandemia. El gobernador de Río de Janeiro, Wilson Witzel, férreo opositor de Bolsonaro, fue destituido en agosto pasado.