La Unión Europea (UE) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) abrieron en Bruselas una cumbre de dos días con el desafío de superar diferencias, pero los debates iniciales mostraron el difícil camino por recorrer, en especial en torno a la guerra en Ucrania.
Al tomar la palabra en la sesión inaugural, el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, afirmó ante el foro de dirigentes que el conflicto en Ucrania "es una confirmación de que el Consejo de Seguridad la ONU no atiende a los actuales desafíos a la paz y a la seguridad".
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"Repudiamos con vehemencia el uso de la fuerza para resolver disputas", afirmó, recordando que su país "apoya iniciativas promovidas por diferentes países y regiones en favor del cese inmediato de las hostilidades y de una paz negociada".
"Recurrir a sanciones y bloqueos, sin amparo del derecho internacional, sirve apenas para penalizar a las poblaciones más vulnerables", indicó en referencias a medidas adoptadas por varias potencias, incluyendo la UE.
La guerra en Ucrania fue mencionada directa o indirectamente en varios de los discursos de apertura, poniendo en evidencia que se trata de uno de los principales asuntos en la agenda de discusión y un tema donde hay divergencias.
Los dirigentes tienen además sobre la mesa temas comerciales, incluyendo la dilatada negociación con el Mercosur, una reforma en la composición del sistema financiero internacional, el cambio climático y la transición energética, pero los negociadores europeos empujan por incluir una mención a la guerra en Ucrania en la declaración final.
El jefe del gobierno español y presidente pro témpore del Consejo de la UE, Pedro Sánchez, afirmó que ambos bloques deben renovar su "común confianza en los valores del multilateralismo, singularmente en la resolución pacífica de los conflictos en los principios de Naciones Unidas, en la protección de los derechos humanos y en el respeto a la integridad territorial de los estados".
El presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, señaló que "no se debe permitir que Rusia triunfe". "Será una receta para el desastre para el multilateralismo y nuestro sistema basado en reglas", dijo.
Por su parte, el presidente pro témpore de la Celac, Ralph Gonçalves, primer ministro de San Vicente y las Granadinas, defendió que la cumbre "no debe convertirse en otro campo de batalla inútil para los discursos sobre este tema (la guerra), que ha sido y sigue siendo abordado en otros foros más relevantes".