Liz Truss reemplazó el lunes al controvertido Boris Johnson como líder del Partido Conservador británico y se convertirá en la nueva primera ministra, a la cabeza de un Reino Unido sumido en una grave crisis por la carestía de la vida.
Dos meses después de la dimisión de Johnson, acosado por múltiples escándalos, la formación gubernamental anunció que sus más de 172.000 afiliados eligieron a la hasta ahora ministra de Relaciones Exteriores para dirigir la formación y tomar las riendas del país.
La jefa de diplomacia, de 47 años, se impuso por 81.326 votos contra 60.399 al ex ministro de Finanzas Rishi Sunak, un multimillonario exbanquero de 42 años nieto de inmigrantes indios.
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Truss se convertirá en la tercera primera ministra del país, después de las también conservadoras Margaret Thatcher (1979-1990) y Theresa May (2016-2019).
"Es un honor", afirmó Truss visiblemente emocionada en un discurso en que rindió tributo a Johnson por su labor a la cabeza del país desde 2019, llevando el Brexit a buen puerto, superando la pandemia y plantando cara al presidente ruso Vladimir Putin por su invasión de Ucrania.
Ante la división interna agravada por esta elección, Johnson llamó por su parte al Partido Conservador a la unidad con Truss. "Ahora es el momento de que todos los conservadores la apoyen al 100%", tuiteó.
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La carrera por el liderazgo arrancó en julio, cuando el controvertido primer ministro se vio obligado a dimitir.
Su resultado, sin embargo, no es necesariamente representativo de los deseos de los 67 millones de británicos.
En un sondeo realizado por YouGov a fines de agosto, 52% de encuestados consideró que Truss sería un "mala" o "pésima" primera ministra. El 43% afirmó que no confía en ella "para nada" a la hora de responder al problema del creciente encarecimiento de la vida, que domina la actualidad desde hace semanas.
Posible congelación de precios
El país está acusando los efectos de una inflación de 10%, su mayor nivel en 40 años, alimentada por una escalada de precios de la energía inducida por la invasión rusa de Ucrania y el uso del gas como arma política.
Una inflación que durante el verano dio lugar a numerosas huelgas y promete un otoño marcado por las protestas.
La factura energética de los hogares subirá 80% a partir de octubre, y millones de familias afrontan un doloroso dilema entre comer y calentar sus casas este invierno.
"Me ocuparé de la crisis energética y de las facturas de los ciudadanos, pero también de los problemas a largo plazo que tenemos en el suministro de energía", prometió Truss el lunes en un breve discurso tras anunciarse su victoria.
Según varios medios británicos, está contemplando una congelación de los precios de la energía.
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"Si la nueva primera ministra no aborda estos problemas de frente, la economía se adentrará aún más en aguas peligrosas y las perspectivas para las empresas y los consumidores serán realmente sombrías", señaló Sarah Howard, presidenta de las Cámaras Británicas de Comercio, pidiendo ayuda inmediata.
Reiterando sus compromisos de campaña, Truss prometió el lunes presentar "un plan audaz para reducir los impuestos y hacer crecer la economía" británica, que se encuentra al borde de la recesión. El domingo había anunciado que presentaría dicho plan "en un mes".
Traspaso de poder
El cambio de primer ministro no se producirá sin embargo hasta el martes, cuando Johnson pronunciará su discurso de despedida en Downing Street.
Acto seguido viajará a Balmoral, residencia de verano de Isabel II en Escocia, 800 km al norte de Londres, para presentar su renuncia formal a la reina, que entonces nombrará oficialmente a Truss como su sucesora.
Por primera vez en sus 70 años de reinado, Isabel II, de 96 años, no viajará a Londres para esta ceremonia, debido a sus crecientes problemas de movilidad.
La nueva jefa de gobierno regresará entonces a la capital, para pronunciar su primer discurso ante la famosa puerta negra del número 10 de Downing Street y formar gobierno.
El miércoles prevé presidir su primer consejo de ministros y enfrentarse en el Parlamento al líder de la oposición, Keir Starmer, quien tras felicitarla aseguró que Truss "no está de parte de la gente trabajadora".
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