El Papa Francisco destacó en Atenas, al inicio de su visita de dos días y medio a Grecia, la responsabilidad de Europa en la crisis migratoria, ya que "a veces [está] bloqueada" y "desgarrada por los egoísmos nacionalistas".
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El pontífice argentino, que llegó poco después de las 11 horas locales al aeropuerto de Atenas, lamentó que "Europa siga vacilando" ante las llegadas de migrantes, "en vez de ser un motor de solidaridad".
Francisco, que pasará dos días y medio en Grecia, habló ante la presidenta de la República helena, Katerina Sakellaropoulou, y del primer ministro, Kyriakos Mitsotakis, así como personalidades católicas y civiles que le recibieron en el palacio presidencial de este país de mayoría cristiana ortodoxa.
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La última visita de un papa a la capital griega fue en mayo de 2001 con Juan Pablo II. El pontífice argentino había viajado a Grecia en 2016, pero su estancia se limitó a la isla de Lesbos, puerta de entrada de miles de migrantes a Europa.
En Atenas, el sumo pontífice recordó que Grecia había "recibido en algunas de sus islas a un número de hermanos y hermanas migrantes mucho más alto que el de sus habitantes".
Pero "la comunidad europea, desgarrada por los egoísmos nacionalistas, aparece a veces bloqueada y no coordinada, en lugar de ser un motor de solidaridad", afirmó ante las autoridades políticas del país.
Unos minutos antes, Sakellaropoulou había evocado la "humanidad de los griegos y la carga desproporcionada que soportaron" en la gestión de la crisis.
La presidenta de la República también agradeció al papa su "caluroso apoyo" tras la conversión de la antigua basílica ortodoxa de Santa Sofía de Estambul en mezquita.
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Como durante los dos días transcurridos en Chipre, Francisco va a "satisfacer su sed en las fuentes de la fraternidad" y a reforzar vínculos con sus "hermanos de fe", los cristianos ortodoxos, separados de la Iglesia católica desde la Cisma de Oriente en 1054 entre Roma y la antigua Constantinopla.
Este sábado se reunirá con la presidenta Katerina Sakellaropoulou, el primer ministro Kyriakos Mitsotakis y con el arzobispo de la Iglesia ortodoxa de Grecia, Jerónimo II.
Después se encontrará con la comunidad católica del país (apenas el 1,2% de la población), para la que "la presencia del Santo Padre en Grecia es un aliento", según Markos Foscolos, teólogo y cura en la isla de Tenos.
Regreso a Lesbos
Su estancia de dos días y medio en Grecia estará marcada por una nueva visita el domingo a la isla de Lesbos, emblema de la crisis migratoria, donde acude "a las fuentes de la humanidad" para defender el asilo y la "integración" de los refugiados.
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En Chipre, Francisco cargó con fuerza contra "el muro del odio" levantado contra los migrantes, y pidió "abrir los ojos" frente a la "esclavitud" y la "tortura" que sufren los migrantes en los campos.
Según las autoridades chipriotas, 50 migrantes, 10 de ellos detenidos por su situación irregular, serán trasladados a Roma.
El "padre espiritual" se espera con impaciencia en Lesbos, donde una treintena de nuevos solicitantes de asilo llegaron el miércoles.
"Lo esperamos con los brazos abiertos", dijo Berthe, una camerunesa que desea que el papa "rece por nosotros por la inseguridad que hemos vivido y que nos ayude a superarla en la fe".
Durante su "breve" visita al campo de Mavrovouni, "se interesará claramente por los refugiados" y se reunirá con dos familias "escogidas al azar", dijo el viernes al medio ERT el director adjunto del campo, Dimitris Vafeas.
Unos 900 policías serán desplegados durante su desplazamiento a la isla griega y alrededor del campo levantado apresuradamente después del incendio de septiembre de 2020 en el recinto de Moria, visitado por el papa hace cinco años.
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Alta seguridad
Drones, vehículos blindados, calles cortadas: la capital griega también cuenta con un fuerte dispositivo de seguridad de 2.000 policías hasta la marcha del pontífice el lunes por la mañana, en previsión de eventuales manifestaciones antipapista.
Aunque el clima es mejor que en 2001, durante la primera visita de un papa a Grecia, hay en el seno del sínodo griego "algunos fanáticos anticatólicos reputados", dice Pierre Salembier, superior de la comunidad jesuita de Grecia.
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El más célebre es el obispo metropolitano Serafín del Pireo, que calificó la visita de Francisco de "inmoral", según la unión de periodistas ortodoxos.
Hace 20 años, Juan Pablo II pidió perdón por los pecados de los católicos contra los ortodoxos, en referencia al sitio y saqueo de Constantinopla de 1204.
Aunque una fuente gubernamental calificó la visita de "significativa", muchos griegos no están interesados por este evento, señala Kodidis. Porque "esto es un país ortodoxo, el papa sigue siendo una figura lejana".
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