En distintas partes de Bogotá han sido instaladas más de 30 máquinas dispensadoras de libros, como parte del fortalecimiento del ‘Libro al Viento’, que acaba de cumplir 20 años de su puesta en marcha en la ciudad, iniciativa que ha sido replicada en distintas partes del mundo.
Se trata de una nueva estrategia para fomentar la lectura con la circulación de textos de manera libre y gratuita por toda la capital.
“Las Máquinas de Libro al Viento son una iniciativa que refuerza nuestra intención de acercar la literatura a la ciudadanía, creando espacios de circulación para que las personas puedan acceder a textos de calidad aptos para todo público sin costo alguno”, señaló María Claudia Parias, directora del Idartes.
Estos dispositivos, desarrollados por el taller de diseño Relámpago, funcionan mediante una compuerta, a través de la cual los lectores podrán sacar un libro el que, una vez leído, pueden volver a depositar en otra ranura ubicada en el respaldo de la máquina de manera que otros usuarios también puedan leer estas obras.
Cada máquina tiene capacidad para 50 ejemplares y está creada con materiales que garantizan su durabilidad, como el acero inoxidable y madera que proviene de fuentes responsables, es biodegradable y sostenible.
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“También aportan al cuidado del medioambiente, pues cuentan con un refugio para insectos polinizadores”, añadió Parias.
Además de funcionar como centro de acopio y distribución de libros, las máquinas tienen un caleidoscopio que permite que cumplan una función lúdica. En total serán 31 máquinas ubicadas en diferentes zonas de la ciudad, desde plazas de mercado, centros culturales y la red CADE.
Ya se encuentran en la sede principal del Instituto Distrital de las Artes (Idartes), así como plazas de mercado como la Concordia, la Perseverancia, Plaza Samper Mendoza, así como Supercades y Cades, junto a la Casa de la Cultura Ciudad Bolívar, Parque Paz y Vida - Sumapaz (Betania), Teatro Libre Chapinero, Galería Santa Fe, universidades y varias clínicas.
“Las máquinas están diseñadas para estar a la intemperie, pues cuentan con un diseño que protege los libros de factores climáticos como la lluvia y la humedad. La idea es garantizar el libre acceso al dispositivo, pero también asegurar que pudieran ser cuidados, abastecidos y monitoreados por un voluntario Libro al Viento”, resalta la directora.
La puesta en marcha de esta iniciativa tuvo un costo que superó los $60 millones y se espera que ponga a circular 1.550 libros cada mes en los diferentes dispositivos de autopréstamo y circulación. En los próximos días se confirmarán otros puntos donde estarán ubicadas el resto de las máquinas.
“Iniciativas como esta permiten transformar los entornos de la ciudad, dotándolos de vida mediante la integración de innovación, cultura y urbanismo, permitiendo la interacción con los espacios, los ciudadanos, los libros y las prácticas de lectura”, concluyó.
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