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Sigue la búsqueda de soluciones para las escuelas de El Tarrita
En El Tarra niños reciben clases en un hotel de manera temporal.
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Javier Sarabia Ascanio
Javier Sarabia
Miércoles, 21 de Febrero de 2024

Los niños campesinos de las veredas cercanas a El Tarrita asisten a clases en un hotel situado junto a la carretera que conduce a la capital del departamento.


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La avalancha del 31 de mayo del año pasado cerró la escuela en la que estudiaban, en el puesto de salud. Este último fue clausurado debido a los riesgos en la zona rural de Ábrego.

Al inicio del calendario escolar, la Secretaría de Educación de Norte de Santander determinó que el lugar no cumplía con las condiciones mínimas de seguridad. 

Se propuso trasladar a los estudiantes al casco urbano, pero los padres rechazaron la propuesta debido a los costos para los desplazamientos de sus hijos.

A pesar de ello, el Consejo Directivo de la Institución Educativa Rural El Tarra aprobó el traslado de 60 niños al restaurante Las Azucenas.


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Sitio que queda en la parte alta de la cuenca hidrográfica llamada Rancho Grande, según explicó la vocera comunal Lusary Jácome Rangel.
 

Los papás de los escolares se niegan a que los niños reciban sus clases de manera virtual, dado que no todos cuentan con internet./ Foto Cortesía
La tragedia

La tragedia devastó la infraestructura del colegio en El Tarra y causó graves daños en las escuelas de las veredas Brisas de El Tarra y El Remolino, donde expertos recomendaron reubicar a los estudiantes. 

El rector Ciro Alfonso Guerrero afirmó que la situación es compleja, y se buscan alternativas para evitar traumatismos en el calendario escolar. 

Los padres descartaron la educación virtual debido a la falta de buena conexión a internet, pero aceptaron guías escolares para orientar a los niños en regiones apartadas como la Urama, según la líder social.


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El censo indica que 130 niños fueron afectados por el desastre natural, y la mayoría ya fue matriculada en escuelas y colegios del casco urbano de Ábrego mientras avanza el proceso de reasentamiento.
 

Los niños hasta el año pasado recibieron las clases en el puesto de salud de El Tarra./ Foto: Cortesía

No hay clases 

El rector del colegio rural El Tarra, Ciro Alfonso Guerrero, recibió una orden perentoria para suspender las clases presenciales en esa población afectada por la avalancha.

La decisión se debe a las afectaciones en la estructura del puesto de salud y a las condiciones de riesgo en la zona. 

Aunque se gestionaron alternativas con organizaciones de cooperación, estas están pendientes de solución, sumado al cambio de los gobiernos departamental y municipal.

Se recomienda adoptar un plan emergente para la educación remota o estudio en casa con apoyo de guías, mientras se logran condiciones adecuadas para la presencialidad. 

Sin embargo, los padres rechazaron la idea de la virtualidad debido a problemas de conectividad. 


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La Secretaría de Educación de Norte de Santander convocó mesas de trabajo para revisar compromisos y definir la ruta de garantía del servicio presencial con directivos, docentes, Consejo Directivo de la Institución Educativa Rural El Tarra, gobierno municipal de Ábrego, representantes de Unicef y Acnur.
 

Los papás de los escolares se niegan a que los niños reciban sus clases de manera virtual, dado que no todos cuentan con internet./ Foto Cortesía
Acciones urgentes

Un equipo técnico de la Secretaría de Educación del departamento, con la Consejería departamental de Gestión del riesgo y delegados de Unicef, visitó la zona afectada para emprender acciones y evitar traumatismos en el calendario escolar. 

Del 7 al 9 de febrero, junto a padres de familia, el rector Ciro Guerrero, líderes comunales y el alcalde Hubert Darío Sánchez Ortega evaluaron en terreno una solución para las tres sedes de El Tarra, Remolino y Brisas de El Tarra.

Provisionalmente, se arrendó un hotel en una planicie para atender a 61 menores hasta disponer de terrenos seguros para nuevas infraestructuras educativas. 

Con Unicef, se plantea la adecuación de aulas temporales con elementos prefabricados y dotación de mobiliario.

También se considera activar la sede Bolívar del colegio Carlos Julio Torrado para albergar a los niños que se trasladaron al casco urbano.

El exgobernador Silvano Serrano presupuestó 2.000 millones de pesos para la reconstrucción de las sedes afectadas. 


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El gobernador actual, William Villamizar, espera un informe técnico para determinar la ubicación real de las nuevas escuelas para los niños de El Tarrita.

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Los papás de los escolares se niegan a que los niños reciban sus clases de manera virtual, dado que no todos cuentan con internet./ Foto Cortesía
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