De acuerdo con el último reporte del Sistema Nacional de Vigilancia en Salud Pública (Sivigila) durante el transcurso del año en Pamplona se han presentaron 33 intentos de suicidios, lo que obligó a los organismos de salud del municipio a redoblar acciones para prevenir este tipo de comportamiento humano.

En el último trimestre (julio-agosto-septiembre) se produjeron 5 casos no fatales de conductas suicidas, en donde estuvieron comprometidas personas del sexo femenino. 

De acuerdo con la psicóloga de la Dirección Local de Salud, Claudia Patricia Posada Benedetti, la pandemia generó tensión en los hogares de la ciudad, situación que se vio reflejada también en depresión (2 casos), ansiedad (18 casos) y violencia de género (46 casos).

De acuerdo con el reporte de violencia intrafamiliar, se muestra una leve tendencia al aumento en comparación con los trimestres anteriores. 

De las 46 notificaciones 33 están relacionadas con mujeres víctimas de la violencia física con el 70%. Le sigue la negligencia o descuido con 13 casos para el 30%.

Según el curso de vida estas manifestaciones se concentraron en el segmento de población en edades entre los 29-59 años.

Para la profesional de la salud el total de los eventos está relacionado con personas en edades de 0, 5 a los 12 años.

También figuran jóvenes, adultos y personas mayores que van desde los 60 años en adelante.

Los intentos

La psicóloga de la Dirección Local de salud, puntualizó que, en relación con el curso de vida de los eventos, las conductas no fatales se presentan con mayor frecuencia en la adolescencia (10%) en edades comprendidas entre 12 y 17 años.

Las amenazas suicidas en el trimestre también involucraron a jóvenes de 18 a 28 años (90%).

“La población con mayor riesgo de presentar eventos relacionados con la conducta suicida son los adolescentes y los adultos jóvenes”, dijo.

Agregó que este hallazgo es consistente con los datos de la Organización Mundial de la Salud, que señala que el suicidio es la segunda causa de muerte en personas que clasifican en los rangos de edades de los 15 a los 29 años.

En cuanto a las causas que lleva a las personas a intentar quitarse la vida, afirmó que son conductas asociadas a la falta de comunicación en el núcleo familiar.

Al igual que por antecedentes o problemas psiquiátricos que originan depresión y ansiedad que desembocan en pensamientos de querer quitarse la vida.

Como elementos o sustancias utilizadas para intentar hacerse daño en la salud y llevarlos a la muerte, están el ingerir insecticidas.

La violencia

Para la psicóloga es preocupante el incremento de los casos relacionados con la violencia de género en donde se tienen reportados en el tercer trimestre del año 46 hechos.

“La violencia física en mujeres es la tipología más frecuente que abarca el 70% del total de los casos”, sostuvo.

Entre la segunda causa que genera este tipo de comportamiento en los hogares está la negligencia y el abandono o descuido en los hogares, que es del 30%.

En cuanto al comportamiento de los primeros meses de 2020, manifestó la funcionaria de salud municipal que las causas son la violencia física y la negligencia.

“Según el curso de vida la violencia intrafamiliar se concentró en el segmento de población que corresponde a adultos de 29 a 59 años, sostuvo.

Para la profesional estos eventos hacen parte de los problemas de salud pública que se generan en el municipio y que es producto de las alternaciones emocionales de las víctimas y los familiares.

‘Hombres intentan más’

Al referirse al tema del suicidio, el médico psiquiatra, Jorge Ramírez, precisó que hay estudios que indican que los hombres tienden a ser más propensos a terminar con la vida que las mujeres, sin desestimar que existen factores como el consumo de sustancias psicoactivas y alcohol que también pueden ser unos detonantes.

El profesional mencionó que los familiares deben tener cuidado cuando noten ciertos cambios relacionados con la tendencia a la tristeza, la depresión, pérdida de apetito, baja autoestima y los cambios de humor repentinos.

“Dijo que tampoco hay que pasar por alto que una persona repita frases como: “me quiero morir” “me voy a suicidar” “desearía no haber nacido”. O, que se despida, haga llamadas inesperadas, videos o cartas.