Corría el viernes 17 de junio de 1994, ese día desde muy temprano el entonces candidato Andrés Pastrana Arango, segundo en la carrera presidencial junto a Ernesto Samper Pizano, ultimaba, en un avión, los detalles de una carta que le enviaría a su contendor, en donde le decía que si alguno de los dos había financiado su campaña ilegalmente renunciara.
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La misiva era el resultado de lo que el líder conservador había escuchado en una grabación de un casete, en donde los hermanos Gilberto y Miguel Rodríguez Orejuela, jefes del Cartel de Cali, con el periodista y relacionista público Alberto Giraldo, hablaban sobre la forma que entregaron millones de dólares a la campaña de Samper Pizano a cambio de que si ganaba no siguiera con el proceso de extradición en su contra a los Estados Unidos.
Ese triste episodio en la historia política de Colombia fue la que se conoció como los 'Narcocasetes', en donde se evidenciaba como hubo una alianza entre políticos y narcotraficantes, develada, según contó en 2013 el propio Pastrana, por el coronel de la Policía Carlos Barragán, quien trabajaba en el departamento de inteligencia de esa institución y adelantaba seguimientos a los jefes del Cartel de Cali.
Barragán, considerado aún en la Policía Nacional como uno de los oficiales más importantes de inteligencia, en ese momento lo que hizo fue entregar una grabación que le habían 'chuzado' a los hermanos Rodríguez, gracias al trabajo conjunto que tenía la Policía con la DEA.
El analista John Mario González recuerda incluso que esos 'narcocasetes', que se movieron por el alto gobierno de la época, César Gaviria, no alcanzaron a tener un mayor impacto en la elección, porque se revelaron muy sobre la elección de la segunda vuelta, dos o tres días antes.
El caso del Pacto Histórico
Ese triste episodio de la historia del país pareció revivir 28 años después, casi que en la misma fecha, pero ahora con protagonistas y situaciones distintas, pero teniendo un mismo elemento que les identifica, las revelaciones de cientos de horas de grabaciones en video de reuniones que se han tenido en la campaña del Pacto Histórico.
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Revelados por Semana, Caracol y El Tiempo, el país ha visto ésta nueva forma de 'infiltración', ya no con los viejos casetes de cinta negra magnetofónica, sino en imágenes con audios muy nítidos en grabaciones de reuniones privadas, muchas de las cuales fueron presididas por el propio Gustavo Petro, en compañía de sus asesores y de dirigentes políticos como los senadores Armando Benedetti y Roy Barreras, quienes a pesar que hasta hace poco tiempo no eran de su misma ideología, ahora son fichas clave en su ajedrez político.
Aunque el propio Gustavo Petro asegura que las controvertidas grabaciones no salieron de su campaña y sostiene que “estamos hablando quizás de la actividad de rastreo más grande, incluso más grande que el 'Watergate', que un movimiento político haya sufrido en el continente americano, al menos en la historia contemporánea”, lo cierto, por ahora, es que si bien no hubo configurado un delito con los 'narcocasetes', la campaña del Pacto Histórico si ideó una estrategia para 'acabar' políticamente a contendientes clave de Petro como Sergio Fajardo, Alejandro Gaviria y Federico Gutiérrez.
Para John Mario González, “en la aparente filtración, infiltración o chuzada de la campaña del Pacto Histórico, lo novedoso es que son hechos que transcurren en al menos diez meses, que son horas y horas de grabación, pero que curiosamente en algún sentido le da una buena idea a la gente de cómo se tramita una campaña política”.
'Watergate' colombiano
Conocido el contenido, al parecer parcial, de estos videos hechos al Pacto Histórico, desde allí se empezó a hablar que lo sucedido fue 'watergate', esto con el objetivo de consolidar la idea que el autor de esas grabaciones fue el Gobierno Nacional.
En primer lugar así lo señaló el senador Roy Barreras, el principal protagonista de los videos, porque en la mayoría de ellos es quien más habla sobre la campaña sucia para enfrentar a los otros candidatos.
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Barreras y Petro recordaron uno de los escándalos mundiales más recordados de infiltración política, el Watergate. ¿Pero qué Watergate? Fue una noticia que arrancó como judicial, pero que terminó siendo política, la captura, en 1972 en Estados Unidos de cinco hombres cuando espiaban las oficinas del comité nacional del Partido Demócrata en Washington.
Aunque la noticia parecía un simple registro, los jóvenes periodistas del diario The Washington Post, Bob Woodward y Carl Bernstein, decidieron investigar más allá de lo concluido en ese entonces cuando ocurrió el caso, lo cual conllevó a que cayera el presidente republicano Richard Nixon, tras haber aceptado su participación en esa chuzada.
En Colombia, con lo sucedido al Pacto Histórico, queda claro que les infiltraron las cientos de reuniones, pero será muy difícil identificar si fue un plan creado por el gobierno de Iván Duque, el cual se pronunció por medio de su ministro del Interior, Daniel Palacios: “El candidato Petro, al hacer afirmaciones que el pueblo colombiano luego se da cuenta que carecen de realidad. Ustedes lo vieron hacerle un anuncio al país irresponsable, temerario, que las elecciones se iban a suspender, no se suspendieron, transcurrieron con normalidad. Entonces, hay una tendencia clara de buscar responsabilidades ajenas a infiltraciones internas”.
El hacker en Zuluaga
También recordado en la política colombiana fue el escándalo del hacker Andrés Fernando Sepúlveda, quien alborotó el proceso electoral en mayo de 2014, en plena campaña electoral de la primera vuelta, en donde se jugaba su permanencia por cuatro años más el presidente Juan Manuel Santos, al enfrentar a su principal competidor, el exministro uribista Óscar Iván Zuluaga.
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A menos de un mes de la elección, el 5 de mayo de 2014, un juzgado ordenó la captura de Sepúlveda Ardila, quien era señalado de ser el cerebro de una oficina de interceptaciones ilegales, que tuvo como propósito principal sabotear el proceso de paz que adelantaba Santos con la entonces guerrilla de las Farc.
La tormenta se formó al conocer que Sepúlveda trabajaba en el equipo del candidato Zuluaga. La controversia llegó a su máximo momento cuando se filtró a los medios un video en el cual el hacker, en una reunión, supuestamente, le decía al candidato y a su hijo David Zuluaga, la forma como se afectaría el proceso de paz en busca de favorecer a la campaña.
Zuluaga salió victorioso en la primera vuelta presidencial y pareció mover la campaña reeleccionista de Santos, pero tres semanas después Santos logró su cometido. Entre tanto, con el paso de los años se conoció que si bien Sepúlveda si hackeaba, en el caso del proceso de paz se dio fue un montaje.
“En 2014 lo del hacker en la campaña de Óscar Iván Zuluaga fue un hecho desafortunado que demostraba una infiltración de varias semanas, aunque en un único lugar, es decir la sede del hacker”, recuerda González.
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