En el escenario de la política colombiana, el senador Antonio Sanguino, del Partido Alianza Verde, es uno de los más activos.
Nació en Ocaña y es sociólogo, con especialización y maestría en temas de la función pública. La Opinión lo entrevistó sobre la actual emergencia del coronavirus.
¿Cómo le ha hecho frente a la pandemia del coronavirus?
La he afrontado en casa, en Bogotá, con mi familia, tomando las medidas de cuidado que han promovido el Gobierno Nacional, la alcaldesa Claudia López y los organismos internacionales.
Así no estemos sesionando presencialmente en el Congreso, hemos venido trabajando intensamente con mi equipo de asesores y con la bancada del Partido Alianza Verde en relación a las acciones que se han tomado frente a este estado de emergencia.
¿Cuál es su opinión sobre el manejo de esta emergencia por parte del Gobierno Nacional?
Las medidas presidenciales de emergencia parecieran estar más orientadas a las personas y empresas con obligaciones financieras, que a la población más vulnerable desde el punto de vista de su precario y extremadamente frágil flujo de ingresos.
¿Por qué?
Por ejemplo, con el Decreto 444, el Gobierno Nacional usa en calidad de “préstamo”, recursos que le pertenecen a las entidades territoriales, evidenciándose la instauración de un sistema de corresponsabilidad a la inversa (Robin Hood a la inversa), en el sentido de que las entidades con menor capacidad fiscal para generar recursos propios y con grandes necesidades de gasto público, le prestan forzosamente al Gobierno Nacional. La entidad con mayor capacidad financiera y fiscal para generar recursos por medio de la tributación, entre otros, reitera una vez más la fuerte tendencia centralista que ha regido a la hacienda pública en Colombia.
¿Cree que el Congreso ha acertado en las decisiones tomadas para su funcionamiento legislativo?
El Poder Legislativo ha sido el gran ausente en las discusiones que requiere el país para afrontar la epidemia del COVID-19, evidenciando que este virus no afecta únicamente la economía del país, sino que amenaza con poner en riesgo la democracia y sus instituciones. El Congreso debe estar a la altura de las exigencias del pueblo colombiano.
¿Son suficientes las medidas tomadas para ayudar a la población más afectada?
Debemos atender a la población que más lo necesita y garantizar, por encima de todas las cosas, la salud de los colombianos. Se requieren recursos. Es prioritaria la intervención del Estado para garantizar unos mínimos sociales a todos, sin distinción alguna. Salud, alimentación y vivienda son aspectos básicos en la vida e integridad de las personas, incluyendo a la población migrante que está en nuestro territorio.
¿Qué cree que se debe hacer y no se ha hecho?
La solución debe ser apoyar a los sectores más afectados, atender la salud de la población más vulnerable, pero también buscar activar la economía, porque sumado a estas dos variables mencionadas, hay otro problema. Este es, que la gente debido a las medidas tomadas, completamente necesarias, reduce sus niveles de producción y esto supone que no solamente no van a producir para ellos mismos y el ingreso de sus hogares, sino que la fuerza productiva del país, en su mayoría, se encuentra quieta
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, decidió retirarle el apoyo económico de su nación a la Organización Mundial de la Salud. ¿Cree que tiene razón?
Estados Unidos fue el mayor contribuyente individual al presupuesto bienal 2018-19 de la OMS, que comprende aproximadamente el 15 por ciento del financiamiento total de la organización, representando cerca de 893 millones de dólares, según el sitio web de la OMS. Las contribuciones se dividen en dos tipos: evaluadas, que son efectivamente cuotas de membresía calculadas sobre la riqueza y la población, y voluntarias. Los fondos aportados por Estados Unidos en su mayoría, o alrededor de 656 millones de dólares, son voluntarios. Antes de la pandemia, la administración Trump propuso recortar 65 millones en fondos para la OMS en 2021. Puede verse como una decisión mezquina y que busca encontrar culpables ante la pésima gestión de la crisis por parte del mandatario estadounidense. Sin embargo, es importante revaluar el papel de las organizaciones multilaterales y de los demás países. Una de las propuestas que ha salido, es que China debería asumir gran parte del presupuesto, debido al mal manejo de la pandemia.
Ante la realidad del sistema de salud en Colombia, ¿cuáles correctivos deben hacerse?
La crisis del coronavirus nos abre la posibilidad de reformar nuestro sistema de salud y en especial la oportunidad de saldar la deuda histórica con los profesionales de la salud y el personal hospitalario, quienes en su gran mayoría laboran sin los adecuados implementos de seguridad, necesarios para afrontar esta crisis. Se requieren, en forma urgente, acciones que representen diligencia y responsabilidad. El escenario actual no es de héroes o villanos. Esta situación es de diligencia y que el Gobierno Nacional asuma su responsabilidad con el sector.
¿Qué reflexión le deja la situación que se vive hoy en Colombia?
La COVID-19 traerá consigo unas implicaciones económicas fuertes, principalmente dos o tres: la primera, es que aún con déficit fiscal debemos reorganizar los ingresos corrientes del país; esto, con la intención de invertir en el sector salud, no solamente para mitigar los impactos sino para prevenir que ese coeficiente de contagio se multiplique, y esto solo se hace con prevención.
También, para proteger a la población vulnerable. En segundo lugar, priorizar ayudas a sectores de la economía más afectados por la crisis y buscar formas, sin violar las recomendaciones de la OMS y de las medidas que prevengan el contagio, de aislamiento y prevención. El país más que nunca tendrá que dar discusiones profundas que generen una reforma a la Ley 100 que desde 1993 le ha causado profundos daños a la salud y a la ciudadanía.
¿Ha dimensionado el efecto del coronavirus sobre la economía colombiana y el desarrollo social?
Hacer predicciones no es apropiado, y el rigor académico que se sugiere respetar no permite especulaciones. Sin embargo, hay unas nociones generales que podría ser importante mencionar. Lo primero, es entender que este es un tema complejo que responde a diferentes variables, tanto externas, como a características propias de nuestro ordenamiento económico. Dentro de estas variables externas tenemos principalmente un precio internacional del petróleo por el suelo. Esto desencadena, por supuesto, un proceso de devaluación del peso frente al dólar. Y al ser escaso, su precio aumenta. El segundo corresponde a un fenómeno que se llama recesión económica. Y esto comienza a generar un periodo de estancamiento. Nuestro crecimiento económico se reducirá.
¿También tiene efectos sobre la política?
Claro, porque la agenda pública que se tenía pensada por parte del Gobierno Nacional para este año cambió totalmente. Ahora las discusiones se centran en todas las medidas que se deben tomar frente a la pandemia.
En general, ¿cómo ve la pospandemia?
Se debe tener mucho cuidado de la forma en la que el Estado intervenga y consiga los recursos necesarios para asumir la crisis. No podemos asumir deudas por encima de nuestra capacidad, pero tampoco quedarnos quietos completamente porque no recibiríamos recursos y es peor estando enfermos. Esto supone, entonces, que lo que se ha hecho con apego al Estado de Emergencia, de forma autoritaria y con un poder concentrado, son medidas de corto plazo que no garantizan la salud y una economía sana en Colombia.