Un letrero artesanal con el manuscrito “no hay citas” se sostiene de forma pendular en la parte interna de la reja en la morada de Antonio Guerrero, ubicada en la calle 13 del barrio Divina Pastora, comuna 9 de Cúcuta.
Cada vaivén de la puerta principal le da paso al siguiente paciente, mientras que en la calle, a sol y agua, un numeroso grupo de personas espera burlar la fila para que el ‘doctor’ los vea.
A cualquier hora de día que se llegue a la cuadra donde vive Antonio, se pueden apreciar personas afuera. En muletas, sillas de ruedas, con vendas, exámenes, sobres con fotografías de familiares enfermos y diagnósticos médicos, como podrían encontrarse en el más concurrido centro médico de la ciudad.
Algunos enfermos llegan en carro, o en lujosas camionetas, los bajan cargados y entre varios ayudan en su traslado hasta la sala de espera. En el espacio interior, superando las barreras de la reja hay un montón de sillas dispuestas en hilera, para la gente que logra ingresar.
(*) María Goitia, una sencilla mujer que aguarda en la calle frente la casa, llegó a las 9:00 de la mañana. Es sábado 2 de julio y son las 5:00 de la tarde.
La señora viajó desde el municipio de Gramalote hasta Cúcuta con su esposo, porque tenía cita. Está en terapias para recuperarse de una ‘operación’ de cálculos en los riñones, la tercera cirugía psíquica que le realizan.
Por lo que narra, en esta ocasión no la invade el miedo de las primeras citas, cuando llegó buscando un diagnóstico por un problema de salud en la vejiga. Le pautaron la fecha para operarse y volvió decidida a conocer si era verdad lo que decían, “el señor cura a la gente”, contaban.
Dijo que cuando se acostó en la camilla tenía pánico. Antes de la intervención, el médium le pidió relajarse y confiar en el poder que a través de él obraba. “Me dijo que quien iba a operar no era él, sino el que está allá arriba”.
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Antes de comenzar el proceso, Antonio se inclinó y recitaba una oración que ella no entendía porque “hablaba muy bajito”, recuerda.
La mujer, presa de miedo, intentaba por su cuenta entregarse en un rezo interior al amparo de Dios, pidiendo salir ilesa de aquella pieza, como si una deidad distinta a la suya operara en las entrañas de aquel hombre que hacía cruces sobre su vientre.
Guerrero se dispuso a “cortarla” imaginariamente con el movimiento de sus manos, sin cuchillos, sin guantes, sin agujas, sin anestesia. “Yo sentía que me estaban cortando, como si fuera un filo, después sentía que movían algo por dentro. Era como algo de dolor pero lo podía aguantar”, explica.
La paciente salió de la intervención con un vendaje de adhesivo. Debía volver para que le quitaran los puntos en unos días. Le recetaron pastillas de acetaminofén, unos antibióticos y le pidieron guardar absoluto reposo. El médium le advirtió: “Esta operación es mucho más delicada que una real”, comenta.
Los síntomas que por esos días la aquejaban no volvieron. Ella tampoco regresó al médico. En otra de sus citas, Antonio la sujeto de la cadera y le hizo una contracción al músculo de su pierna derecha para “llevarlo de nuevo a su lugar porque tuve una caída hace años y no caminaba bien”, explica.
Lo que pagó por la primera cirugía psíquica fueron $10.000 que su hijo le dejó al médium como una colaboración por atenderlos a los dos, incluyendo la operación que le hizo a su mamá, porque allí no cobran. Cada quien y a razón de su agradecimiento, puede dejar un pequeño baúl la cantidad que desee, $2 mil, $4 mil, $10 mil.
¿Quién es?
En la calle una señora se sorprende al ver a Antonio “Ahí viene, es él, ahí viene”, dice entre la gente que como el resto espera que la atiendan.
El hombre de mediana estatura, con barba escasa y austera vestimenta, se aproxima a la entrada para recibir al siguiente enfermo. Antonio permite que La Opinión le haga algunas preguntas, pero no una entrevista y es parco en lo que responde.
“Yo no trabajo con ningún Santo”, interrumpe para aclarar que no trabaja con el espíritu del beato venezolano Dr. José Gregorio Hernández. “Yo opero en nombre del poder Divino que viene de Dios”, afirma mientras eleva su dedo índice, apuntando hacia el cielo.
El hombre, que podría tener unos 60 años de edad, cuenta que tiene un don que recibió cuando era niño. No ofrece mayores detalles acerca de esa gracia que profesa y no hay tiempo para explicarlo, porque los pacientes en la fila comienzan a impacientarse.
Venden citas
“Aquí viene mucha gente a pedir cita, pero reparten solo 1.500 números para el mes. Ahora pusieron ese letrero en la puerta y no avisan cuando reparten los fichos, porque venía gente malintencionada que agarraba número y los vendían en $200 mil y $250mil pesos", dice una señora para darle un poco de resignación a otra mujer que intenta pedir información de cuándo es la nueva jornada.
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A la señora no le gusta mucho la respuesta e insiste con el argumento de que viene desde Barrancabermeja y que urge que la atienda. No tiene éxito porque ya por ese día no verán a nadie más.
Según comentaron, el primer viernes de cada mes, el médium hace exorcismos, en los casos en que fuera necesario.
Más testimonios
(*) Reinel Acosta estaba acompañando a su sobrino. El médium le practicó una operación psíquica de la tiroides.
El paciente llegó en esta ocasión con una venda en el cuello porque le iban a retirar los puntos. “Lo que dice él es que si siente como le abren, como cuando a uno lo están cortando de verdad y dice que sentía como si le estuvieron tocando por allá adentro”, comentó el tío.
(*) Miguel Guzmán, otro creyente, afirma que tenía 30 años sufriendo de la columna. “Él me operó ya seis veces y gracias a eso me curé, yo no podía ni sentarme”, asegura.
(*) Margarita Torres, quien acude por primera vez, espera afuera, y afirma se quedará un poco más. Llegó a las 8:00 de la mañana, pero no tenía cita. Ella llevó a su hija, de 17 años, para que la vieran porque tiene líquido en los pulmones.
Margarita se muestra un poco escéptica y pregunta a otras acudientes si aquellas serán “cosas de Dios”.
“Ella (su hija) dice que yo la traje para acá a venderle el alma al diablo porque qué tal que le saquen el espíritu. Eso ¿será cierto?, cierto que no”, pregunta.
La preparación
En la casa de Antonio además de los pacientes, se encuentra su equipo de trabajo. Son sus hijos, nueras, su esposa y algunos amigos de la casa que le colaboran.
Algunos se turnan para abrir la reja que permanece con una cadena y un candado. También está la que reparte las citas, la que da los masajes o realizar las terapias, la que hace el tinto.
Lo que dicen es que lo único que el médium consume durante el día entero es café. No ingiere alimento porque dicen que es una condición para aceptar a la deidad que lo utiliza como curandero.
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“Está muy flaco y acabado. Cuando llegó hace cuatro años al barrio era delgado y corpulento”, dijo una vecina que fue a que le recetaran unas hierbas.
Este hombre también da consejos para el amor, cura mal de ojos, reza perros.
A su consulta llega gente de Santa Marta, de Chitagá, de Bucaramanga, entre muchas más.
Algunos lo hacen con temor, otros con duda, la mayoría con fe, una fuerza indestructible que tiene la capacidad de hacer prodigios.
‘Los milagros son gratis’
Monseñor José Libardo Garcés Monsalve, obispo de la Diócesis de Cúcuta, considera que hay mucha estafa en torno a la espiritualidad en la ciudad, donde se manipulan a las personas para venderles un milagro, cuando “los milagros son gratis”.
Explicó que cuando existe una separación entre cualquier ente y la Iglesia, no puede tratarse de ninguna obra de Dios porque donde hay división no está el Espíritu Santo y lo que operan son ‘fuerzas diabólicas’.
“Nosotros le decimos a las personas es que tengan mucho cuidado, porque no reconocemos eso como una intervención mágica”, expresó.
Para monseñor los carismas de la Iglesia están al servicio de la comunidad y aclara que la garantía para su validez es que se vivan en comunión. “Cuando hay un lucro económico eso no es de Dios”, sentenció.
Cita algunos ejemplos de personas que han tenido experiencias religiosas, elevados algunos a los altares de la Iglesia Católica como Santos, donde no hubo mercantilismo.
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Aunque no puede desconocer la obra milagrosa de Dios a través de alguna persona, recuerda que Dios es siempre el autor y que cuando una persona se atribuye estas obras deja de estar Dios al centro.
Además de su vida como ministro de la Iglesia es psicólogo y recuerda que muchos procesos mentales estimulan los procesos de curación.
“La actitud mental con la que va el paciente también ayuda en la recuperación porque somos una unidad. A veces hay mucha sugestión positiva para curarse que obraría cualquier milagro”, finalizó.
‘No es de Dios’
Gerly Álvarez, pastora de la Iglesia Cristiana Cuadrangular de Comuneros, considera que detrás de estos eventos existe una influencia que para ella provienen del mal. “Nosotros ni creemos ni apoyamos esas tales prácticas”, dijo.
La líder cristiana asegura que aunque se alcance algún prodigio por la intervención de algún médium, es algo que “le traerá consecuencias, porque de momento puede decir que está sana, pero más adelante pagará de alguna manera porque son cosas que no vienen de Dios”, aseguró.
(*) Nombres cambiados por petición.
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