Se tiene previsto que el próximo 21 de julio los estudiantes de Cúcuta y demás municipios de Norte de Santander regresen a clases presenciales, sin embargo, este anuncio ha generado una gran polémica, especialmente entre padres de familia que se niegan rotundamente en enviar a sus hijos a la presencialidad en medio del tercer pico de la pandemia por la COVID-19.
Con el objetivo de dar respuestas claras y llegar a toda la comunidad educativa, la secretaria de Educación de Cúcuta, Jessica Ramírez informó que el regreso a las aulas de clase de manera presencial no será obligatorio.
“Las familias y los acudientes deben tener claro que no hay una obligatoriedad. Por ningún motivo los estudiantes van a dejar de tener la prestación del servicio educativo y eso es un tema de ultra importancia, porque decidan o no volver, todas las instituciones educativas y todos los que estamos comprometidos con el sector educativo debemos garantizar que los estudiantes sigan permaneciendo en la escuela”, detalló la funcionaria.
Ramírez aseguró que, aunque entiende el temor que viven algunos padres de familia en medio de la pandemia, la ciudad también ha vivido una “crisis del aprendizaje”, poniendo como ejemplo que, el año pasado, 14 colegios desmejoraron en su categoría de Pruebas Saber, situación que preocupa a todo el sector educativo.
Por lo que considera importante que los niños y jóvenes regresen a las aulas, no solo porque es un lugar seguro de aprendizaje donde el estudiante puede conectar y retroalimentar sus conocimientos, sino también porque es la oportunidad para que los padres de familia les enseñen a sus hijos a cómo cuidarse y proteger a quienes los rodean.
Protocolos
Como lo estipula la Directiva 05 del Ministerio de Educación Nacional, las instituciones educativas deberán cumplir unos protocolos de bioseguridad como la definición de aforos según el distanciamiento físico de un metro, condiciones de ventilación en los salones, la disposición y el uso de los elementos estratégicamente dados para el lavado e higienización de manos y un buen proceso de limpieza y desinfección de todos los espacios.
Las excepciones para no regresar a la presencialidad serán porque: el aula de clase no permita mantener el distanciamiento físico de un metro, si por razones de salud del estudiante con ocasión de la pandemia, la familia manifieste imposibilidad para el retorno a las clases presenciales por el tiempo estrictamente requerido o si la entidad territorial o la institución educativa afrontan una situación epidemiológica que amerite la suspensión temporal y provisional de las actividades académicas presenciales.
La secretaria explicó que, en caso de que algún estudiante llegara a contagiarse, en cada institución educativa debe existir un área de aislamiento a donde el menor será llevado, para posteriormente informar a las secretarías de Salud y Educación sobre la situación e iniciar la ruta de atención que corresponda.
Ramírez manifestó que más de 10.500 millones de pesos serán invertidos para adecuar la infraestructura física de 74 instituciones educativas.
Está por definirse cuál será la frecuencia y el modelo pedagógico en cada institución, ya que aún no se sabe cuántos estudiantes regresarán a la presencialidad.
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