Inicia el año y con él los propósitos de las personas que están encaminados a diferentes objetivos, uno de ellos el relacionado con la vivienda. Según Fedelonjas, son cerca de 17 millones los colombianos que viven en arriendo, es decir, más del 30% de la población del país, razón por la que Home Capital Outlet incentiva a generar riqueza en patrimonio para este 2023.
Y la razón es muy sencilla, siempre es un buen año para invertir en vivienda, incluso en momentos de una inflación alta porque es el único activo que no tiende a desvalorizarse, razón por la que, a largo plazo, se considera un activo refugio o un activo que genere renta contra la inflación y resguarda el patrimonio.
En promedio una persona, en estratos 2 y 3, puede gastar en un arriendo en Bogotá alrededor de $1.450.000 por mes, en Medellín $1.300.000, en Barranquilla $1.200.000 y en Cúcuta entre $800.000 y $1.000.000.
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“Y aunque los costos varían según especificaciones del inmueble, es demasiado el dinero que se va en los arriendos, el cual podría valorizarse en una vivienda propia con un crecimiento patrimonial y, lo mejor, es que se logra apalancándose del dinero que los bancos financian. Así cambiamos la mentalidad de malgastar por la cultura de ahorro e inversión. Creo que desde la academia y la niñez deberíamos hablar de educación financiera”, afirma Felipe Echavarría, Gerente Comercial y Operaciones de Home Capital Outlet de Vivienda.
Puede suponerse que los altos costos de los inmuebles pueden ser la razón por la que los colombianos no invierten en vivienda, pero curiosamente, según datos de Home Capital Outlet, el rango de precios de propiedades que más se vende va desde $80 millones hasta $150, que corresponde a la vivienda VIS de estratos 2 y 3, inversión asequible para comenzar a consolidar patrimonio. Este rango de precios incluye viviendas en un barrio medio-bajo en Bogotá, Medellín, Cali y Barranquilla. En las ciudades más pequeñas, como Cúcuta, el rango de precios puede oscilar entre los $60 hasta los $100 millones de pesos.
“Quienes trabajamos en esta industria debemos procurar campañas de conciencia de inversión, de ahorro. Es claro que, en su mayoría, quienes optan por arriendo y no por compra, lo hacen porque no les alcanza, no porque no quieren, pero es nuestra responsabilidad crear alternativas para cada necesidad y trabajar por ese acceso a la vivienda con propuestas por debajo del precio comercial y, sobre todo, con opciones de financiación incluidas, justo en esto estamos trabajando, para que las familias aparte de encontrar casas con ahorros, les gestionamos el crédito que se ajuste a sus necesidades.”, comenta el ejecutivo.
Dos retos principales
Justamente son esos los dos retos que imposibilitan a las personas para comprar su casa propia:
1. Cultura del Ahorro: para comprar vivienda, una persona tiene que contar con un porcentaje de recursos propios que, por lo general, debe ser mínimo de un 20 a un 30%, pero es difícil que una familia consolide el hábito de ahorrar dicha cantidad de recursos para acceder a la compra.
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2. Acceso al crédito: si una familia logra tener el porcentaje de recursos propios, pero no tiene un buen historial crediticio, no será sujeto de crédito y no podrá comprar.
Dos vías para cerrar la brecha de las personas que no están bancarizadas
Uno de los factores determinantes que implica la compra de vivienda, es el acceso a crédito hipotecario, y estas son las salidas:
1. Cultura de ahorro: vuelve y juega, necesitamos una cultura del ahorro. Es indispensable que cada familia pueda aportar su parte correspondiente a recursos propios, pero esto se consigue a lo largo de meses, o incluso años.
2. Inclusión financiera: debemos asegurar el acceso y uso responsable del crédito bancarizado y formal de las familias colombianas. Es una realidad que algunas personas pueden sentir que se les cierran las puertas para adquirir experiencia crediticia, factor indispensable para acceder a créditos de vivienda.
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Esto, a su vez, abre las puertas a la informalidad y las familias tienen que pagar tasas inmensamente superiores a las de usura, como sucede con los "gota a gota" o "paga diario". Ante esta problemática, la startup, aparte de garantizar viviendas con descuento, también ofrece soluciones financieras gestionando el crédito a la medida de las personas.
Pero, ¿realmente cómo plasmar en un ejemplo el beneficio de la casa propia vs. el arriendo?
Aquí se puede hacer un ejercicio sencillo, ya que, si comparamos el hecho de pagar arriendo contra pagar una cuota de un crédito, el 100% del valor del arriendo es un gasto, y la familia no construye patrimonio. Lo contrario sucede con el pago de una cuota que, aunque puede ser superior mes a mes que el pago de un arriendo, parte de esa cuota va pagando gradualmente el capital del crédito, y al cierre de los 20 años que puede durar el crédito, la familia no solo será dueña del 100% del precio que pagó por dicha vivienda 20 años atrás, sino también del 100% de su valorización durante 20 años.
“Ahora bien, si llevamos esto a un ejemplo práctico en dinero, con un supuesto de valorización constante y conservador del 5% anual, una vivienda que se compra el 1 de enero del 2023 en 100 millones de pesos podría venderse por encima de los 250 millones de pesos en 20 años. Como resultado podría concluirse que la familia que pagó arriendo durante ese tiempo, al final tendría un patrimonio de cero costo, mientras que la familia que decidió comprar vivienda, en esos mismos 20 años, tendría cero deudas y un patrimonio de 250 millones de pesos. Este es un ejemplo sencillo que transmite lo que nos enseñaron los abuelos: tener casa no es riqueza, pero no tenerla sí es pobreza", concluye Felipe Echavarría.
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