En los últimos años, las máquinas de belleza están empezando a ser algo tan normal como ir a la peluquería. Aunque lo interesante de estas tecnologías es que consiguen resultados sin recurrir a tratamientos invasivos, es decir, sin pasar por un quirófano logran eliminar grasa, suprimir manchas de la piel, eliminar el vello definitivamente, entre otros.
Sin embargo, hay factores externos que a largo plazo pueden perjudicar el organismo humano, en especial a la piel, el órgano que cubre toda la superficie corporal del cuerpo.
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A través de diferentes estudios científicos, se han identificado múltiples situaciones que derivan de los malos procedimientos y falta de conocimiento del personal que realiza estas prácticas y de igual forma que el uso prolongado de los aparatos estéticos y sus componentes pueden causar daños a nivel físico: en el caso de láser, quemaduras; en los equipos de ultrasonidos focalizados, cataratas o paralización de nervios faciales y en los tratamientos con punción, infecciones o alergia, pero hay uno en especial que tiene pensando a más de un amante de la belleza, el uso de máquinas podría aumentar el riesgo de padecer cáncer.
Así lo detalla una investigación publicada por la revista Nature el pasado mes de enero, en donde detalla sobre este riesgo derivado del uso repetitivo de las lámparas de rayos ultravioletas (UV) y la radiación que afectaría directamente al organismo, no solo capaz de envejecer en profundidad el tejido cutáneo sino también de promover el desarrollo de células cancerosas.
La investigación que se adelantó en Estados Unidos en la Universidad de California en San Diego, observó cómo se ven afectadas bajo la luz de estas lámparas tres tipos de células: queratinocitos (células de la epidermis), fibroblastos (células que contribuyen a la creación de tejidos) y fibroblastos (células que contribuye a la formación de tejido conectivo).
El artículo alertaría que estos aparatos causan daños en el ADN de varias líneas celulares y favorecerían la aparición de mutaciones en las células “una sesión de 20 minutos bajo estas lámparas provoca la muerte de entre el 20 y el 30 por ciento de las células y causaban mutación del ADN de las mitocondrias, cambios que se asemejan a los que presenta el cáncer de piel en humanos”, detalla el documento.
Según explica David Castillo Molina, dermatólogo registrado en la plataforma DoctorAkí, la radiación de rayos UV ayuda a la síntesis de la vitamina D, pero puede ser dañina si se expone a grandes cantidades. Entre los daños que pueden provocar se incluyen las arrugas, inmunosupresión, manchas y pérdida de elasticidad.
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De igual forma, Castillo relata que la radiación ultravioleta se emite principalmente por el sol, pero existen otros mecanismos como las lámparas de secado para las uñas en el manicure, las cámaras de bronceado y el uso de lámparas fluorescentes, responsables de generar este tipo de rayos que pueden afectar la salud.
En cualquier centro estético que tenga una máquina de rayos ultravioleta A (UVA), ultravioleta B (UVB) y ultravioleta C (UVC), se debe informar sobre los beneficios, posibles riesgos, tiempo límite de exposición y periodicidad y, sobre todo, si según su fototipo de piel es apto o no.
“Aunque todas las personas que se sometan a este tipo de técnicas de belleza corren el riesgo de estar expuestos a esta radiación, existen unas pieles que pueden sufrir a mayor medida de estos efectos, en especial los fototipo I y II, es decir rasgos físicos como pelo claro, ojos azules o verdes, con lupus eritematoso, vitíligo, xeroderma pigmentoso, con antecedente familiar de cáncer de piel y que se manchen fácil la piel”, mencionó el experto.
Norte de Santander
Según datos de la Liga Colombiana contra el Cáncer y cifras suministradas por las Cuentas de Alto Costo del Ministerio de Salud en 2021, Colombia registró una tasa de casos nuevos de 0,74 por cada 100.000 habitantes, precisando que los departamentos que superan este dato nacional son Antioquia, Risaralda, Bogotá y Tolima.
En el caso de Norte de Santander se tiene un indicador de 0,7 pacientes, a pesar de estar por debajo de la media nacional, se refleja las falencias derivadas de un diagnóstico no oportuno y las ausencias de actividades preventivas en los ciudadanos.
Frente a este panorama se evidenció un incremento del 20% en el número de nuevos casos de cáncer de piel, convirtiéndose en el tipo de cáncer más frecuente en el país.
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Para Álvaro Arévalo Durán, dermatólogo de la Universidad de Costa Rica y presidente de la Asociación Colombiana de Dermatología, capítulo Norte de Santander, existen múltiples situaciones en las cuales se está expuesto a la radiación, pues mientras exista una luz visible siempre habrá un impacto negativo.
“En general, las actividades al aire libre o el contacto con ciertos aparatos serían los responsables de emanar cantidades importantes de rayos UV. Las pantallas del computador, el televisor, las lámparas de luz blanca, son algunos ejemplos de uso diario”, señaló Arévalo.
El profesional en el cuidado de la piel resaltó que uno de los métodos de prevención que se pueden implementar desde casa es el autoexamen, el cual se realiza por medio de la vista y el tacto, recomendado practicarlo por mínimo, una vez al mes.
Hábitos de prevención
La plataforma DoctorAkí, que conecta con médicos especialistas en diferentes aéreas médicas, destaca que también existen hábitos de prevención que permiten el desarrollo de las actividades al aire libre, tomando las medidas especiales para las mismas:
- Permanecer en la sombra, especialmente desde las 9:00 a.m. hasta las 3:00 p.m., horas donde se registra la mayor cantidad de radiación causada por el sol.
- Usar ropa que cubra los brazos y piernas con fibras sintéticas y semisintéticas como el poliéster o el rayón que son las mejores opciones para la protección solar, al igual que las telas densas, pesadas y de tejido tupido como la lana, la mezclilla o la pana.
- Usar sombreros de ala ancha para protegerse la cara, la cabeza, las orejas y el cuello.
- Usar anteojos de sol envolventes que bloqueen los rayos UVA y UVB.
- Elegir el tipo correcto de protector solar con factor de protección solar superior a 30.
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¿Qué dice la ciencia?
La Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer de la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha clasificado las camas bronceadoras y las lámparas de rayos ultravioleta en la primera categoría de riesgo de cáncer, el grupo 1 de carcinogénicos para humanos.
Los expertos señalan por medio de la revista The Lancet Oncology que el riesgo de melanoma de piel aumenta en un 75% cuando el uso de estos dispositivos comienza antes de los 30 años de edad.
Hasta el 2009, el uso de estas máquinas de salud estética estaba clasificado en el grupo 2A como “probablemente carcinogénicos para humanos”.
En ese mismo año, la radiación ultravioleta también fue incluida en este grupo de riesgo.
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