La variabilidad climática es una realidad y el departamento se prepara para hacerle frente con actividades que aún están en ejecución y compromisos que deben acelerarse, en especial porque el año 2017 se inició con eventos climáticos inusuales e inesperados.
Lluvias constantes, temperaturas en Cúcuta de hasta 16 grados centígrados y deslizamientos, han marcado estos días, caracterizados por una variabilidad tan extraña que hasta las autoridades de la región están desconcertadas.
Aunque para el Consejo municipal de gestión del riesgo de Cúcuta esta situación es temporal, se reconoce que no es normal.
Según el Ideam, la temporada fría en Cúcuta corresponde a una helada pasajera que cesaría en un par de semanas, “e incluso podría ser beneficiosa para el municipio, pues ha representado una estabilización de los afluentes hídricos”, señaló el titular del Consejo, Félix Muñoz.
Sin embargo, el principal temor al afrontar esta temporada “es que nos vemos atendiendo la saturación de suelos y deslizamientos, en terrenos que son altamente vulnerables en un 70 por ciento de la ciudad”, agregó Muñoz.
En el resto del departamento el panorama no es más favorable, y las lluvias han afectado principalmente los deteriorados corredores viales del Catatumbo, con afectaciones que superan el 40 % en las carreteras secundarias y terciarias, particularmente en Hacarí, El Tarra y San Calixto, según calculan los mandatarios de estas zonas.
En solo un año, para el Consejo departamental de gestión del riesgo la transformación del clima fue radical.
Para enero de 2016, municipios como Tibú, Convención, Pamplona y Chinácota luchaban contra incendios forestales que dejaron más de 1.500 hectáreas destruidas, pero en la misma temporada de este año los fuertes aguaceros son los protagonistas de las emergencias.
Sin embargo, en cuanto pase el fenómeno de lluvias en la región seguirá, de acuerdo con los pronósticos del Ideam, una severa temporada de sequía para la cual el departamento se está preparando.
Actividades en marcha
Las entidades competentes para el alistamiento: Corponor, la Gobernación y las alcaldías, tienen como misión para el cuatrienio consolidar una política de cambio climático, enfocada a la integración ambiental y territorial.
El primer paso es la actualización de los planes y esquemas de ordenamiento territorial, en los que trabaja Planeación departamental, con estrategias de gestión del riesgo y la identificación de cambios en los territorios.
Corponor tiene una política que reconoce el cambio climático en todo el departamento, y se basa en la tecnología para blindar zonas vulnerables.
Es así como está en funcionamiento el sistema de alertas tempranas para las cuencas de los ríos Zulia y Pamplonita contra fenómenos de variabilidad climática, para cuyo uso se capacita a la comunidad en la lectura y uso de instrumentos meteorológicos, eventos extremos de clima y cambio climático.
Además, en el periodo 2011-2015 se dio una preparación inicial con obras de mitigación en las cuencas del Pamplonita, Zulia, Tejo, Río Tibú y mitigación en zonas inundables.
Las tareas
De parte de la Gobernación, se trabaja en la elaboración de un mapa de riesgo, sin el cual será imposible tomar decisiones.
El plan de desarrollo del departamento reconoce que Norte de Santander requiere mejorar su banco de maquinaria, la implementación de nuevos sistemas de alertas tempranas, más la creación de la red de Información Departamental para la Gestión del Riesgo.
En materia de infraestructura, continúa la creación de reservorios para las épocas de sequía, de los cuales se han construido 400 en Chitagá, Silos, Cácota, Pamplonita, Durania, Chinácota, San Cayetano, Los Patios, Ábrego, La Playa y Ocaña.
Según datos del Departamento Nacional de Planeación y la Gobernación, los impactos del cambio climático serán más drásticos pues se pronostican escenarios en los que Norte de Santander disminuiría en más del 50% su producción actual de forrajes, para el año 2100, pero se teme que el ritmo tienda a acelerarse.
Debilidades
Uno de los principales problemas para alcanzar las metas es el cumplimiento de los tiempos y las normas, situaciones que reconocen las mismas entidades.
Por ejemplo, el Ministerio de Ambiente tiene estipulado desde noviembre de 2013 la creación de los nodos regionales de cambio climático, pero solo hasta el año anterior se firmó en Bucaramanga un acta de intención de conformación del Nodo Regional Norandino, del cual forman parte Norte de Santander y Santander.
Este nodo tiene como objetivos desarrollar políticas, planes, estrategias y proyectos que permitan el desarrollo del territorio, teniendo en cuenta las variables del cambio climático, así como reducir la vulnerabilidad de cada localidad; pero pasados dos años la estrategia no comienza.
De otro lado, aunque de parte de la secretaría de Vivienda y Medio Ambiente del departamento ya se presentó el proyecto: Plan Integral del Cambio Climático para Norte de Santander, el rendimiento de la dependencia no ha sido el esperado, dado que siendo la cartera de protección ambiental solo tuvo un 62.5 por ciento de cumplimiento de metas en 2016.
Así mismo, se deben atender oportunamente calamidades como pérdidas de viviendas, deterioro de la calidad de vida, desempleo, desplazamiento, y la modificación de prácticas culturales que perjudican el medio ambiente, tales como la tala de bosques, la contaminación de las aguas, y las quemas para preparación del suelo.