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En La Gabarra florece modelo agroforestal impulsado por Corponor
La autoridad ambiental hizo entrega de equipos para el mantenimiento de las 25 parcelas administradas por igual número de familias campesinas, lo que garantiza el desarrollo del proyecto modelo.
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Martes, 17 de Diciembre de 2024

Las 25 familias campesinas del corregimiento de La Gabarra, jurisdicción rural del municipio de Tibú, que hacen parte de un ambicioso proyecto agroforestal y diverso de cultivos de cacao, plátano y árboles maderables de la especie abarco, empiezan a consolidar los frutos de su esfuerzo.

La iniciativa, liderada por la Corporación Autónoma Regional para la Frontera Nororiental (Corponor), y apoyada en su primera fase por el Ministerio de Medio Ambiente, es catalogada un modelo en el país por las características y las zonas en las que se implementa.

Las familias hacen parte de la Asociación de Cacaoteros del Catatumbo, al tiempo que cultivan, producen alimentos para su subsistencia y aportan acciones de restauración ecológica.

Este proyecto, impulsado a finales de 2023 en diferentes veredas de la Gabarra, hace parte de la implementación del plan de zonificación ambiental participativo, objeto del punto 1.1.10 del acuerdo final de paz.


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Carlos Sanmiguel Soto, profesional de la Subdirección de Recursos Naturales de Corponor, explicó que el proyecto se ejecutó en virtud del Convenio Interadministrativo 1036 de 2023, que buscó el establecimiento de 25 parcelas de 1 hectárea cada una, en las que se implementaron proyectos productivos alternativos y sostenibles con las comunidades de La Gabarra.

Cada una de estas familias suscribió con Corponor un acuerdo de conservación mediante el cual se comprometen a promover acciones de protección y conservación a las diferentes áreas de especial significancia ambiental en sus comunidades con el fin de evitar acciones que degraden los ecosistemas en cada una de sus fincas y en las comunidades donde habitan.

Al cumplirse la primera fase al término del primer semestre del presente año, se llevó a cabo la siembra del modelo silvo-forestal: Cacao, plátano y árboles de abarco, especie en vía de extinción.

Cada parcela tiene mil árboles de cacao, mil plátanos y 160 árboles de abarco.

Los cultivos ya empiezan a coger forma en las 25 parcelas de La Gabarra/Foto cortesía La Opinión

“Por un lado se está aprovechando la experiencia cacaotera de la comunidad y por el otro lado se está brindando un aporte temprano a la economía campesina de La Gabarra”, dijo Sanmiguel Soto.

El directivo precisó que un componente a destacar de la siembra de abarcos es dirigida a consolidar un semillero que permita perpetuar esta especie en vía de extinción.

En el segundo semestre se inició el primer mantenimiento de las 25 parcelas  y dos más están garantizados para el próximo año.

Sanmiguel explicó que el mantenimiento consiste en resiembra y a identificar cuáles fueron y por qué los índices de mortalidad de las especies sembradas, para reemplazarlas y con ello conseguir su estabilidad. También se hace la limpieza de la maleza que haya aparecido en la parcela y la refertilización órganica.


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Como un estímulo a las familias para la implementación de los mantenimientos de las parcelas, Corponor entregó a cada una de las 25 familias una guadañadora.

“La entrega de 25 guadañas a las familias beneficiarias del proyecto, reafirma el compromiso de Corponor para ejecutar acciones en el territorio, trabajando de la mano con las comunidades por un Norte de Santander más verde, sostenible y en paz con la naturaleza. Este proyecto, que sigue avanzando, fortalece la producción agroforestal y la restauración ecológica, al tiempo que representa esperanza, la recuperación de nuestros ecosistemas y el impulso a la economía local”, señaló Humberto Camacho, director general de Corponor.


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Así como las plantas sembradas crecen en el Catatumbo, los sueños de Blanca Yaneth Albarracín, en la vereda Los Cuervos, empiezan a materializarse. “Los cultivos de cacao y plátano representan un nuevo comienzo, son la esperanza de un futuro para mis hijos”.

Este proyecto y el impacto que ha tenido en voz de las comunidades, no solo está transformando la tierra, sino también las vidas de quienes la trabajan, sembrando alimentos y dando pasos firmes a un futuro de paz y sostenibilidad para sus familias y el entorno.


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