Para 1964, en Villa del Rosario, comenzó la masiva población en unos terrenos inhabitados en ese sector, de un vasto grupo de personas provenientes de otro municipio en Norte de Santander.
Estas personas aprovecharon para construir sus propias viviendas con el sudor de su frente alrededor de unas nacientes de agua en la parte alta de estos terrenos, para no lidiar con la zozobra de trasladarse hacia otros lugares para obtener el preciado líquido.
El sector, que hasta el momento no tenía un nombre, fue bautizado como ‘Gramalote’, pues de ese municipio, ubicado en la zona céntrica de Norte de Santander, llegaron los primeros invasores.
Poco a poco, al sector llegaron personas provenientes de Bucaramanga, Capitanejo, Ocaña, Málaga entre otros, quienes fueron importantes para el desarrollo de este barrio en Villa del Rosario.
De acuerdo a lo expresado por Carlos Luis Acosta Méndez, habitante de Gramalote durante toda su vida, en el barrio hubo grandes líderes comunales que hicieron algunas obras en aras de embellecer al sector, como Pedro Miguel Marín.
“Marín y otro señor de apellido Hernández, aportaron para que Gramalote se convirtiera en uno de los puntos más comerciales en todo Villa del Rosario, entre otros aspectos”, indicó Acosta.
Tras la construcción hace unos años del ‘Complejo deportivo barrio Gramalote’, el sector se convirtió en uno de los pilares deportivos en el municipio histórico, durante la administración de Pepe Ruiz.
La llegada de este polideportivo, el cual está equipado con graderías, un patinadero, una cancha entechada multifuncional, otra cancha sintética y un gimnasio biosaludable, supuso un antes y un después en el deporte para este y otros barrios aledaños.
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Son muchas las academias que utilizan este escenario, con el objetivo de formar deportistas y alejarlos de los diferentes vicios; por ello, visitar en las tardes este centro de formación deportiva es notar la presencia de jóvenes que en un futuro darán de qué hablar, señaló un residente.
Lo que no hay se inventa
Uno de los rasgos más característicos de Gramalote es el parque San Antonio, pues ante la falta de una iglesia católica, el sector tuvo una remodelación donde se acondicionó una especie de capilla, para que la comunidad desarrollara sus actividades católicas.
La remodelación estuvo a cargo de la Gobernación de Norte de Santander, en articulación con Alfredo de los Reyes Barrios, presidente de junta de ese entonces, y sobre el escenario también hay un paradero de taxis, por lo tanto los conductores vigilan el parque y evitan que lleguen personas extrañas al mismo.
Además de la inseguridad, otro gran inconveniente presentado en las inmediaciones de Gramalote, es el gran índice de accidentes de tránsito que ocurre en las vías del barrio, pese al buen estado de la capa asfáltica, un problema con opiniones divididas y varias aristas.
El primero de ellas, según la comunidad, es la falta de señalizaciones de tránsito, que de alguna forma impiden los siniestros viales, “pero de eso no hay aquí en Gramalote”, destacó un habitante.
Una de las estrategias de la Alcaldía de Villa del Rosario para mitigar la accidentalidad vial, en palabras de un habitante, fue instalar unos reductores de velocidad, pero se siguieron presentando estos sucesos.
También está la falta de conciencia vial de parte de algunos residentes, que andan a altas velocidades en sus vehículos, lo que los hace perder el control de los mimos instantes previos a los incidentes.
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Por ende, ya se volvió en toda una costumbre para la comunidad de Gramalote ver estos hechos a cualquier hora del día, un problema que lamentablemente no ha sido atendido como debería.
Foco de contaminación
En los límites del barrio con su similar de El Páramo, hay un problema de contaminación la cual ha afectado a los vecinos aledaños por más de dos décadas, pero -según ellos mismos-, las autoridades correspondientes no se han hecho cargo de la situación.
Se trata de un canal de aguas lluvias que divide a Gramalote de El Páramo, pues el lugar se convirtió en un foco de contaminación y de enfermedades, debido a la falta de canalización de ese sitio.
“El canal lleva unos 20 años dándonos problemas, y seguramente tardarán otros 20 en solucionar esta problemática”, comentó Carlos Luis Acosta, refiriéndose a esta emergencia sanitaria.
De acuerdo a un habitante, se han presentado algunos casos de dengue en los niños, hecho que agudiza la problemática, pero aunque las viviendas próximas al canal son fumigadas con frecuencia, la comunidad solicita una intervención en el lugar.
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