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Jóvenes rurales emprenden en el campo una vida de paz
El programa 'Jóvenes Rurales construyendo Caminos de Paz y Emprendimiento' comenzó en 2009 y ha vinculado a más de 150 chicos.
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Keila Vilchez
Keila Vílchez B.
Sábado, 31 de Marzo de 2018

“'Jóvenes Rurales' ha significado para mí: crecimiento personal, familiar y empresarial. Este es un programa que te brinda desarrollo en el campo. Hoy estoy trabajando en el área pecuaria, con aves menores (pollos de engorde), y gracias a que he puesto en práctica las orientaciones del técnico, lo aprendido en el programa, mi voluntad y la ayuda de mis padres, todo ha sido un éxito”. Esta es la experiencia de María Agripina Peñaranda, de 21 años, en Villa Caro, uno de los nueve municipios de Norte de Santander donde se implementa el programa 'Jóvenes Rurales Construyendo Caminos de Paz y Emprendimiento'.

Hace 11 meses ella entró en el programa para fortalecer sus capacidades y potencialidades, promover en ella el arraigo por la tierra, y que sea capaz de generar el cambio tanto en ella como en su entorno, y así ser una emprendedora desde el campo y por el campo.

'Jóvenes Rurales' es una iniciativa de Consornoc, nacida en 2009, en alianza con ISA e Intercolombia. En ella se han involucrado a más de 150 jóvenes, empoderándolos en sus propias actitudes, destrezas y habilidades.

En la primera fase de la experiencia se logró organizar a grupos juveniles en Toledo, Bochalema, Chinácota y Labateca; luego, desde el 2013 se amplió a los municipios de Cácota, Pamplonita y Silos, asociando nuevos jóvenes en 2016 en Toledo y Labateca, así como en los municipios de Villa Caro y Ábrego en donde se desarrolla actualmente.

Peñaranda es una de las más nuevas en el programa, pero su proyecto de vida lo tiene claro: “Quiero buscar nuevas técnicas de alimentación, para brindarle confiabilidad al consumidor y a la vez reducir costos, es decir, donde yo pueda preparar el alimento con productos autóctonos de nuestra región como son el maíz y el chocheco”, dijo.

“Mi ideal es graduarme de ingeniero ambiental y emprender mi negocio de la mano con el campo. Soy campesina y con mucho honor, quiero producir productos de mi municipio y aprovechar sus riquezas”, precisó.

Rolando Delgado Villamizar, de Toledo, es beneficiario de la primera experiencia aplicada en 2009. Se emociona contando cómo ha sido su experiencia a la fecha, porque luego de nueve años, pasó de ser joven emprendedor a ser preparador. Ahora ayuda con la asistencia técnica a los nuevos participantes.

“Por 'Jóvenes Rurales' he tenido la oportunidad de cambiar la visión de muchos jóvenes de salir adelante… He trabajado en Toledo, Labateca, Chinácota, prestándoles asistencia técnica a los participantes, pero en el proceso me ha tocado dar consejos tanto a ellos como a sus familias, porque estas son involucradas en la formación también”, explicó. 

Ya Delgado vio los frutos del programa en él mismo, pero también ha tenido la dicha de observarlos en otros. “He visto a jóvenes que iniciaron y ya son emprendedores del campo, independientes. Han estudiado carreras con énfasis en el campo, y ahora tienen otro punto de vista de nuestro campo. Uno como joven quiere salir adelante, y más que los jóvenes del campo sentimos que el Gobierno nacional nos ha abandonado, y más en la zona de frontera, donde hay pocas oportunidades, comparada con otras regiones del país”, dijo.

Ahora tiene su empresa agropecuaria, y trabaja en ella por alcanzar una producción limpia. “Los jóvenes se quedan en el programa, porque quieren contribuir con su trabajo al desarrollo de la región y del país”, dijo.

Es más que la semilla

(Las familias participan en el proceso de formación de sus integrantes, sumando más voluntades.)

El programa no trata de facilitar una semilla al joven campesino y se acabó. Cuenta María Agripina Peñaranda, de Villa Caro, que este proceso le ha servido para proyectar su vida. Así mismo le pasó a Yhony Alonso Plata, de 17 años, de Ábrego, quien junto a 10 chicos más empezaron su formación el año pasado.

“Esta experiencia ha sido enriquecedora, porque no solamente te brindan la asistencia técnica, y te enseñan cómo se debe trabajar el campo; sino que te explican cómo puedes hacer tu plan de vida… Yo quiero trabajar en la cría de animales, y enfocarme en eso, porque son pocas las oportunidades a nivel laboral y de superación que tenemos los jóvenes del campo”, precisó.

Muchos no veían en el campo un motivo para quedarse y emprender en él, y migraban a la ciudad, o lo que es peor se veían obligados a involucrarse en actividades delictivas e ilegales.

Belcy Liliana Cárdenas, coordinadora del programa, explicó que estos chicos solo veían falta de oportunidades para ellos en sus municipios por factores como el abandono del campo, la falta de arraigo, y el conflicto armado. 

“En el programa se ha logrado articular a la academia y las administraciones municipales, afianzando el empoderamiento de los jóvenes en las iniciativas microempresariales… Nosotros hacemos seguimiento a cada uno de los emprendedores, una vez concluido su proceso de formación. Ellos se han reconocido como líderes y como un factor relevante en el desarrollo de sus municipios, incentivando el adecuado relevo generacional. Ahora ven al campo con un enfoque empresarial, en armonía con el medio ambiente”, explicó Cárdenas.

Los mayores logros alcanzados, según explican los propios participantes, a nivel familiar, han alcanzado cambios aplicando la asesoría técnica en la reorganización de sus fincas, pero lo más importante para los jóvenes es que la interrelación familiar ha mejorado, pues ahora entienden y sienten las fincas como sus empresas.

En el ámbito personal, el programa ha sido la puesta en marcha de sus planes de vida, les ha fortalecido en trabajo colectivo, ahora creen en sus capacidades como emprendedores, y ven en la tierra esa proyección como profesionales del campo. 

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