Las lluvias mantienen en vilo a los campesinos de la provincia de Ocaña y zona del Catatumbo debido al deterioro de las vías terciarias, lo que dificulta el transporte de los productos agrícolas hacia las plazas de mercado.
Los tramos más críticos se encuentran en zona rural de los municipios de Ábrego, Hacarí, Teorama, San Calixto, Convención y El Tarra donde los líderes sociales reclaman una mayor inversión para conjurar la emergencia vial.
En la recta final de la presente vigencia los presupuestos para el arreglo de las carreteras están agotados y se requiere la ayuda del orden departamental e, incluso, nacional. Los mandatarios de esas poblaciones envían maquinaria amarilla para despejar los derrumbes, pero se quedan cortos ante la magnitud del problema, dicen.
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El Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam) entregó recomendaciones a los coordinadores de las oficinas de Gestión del Riesgo y Desastres de todo país para adoptar medidas ya que los pronósticos indican que las precipitaciones se extenderán hasta finales del mes de noviembre.
A pico y pala
Muchos campesinos en su afán de habilitar las arterias viales proceden a despejar los derrumbes a pico y pala para facilitar el transporte de los productos agrícolas de la región.
El presidente de la Junta de Acción Comunal de la vereda El Castillo, comprensión municipal de Ábrego, Aleiro Ropero Bayona, denunció el mal estado de la carretera que conduce hacia La María donde queda ubicado el cerro de Jurisdicciones.
En la anterior cosecha de cebolla, por la competencia de la peruana, no hicimos ni para reponer los gastos de producción”, precisó el agricultor.
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Solicitó alivios y subsidios especiales de cosecha ante las entidades bancarias, pues los intereses y deudas no dan un compás de espera al sector agropecuario. “Estamos viviendo tiempos difíciles y, para remate, los fenómenos naturales dañan las cosechas y las carreteras, los insumos suben una barbaridad y el Estado nos da la espalda”, recalcó.
A lomo de mula
Una situación similar vive moradores de las veredas San Juancito y El Aserrío, jurisdicción rural de Teorama, donde los campesinos arriesgan sus vidas al cruzar riachuelos y cañadas para sacar las cosechas.
Ante las precarias condiciones de las vías terciarias los productos son transportados a lomo de mula o en motocicletas. “Trabajan con las uñas, no cuentan con la ayuda del Gobierno nacional, pues no tienen acceso a lugares apartados”, indicó Mary Rosa Cáceres, quien reclamó la ayuda para los campesinos.
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El mantenimiento de la vía central que comunica con el municipio de El Tarra corre por cuenta del peaje comunitario, cuyos líderes contratan maquinaria para despejar los derrumbes.
Tramos críticos
En el municipio de Hacarí se presentan algunos derrumbes y pérdida de banca en la vía que conduce hacia el corregimiento de Mesitas, debido a los torrenciales aguaceros. El jefe de maquinaria de esa población, Jairo Antonio Quintero Ascanio, cuenta con 500 millones de pesos anuales para atender 600 kilómetros de vías terciarias y ramales para facilitar el transporte de pacientes a los puestos de salud, productos agrícolas y la llegada de los niños hacia las distintas escuelas y colegios de la región.
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