De acuerdo con el especialista, dependiendo de su edad gestacional, los bebés prematuros que sobreviven pueden presentar problemas respiratorios, visuales, auditivos, alimenticios y de aprendizaje. “Debido a que nacen muy pronto, sus órganos no tuvieron el tiempo suficiente para desarrollarse”, indica.
Así mismo, el Dr. Gutiérrez afirma que los recién nacidos, especialmente los prematuros, son poblaciones de riesgo para distintas enfermedades, dado que tienen un sistema inmunológico débil. “Las vacunas son seguras y efectivas para esta población, no solo los protegen, sino que incluso podrían salvarles la vida. Por ello, es muy importante que durante el embarazo la madre y su entorno más cercano se vacunen contra el tétano, la influenza y la tos ferina. Además, es oportuno agregar que los lactantes prematuros también deben recibir sus vacunas a tiempo, manteniendo el esquema a edad cronológica”, reitera.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), casi el 68% de las muertes de recién nacidos podrían evitarse para el 2030 con soluciones simples como el contacto piel a piel entre los progenitores y el bebé (método de la madre canguro), o la lactancia materna, que es una de las formas más eficaces de asegurar la salud y la supervivencia de los niños; sin embargo, solo un 43% de los lactantes menores de seis meses en todo el mundo reciben leche materna como alimentación exclusiva .
El pasado 17 de noviembre se conmemoró el Día Mundial del Niño Prematuro, una oportunidad para resaltar la importancia de una atención de calidad tanto durante embarazo, el parto y el periodo postnatal, que puede salvar a más de tres cuartas partes de los bebés nacidos antes de término.
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