Un puñado de lentejas o macarrones, una esponja, almohadas, aceites, pelotas y retazos de tela, son elementos fáciles de conseguir en casa que se pueden convertir en herramientas útiles para estimular el desarrollo psicomotriz en los bebés entre 0 y 12 meses.
La fisioterapeuta Mayra Yolima Peñaranda Ramírez le habló a La Opinión sobre la importancia de la estimulación temprana y cómo podemos cumplir con esta tarea desde la casa, haciendo ejercicios sencillos y prácticos que además de fortalecer el desarrollo del bebé, permiten afianzar lazos y vínculos entre padres e hijos.
Tarjetas y tapas para estimular
En los primeros tres meses de vida es indispensable la estimulación visual y auditiva. Los colores básicos para estimular la visión son rojo, negro y blanco, por lo que la fisioterapeuta recomienda a los padres combinar estos tres tonos en tarjetas que se pueden hacer en casa.
“Podemos utilizar papel, cartón, marcadores o foami, integrando estos colores. Luego empezamos a acercárselos a los niños, siguiendo patrones como: izquierda-derecha, arriba y abajo, con el fin de que los estimulemos a seguir con la mirada estos elementos”, explicó Peñaranda.
Este tipo de ejercicios permitirán que el bebé empiece a mover su cabeza. Con una maraca o una tapa metálica, se repetirá esta acción, ya que el sonido lo estimula aún más a girarla.
La fisioterapeuta recomendó además acompañar estos ejercicios con masajes por todo el cuerpo, los cuales se deben hacer con aceite o cremas, de arriba hacia abajo, para estimular al bebé y crear vínculos.
“A través de los masajes y las caricias le estamos comunicando a nuestro hijo nuestro afecto, esto es clave para su óptimo desarrollo y nos sirve además para que vayan dejando el patrón flexor que traen al nacer y que hace que vivan encogidos todo el tiempo”, precisó.
Entre los 3 y 6 meses se debe empezar a estimular el gateo en los bebés con arrastre de manos y pies.
Balones y tapetes
Cuando el bebé cumple los 5 meses podemos empezar a sentarlo, indicó Peñaranda; para ello recomendó utilizar un balón grande para empezar a desarrollarle lo que se denomina ‘protectoras’, que es la capacidad del bebé de utilizar sus manos como apoyo para no dejarse caer.
“Podemos sentar y sostener a los bebés sobre un balón grande, que les genere cierta inestabilidad para que ellos empiecen a utilizar sus protectoras, y sientan la necesidad de poner las manos para mantener el equilibrio”, detalló la fisioterapeuta.
Cuando los niños no desarrollan las ‘protectoras’ pueden demorarse un poco más en aprender a caminar porque con la primera caída sentirán miedo, y probablemente se abstengan de intentarlo de nuevo, argumentó.
“En esta misma etapa se sebe seguir reforzando la estimulación visual y auditiva. Esta vez, los juguetes o las tarjetas con las que los estimulemos debemos ponerlas alrededor de él para estimularlo a girar y a tener mayor control de tronco”, agregó.
Peñaranda resaltó la importancia de estimular la motricidad fina (pequeños movimientos realizados con la lengua, labios, dedos, manos, muñecas, dedos de los pies y los pies mismos), con tapetes sensoriales que se pueden realizar con elementos que encontramos en la casa.
Este tipo de tarjetas con tonalidades rojas, negras y blancas, son ideales para la estimulación visual. Se pueden elaborar en cartulinas, hojas de papel, cartón o foami.
Lo ideal es ofrecerle al niño diferentes texturas: lisa, corrugada, áspera, suave, dura, entre otras, para que aprenda a diferenciar cada una. Estos tapetes se pueden elaborar con tablas, cartón o pedazos de tela. Para las texturas se puede utilizar lana, esponjas, algodón, tapas plásticas, arena, legumbres, pastas, o cualquier otro material que tengamos a la mano.
“Si vamos ha utilizar elementos pequeños como granos o tapas, debemos cerciorarnos de que queden bien adheridos a los tapetes para evitar el riesgo de asfixia, pues los niños están en una etapa donde exploran todo con la boca”, recomendó Peñaranda.
Estos ejercicios le permitirán además mejorar el agarre en pinza, es decir, con dos dedos, a los pequeños. Esta estimulación ayuda además a desaparecer la flexión plantar, indispensable para que el niño no camine en puntas.
“Desde los tres meses debemos empezar a estimular los pies del bebé pasandole plumas, permitiéndole el contacto con arena, pasto, hielo, entre otros elementos. No debemos tenerle miedo a dejar al niño descalzo, ellos necesitan esta sensación para sentir las diferentes texturas”, indicó Peñaranda.
Almohadas y sillas para gatear y caminar
Entre los siete y ocho meses, cuando los niños empiecen a tomar la posición de gateo, las almohadas o las sábanas pueden ser unas herramientas útiles para reforzar esta postura.
“Podemos poner al bebé sobre una almohada en forma de rollo, o rodear parte de su torso con una sábana y ejercer un poco de presión desde arriba para impulsarlo a tomar la posición de gateo”, explicó la fisioterapeuta.
Peñaranda explicó que aunque no todos los bebés llegan a gatear y en algunos casos pasan del arrastre a caminar, es recomendable que no se salten esta etapa porque les permite conocer mejor el mundo a través de la exploración que hacen al gatear por toda la casa.“Es importante que los niños no se salten etapas y cumplan todos sus ciclos. Tampoco hay que forzarlos a pararse antes de tiempo”, indicó.
Aseguró que los caminadores están mandados a recoger por las afectaciones físicas que pueden acarrear, y recomendó facilitarles a los niños sillas plásticas para que aprendan a dar sus primeros pasos arrastrándolas por toda la casa. La fisioterapeuta enfatizó además la importancia de estimular el lenguaje de los bebés hablándoles claro todo el tiempo. “No debemos llamar al perro guau o al gato miau, debemos reforzar un lenguaje claro porque esa es la forma como mejor aprenden”, finalizó.