“La diferencia entre nosotros y comprar por internet, es que brindamos atención personalizada. En la red hay compradores para quienes el tema aún es un tabú y prefieren la discreción y pedir a domicilio (…) No sienten confianza en venir a las tiendas de sexo”, señala el propietario de un sex shop ubicado en la avenida 0 de Cúcuta.
Para algunos, el temor radica en acercarse abiertamente a las tiendas de juguetes y productos sexuales donde se venden diferentes clases de mercancías y juegos individuales o de parejas que despiertan el erotismo, la sensualidad y reavivan el amor o la autocomplacencia.
Lea además Lo bueno y lo malo de ponerle un poco de picante a su vida sexual de pareja
“Nosotros no polarizamos los vidrios del negocio porque creemos que nuestros clientes ya superaron ese tabú y ahora es algo normal. Las parejas vienen aquí y les brindamos la asesoría adecuada para comprar de acuerdo a sus necesidades”, sostiene el comerciante, quien lleva 13 años en el negocio y cuenta con sucursales en otras ciudades del país.
Como en la moda, la oferta y la demanda son cambiantes y la tecnología también ha aportado para la fabricación de nuevos productos, aunque los tradicionales se siguen vendiendo como ‘pan caliente’ y el negocio no para de crecer.
Algunos de los clientes consultados por La Opinión coincidieron en valorar la atención en el servicio y destacaron que no solo es llegar y comprar, sino saber cómo utilizar el producto, las contraindicaciones del mismo y cuál es el mejor dependiendo de lo que buscan.
Le puede interesar ¿Cómo entender y practicar el sexo tántrico?
Los vendedores son capacitados en temas cosméticos, eróticos, tácticas de seducción, sexualidades alternativas, uso de juguetes y en comunidades LGTBI, entre otros.
Las ventas
Marta es una caleña que hace 20 años se radicó en Cúcuta y comenzó como empleada de una tienda de sexo. Ahora atiende su propio negocio en el barrio La Playa.
La mujer sostiene que los productos que a diario se venden para las mujeres son lencería, geles lubricantes, consoladores, vibradores, aceites, y multiorgásmicos. Para los hombres, potencializadores y retardantes.
Pero, si de novedades de trata, en el mercado cucuteño se ofrecen un gel y pastillas rusas para el alargamiento del pene con precios que oscilan entre los $160.000 y $180.000. Además de succionadores que cumplen la misma función por $80.000.
También, muñecas inflables que van desde $100.000 hasta $5 millones, pedidas por encargo, con detalles idénticos a mujeres reales o solo algunas partes de cuerpo, a menor precio.
Tokens
Una de las innovaciones para las mujeres es un vibrador inalámbrico que se conecta al celular y que vibra por tokens (moneda virtual que posee un valor en dólares y es utilizada en páginas webcam). El precio es de $460.000.
El dispositivo también funciona para parejas y es ideal para relaciones a larga distancia.
“Tenemos vibradores (de diferentes tamaños) con 30 funciones diferentes por $150.000 o ropa interior comestible para dama por $35.000”, señala Marta.
También se cuentan tubos para estriptis caseros por $450.000, que alcanzan los tres metros de altura, y kit de sadomasoquismo, desde $120.000.
Pero, si de economía se trata, existen dados sexuales por $10.000, útiles para jugar en los momentos íntimos.
En sus caras, la suerte no va solo en los números, sino otras posibilidades: 1 tocar, 2 besar, 3 chupar, 4 lamer, 5 morder y 6 acariciar.
Según un estudio realizado por Visa y Euromonitor, los cinco artículos eróticos más comprados a través de internet en Colombia son los retardantes, el labial vibrador discreto, el juego de mesa kamasutra (cultura hindú sobre las diferentes posiciones sexuales), las bolas chinas y las bombas succionadoras.