Serpientes, monos, tortugas, iguanas, caimanes, jaguares y una gran variedad de aves enriquecen los ecosistemas del Catatumbo. Son 11 municipios con una extensión de más de 4.800 kilómetros cuadrados ricos en fauna silvestre, en donde cada especie juega un papel fundamental para el sostenimiento del sistema ecológico.
Sin embargo, el contrabando de animales en Norte de Santander y especialmente en zonas tan valiosas como estas ha dejado sus consecuencias. Cerca de 5 mil animales son traficados al año en la región, según las cifras que maneja la Corporación Autónoma Regional de la Frontera Nororiental (Corponor).
Ese mismo comercio ilegal de especies silvestres en el Catatumbo es el que está afectando los ecosistemas de la zona.
“Sucede que en el Catatumbo se está dando un contrabando fuerte de especies silvestres, sobre todo, tráfico de aves por la diversidad tan importante que hay en la zona. A estas las sacan para comercializarlas hacia otros países. Se han encontrado en las carreteras”, explicó Sandra Milena Gómez, subdirectora de recursos naturales de Corponor.
Según la funcionaria, los animales son enviados hacia Estados Unidos, India y Asia, donde son utilizadas sus pieles, plumas y en donde también los comercializan para tenerlos como mascotas.
Adicionalmente, la situación de orden público en la región complica aún más el trabajo que puedan hacer las autoridades policiales por abordar el problema. “Las autoridades policiales no son tan eficientes en estos lugares, y detrás hay una situación difícil de abordar”, dijo Gómez.
Para resguardar estas especies y que se mantengan en su hábitat, Corponor diseñó un proyecto de recuperación de la fauna del departamento. En este trazaron una ruta direccionada especialmente para el Catatumbo, por ser una zona de alta riqueza en biodiversidad.
“La situación social en el Catatumbo ha generado que se haya desarrollado un tráfico ilegal de especies silvestres y esto está afectando el sostenimiento de los ecosistemas de la zona”, precisó.
La importancia de conservar las especies silvestres en estos ecosistemas es que ellas permiten su regulación y equilibrio, porque guardan una relación directa con la protección de los bosques, el agua y el suelo, debido a que son dispersores de semillas y controladores biológicos. Mantienen la cadena alimenticia entre una especie y la otra.
“Sacar esas especies de su hábitat genera unos desequilibrios no solamente en su especie, sino en los demás ecosistemas. Si se extrae un leopardo, un puma, o un oso va tener unas implicaciones directas sobre el bosque, porque ellos tienen su función dentro de ese ecosistema”, precisó la subdirectora de recursos naturales.
Explicó que con el proyecto, Corponor está liberando especies en esas zonas afectadas para procurar mantener el equilibrio y enriquecer la fauna que se recibe en el hogar de paso, a donde llegan animales decomisados por la policía, donados voluntariamente o que son abandonados.
Durante el 2017 recibieron cerca de 800 animales de distintas especies, pero en especial yecos, hurones, erizos enanos africanos, serpientes, monos y diferentes tipos de aves.
Allí se cumplen unos protocolos de cuidados para proceder luego con la liberación en su hábitat. Hasta el momento se ha liberado casi el 75% de las especies que llegan al centro de recuperación. Recientemente, fueron liberadas 50 tortugas y cinco babillas en Sardinata.
Las especies más liberadas son babillas, tortugas, osos hormigueros, serpientes tatacoa y aves como la Tingua. Estas liberaciones se han hecho en humedales, el río Catatumbo y bosques húmedos.
Hogar de paso
En el hogar de paso de Corponor, ubicado en el corregimiento Las Piedras (El Zulia), cada vez que llega un animal se cumple un protocolo riguroso de cuidados y procesos de adaptación de la especie.
Al entrar al centro se hace una hoja de vida del animal, donde queda identificado por especie, tipo de hábitat, valoración física (peso y talla), y su estado de salud, tras una valoración hecha por el veterinario.
Esta última es vital porque muchos llegan heridos y maltratados, debido a la invasión de terrenos que el hombre hace para su beneficio, generando daños casi que irreversibles en la naturaleza y los animales.
El estado de salud del animal es lo primero, por lo cual se le cumple el tratamiento según sea el caso y una vez recuperados, el grupo de expertos del hogar de paso comienza el proceso de adaptación que requiere para ser liberado.
La rehabilitación del animal puede durar entre tres meses y hasta más de un año.
“Se le hacen ejercicios de adaptación para que ellos sean capaces de buscar su propio alimento y de recuperar su instinto salvaje, que muchos pierden porque son sometidos a crianzas con familias como si se trataran de mascotas”, explicó Sandra Milena Gómez.
Si luego de dos años el animal no es capaz de buscar su propio alimento, entonces hay que mantenerlo en el hogar de paso o entregarlo a algún zoológico, porque así se preserva su integridad, según dice la especialista.
La tarea final es liberarlo en su hábitat natural, tal y como lo contempla el proyecto de Corponor.
Protocolo de liberación
Se identifica el hábitat de donde proviene el animal y se ubica en el departamento donde existen esos ecosistemas para que sea posible la liberación. Este punto es uno de los más importantes, porque no se pueden introducir animales a sitios en los que no logren sobrevivir.
Las zonas recomendadas, en este orden de prioridades son: parques naturales, sistemas protegidos, predios adquiridos por la Corporación o municipios. En estos espacios no pueden ubicarse asentamientos cercanos.
El alistamiento del animal comienza dos días antes de la liberación, de manera que se entregue con la suficiente energía para que salga a cazar rápidamente su alimento.
Se prepara la jaula, el transporte y al llegar al sitio se cumple con el proceso de aquietamiento, porque generalmente son viajes de más de dos horas.
En el lugar se levanta un acta con registro fotográfico y se hace un seguimiento, siendo este el punto más álgido y complicado. Este se hace por seis meses y luego de ese tiempo se considera que ya el animal se integró al ecosistema.