Los días de Navidad son los mejores momentos del año: los espíritus se relajan, las familias se reúnen, regresan los hijos a la ciudad, se encuentran a los amigos que no vimos durante todo el año, en fin, sucede mucho de lo que escribe Milán Kundera en la “insoportable levedad del ser”, que en últimas al final en la vida, es mejor la levedad que la rigidez. Borges en su poema “Instantes” trae el mismo mensaje. Por todo eso la Navidad tiene su encanto. El problema es que mucha gente se relaja únicamente justo en la navidad. Después vienen nuevamente los afanes, el ruido, la insensatez, la codicia. 

Igualmente por los días de Navidad históricamente han algunos muchos hechos que han quedado en el registro de la historia. La primera vez en la historia de la humanidad que se prendió un árbol de Navidad se hizo en una casa en Estados Unidos de un amigo de Thomas Edison, y fue en 1.882 donde Edward Johnson. En 1.492 Colón descubre en una navidad la Isla Española, hoy Haití, y en la siguiente Navidad Colón descubrió otra isla que es hoy en día República Dominicana. En las navidades se han presentado grandes catástrofes, como sucediera en Guatemala en 1.917 con un terremoto que dejó 300 muertos. Hace 29 años en una Navidad renuncia en Rusia Mijaíl Gorbachov, y en la Navidad siguiente desaparece políticamente Rusia, y se crea la Comunidad de Estados Independientes. Quizás para que así como su vida que día a día fue inmortal, tampoco lo fue su muerte: Charles Chaplin muere en una Navidad en Suiza en 1.977.

Y la Navidad también es un momento para encontrar los amigos. En el aeropuerto de Bogotá tuve ocasión de encontrarme con Jairo Yáñez, y con el entusiasmo y expectativas propias de quien pronto asume los destinos de la ciudad, me comentaba entre otras cosas su decisión de hacer una administración gobierno-comunidad: “A mi no van a encontrar mucho en el despacho de la alcaldía sino directamente en las comunidades”, alcanzó a decirme el nuevo alcalde. Intercambié un par de opiniones rápidas con el exgobernador Sergio Entrena sobre los alcances de las zonas económicas especiales creadas recientemente y su proyección para la región. Con mi amigo médico Marco Fonseca, nuestras infaltables charlas y análisis sobre lo que sucede en Francia; ahora hablaba con mi hijo y la huelga en el metro y trenes continúa. El país está casi paralizado.

Una visita a la Opinión, y Estefanía Colmenares me comentaba los retos del periodismo que afrontan todos los medios de comunicación en el mundo. Intercambiamos algunas ideas sobre la revolución artificial a partir de los escritos en Homo Deus de Yuval Harari. Me comentaba Estefanía que en alguna ocasión en Brasil tuvo oportunidad de ver como ya hasta robots proyectaban mejores editoriales que los humanos. Tuve ocasión igualmente de coincidir en Venecia con una de mis lectorales más fieles, Norma Rubio, quien domingo a domingo soporta con estoicismo muchos de mis escritos. Con Giuseppe tuvimos una buena oportunidad de hablar sobre historia, política y anécdotas de la inmortal Italia.  

Por otro lado Basilio Villamizar que está listo para pagar una de las apuestas que perdió este año: una botella de whisky apostó a que Maduro caía este año, y seguramente si apuesta otra para el 2.020 vuelve y la pierde. Una cena con Esmeralda Rojas fue un buen espacio para hablar de temas de la ciudad y el país, y con Catalina, su hija que pronto se gradúa, lo que es el futuro y expectativas profesionales de los jóvenes. Con Valentina, estudiante de cine en la Jorge Tadeo Lozano de cine, sobre cine italiano y películas colombianas.

Con Néstor Perozzo, quien su casa sin duda es una de las mejores bibliotecas de Cúcuta, una ocasión para intercambiar ideas de uno de los mejores libros de los últimos años: “El hombre que amaba los perros” del escritor cubano Leonardo Padura. El recorrido de exilio por todo el mundo de Trotsky por parte de Stalin, que lo llevó a Méjico, su encuentro con Frida Kalo, un libro infaltable. En la charla hablamos de otro de los libros de este año, “Lejos de Roma” de Pablo Montoya, o uno de los mejores análisis del porqué de la violencia en Colombia del escritor Mario Mendoza: ” Nuestra violencia tiene un trasfondo cultural, clasista, siempre tratamos de escalar, buscamos relacionarnos con los que económica y socialmente están más arriba….”, y faltan muchos amigos que espero encontrarlos en estos días de navidad.