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¡Bendita sea la izquierda y la derecha!
El grueso de los votos en Colombia es manejado por líderes de barrio. 
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Martes, 3 de Abril de 2018

Duque, Petro y el resto de candidatos tienen el mismo problema: las mafias electorales que venden votos sin ideología. Venden votos en diferentes modalidades: reciben plata en efectivo, puestos de trabajo, contratos públicos o cualquier favor económico a corto plazo. 

Cualquier colombiano que tenga experiencia en la movilización de personas durante el día de elecciones sabe de qué estoy hablando. El grueso de los votos en Colombia es manejado por líderes de barrio, “dueños” de entre 10 y 30 votos, que saben el momento oportuno para entregar plata cuando se acerca el día de elecciones. Es muy sencillo, a un líder de barrio no le importa si el candidato es de izquierda, derecha, centro izquierda, centro derecha o centro. A un líder de barrio lo que le importa es que el candidato tenga la plata suficiente para pagar los votos, o le dé garantías de un puesto de trabajo en el Estado. Estos comerciantes de votos son manipulados por los patrones de lo que yo llamo mafias electorales, que son organizaciones sin ideología que terminan pegadas al partido que mejor beneficios les ofrezca. 

No se le haga raro que el partido Liberal, Verde, Conservador, Centro Democrático, Cambio Radical, La U o el Polo Democrático hayan compartido votos provenientes de estas mafias electorales. La verdad es que esta es una enfermedad de la que ningún partido se puede rasgar las vestiduras. En Norte de Santander, por ejemplo, el patrón más fuerte le ha puesto votos al izquierdista de Santos y al derechista de Uribe. Y son estos patrones los que realmente no han permitido que la región salga del círculo vicioso en el que nos tienen sumergidos. La historia se repite de forma casi idéntica en Bogotá y el resto de regiones de Colombia. Entonces, ¿Este problema se acaba si gana Duque o si gana Petro? No creo. 

El candidato Sergio Fajardo, trata de ubicarse en el centro, y habla de que nos alejemos de la polarización entre la izquierda y la derecha. ¡Ojalá existiera dicha polarización! Ojalá, en algún momento de la historia de Colombia se pueda vivir en las urnas una competencia real entre la izquierda y la derecha. Ojalá las mafias electorales no tuvieran el panorama contaminado, y la gente por convicción pudiera elegir lo que considera mejor. Pero eso no existe, las mafias han ensuciado tanto a la derecha como a la izquierda, no hay partido que se salve. 

El verdadero reto de Colombia no está en la ideología para gobernar. El verdadero reto de Colombia está en reformar los mecanismos electorales para que el voto de opinión pese más que las maquinarias.

Desafortunadamente, nuestro sistema electoral se creó hace 200 años, y tenemos que cargar con la ineficiencia de un sistema viejo que permite fácilmente la compraventa de votos. 

La tecnología se ha vuelto el único aliado poderoso del voto de opinión. Hemos visto la eficiencia de las redes sociales y los nuevos medios de comunicación para compartir y discutir ideas sin censura y con libertad. Las nuevas plataformas digitales de participación ciudadana como Twitter, Facebook o Seamos (creada en Colombia recientemente), le permiten a los ciudadanos hacer presión colectiva sobre las decisiones que toma el Estado. Esta democracia directa, a diferencia de la democracia representativa del voto tradicional, se ha vuelto una herramienta muy útil para hacer seguimiento en tiempo real del funcionamiento del Estado. 

El candidato que aborde con mayor contundencia una reforma electoral es quien verdaderamente entiende como acabar de raíz con la corrupción. El voto electrónico, la inteligencia artificial, y en general, cualquier desarrollo tecnológico que le permita a la ciudadanía decidir sin mafias electorales de por medio, son el primer paso al desarrollo positivo de Colombia. Después de esto, podremos discutir libremente las “bendiciones” de la izquierda y la derecha. Las nuevas tecnologías han puesto gobernante en Estados Unidos, Argentina, Islandia, Francia, entre otros. ¿Quién será el ingenioso que le dará una patada al statu quo en Colombia?

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