A propósito de los últimos nombramientos en la Consejería Comisionado de Paz, se ha generado un gran movimiento en redes de optimismo, cosa que saludamos, pero igualmente es necesario precisar que no se puede caer en el riesgo de sobrevalorar el voluntarismo y creer que es suficiente con la presencia de determinadas personas para que el resultado sea el deseado. Por supuesto que debemos reconocer que el Gobierno ha nombrado, tanto en la dirección de la Consejería Comisionado de Paz, como al frente de las delegaciones negociadoras con el llamado estado mayor central de las disidencias como con el ELN, personas de las mejores condiciones en formación y experiencia, pero, el resultado que desearíamos exitoso de sus actividades requiere otros elementos.
Hay dos condiciones fundamentales –no las únicas- para el éxito de la Paz Total y ambas ya han sido enunciadas, por funcionarios del Gobierno, pero falta volverlas realidad. La primera, es iniciativa del Presidente y la hemos saludado desde que se conoció, el lograr un Acuerdo Nacional, porque es evidente que sin el mismo es poco probable que haya un ambiente favorable para las conversaciones con los grupos armados irregulares; si estas organizaciones ilegales no ven una sociedad con altos niveles de consenso, es difícil que se tomen el riesgo de apostarle a unos acuerdos que no se sabe que va a pasar con los mismos; pero igualmente, la propia Fuerza Pública, si existe ese Acuerdo Nacional va a estar mucho más motivada para adelantar sus estrategias de presión y combate a las actividades delictivas. Ahora bien, volver realidad ese Acuerdo Nacional depende del Presidente y su disposición a construir puentes de diálogo con sus adversarios, no es suficiente con que se enuncie cada cierto tiempo en discursos el Acuerdo Nacional. Sino, simplemente será un slogan sin contenido, que quedaría como una ‘constancia histórica’.
La segunda, la recordó el actual Consejero Comisionado de Paz cuando señaló que un requisito de la Paz Total es la presencia efectiva del Estado en los territorios, es decir que si el Estado, en su cara militar y policial, pero sobre todo en su faceta civil no está presente en los territorios, dándole protección a los ciudadanos y colaborándole en la solución de sus problemas, no es fácil que se logre la Paz Total. De nuevo, es un presupuesto conocido y enunciado, pero poco implementado, recordemos solamente la propuesta cuando se estaba en la firma del Acuerdo de Paz entre el Gobierno y las FARC-EP, que la Fuerza Pública debía implementar una estrategia para copar los territorios en los cuales hacia presencia los frentes de las FARC y fue poco lo que se hizo y del Estado civil, casi nada.
Esto lo recordamos para señalar que por mejores equipos negociadores que se tengan, si no hay cambios en esos referentes fundamentales, es poco probable que haya resultado exitoso de las conversaciones; no se trata de negociadores que sean hábiles y capaces solamente, sino que su trabajo debe estar acompañado con un avance en el cambio de las condiciones estructurales, para que los grupos irregulares vean que es necesario dar ese paso hacia la Paz.
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