La Opinión
Suscríbete
Elecciones 2023 Elecciones 2023 mobile
Columnistas
De lujuria y vanidades
¿Lo que ocurrió en Cúcuta es lujuria, vanidad en el poder, excesos? Solo lo lamento por tratarse para Cúcuta de otro episodio de novela negra que debemos soportar.
Authored by
Domingo, 6 de Octubre de 2024

La vida de los seres humanos se desenvuelven entre varias pasiones que en ocasiones nos superan, son superiores a nosotros y frecuentemente terminamos derrotados por ellas: ello sucede con el amor y el poder. Ese es el lamentable capítulo que ha ocurrido en estos días en la ciudad con la revocatoria de una medida de aseguramiento del beneficio de la casa por cárcel para un exalcalde de la ciudad, y su posterior fuga.

Hoy cuando me levanté a escribir esta columna, solo por casualidad encontré en mi Facebook un grato recuerdo que me envió la Feria del Libro de Cúcuta de hace cuatro años cuando tuve la ocasión de entrevistar al novelista Santiago Gamboa sobre uno de sus libros “Será larga la noche”, y él comenzaba a hablar sobre lo que es la novela negra.

Aquellos episodios oscuros y difíciles que ocurren en una ciudad, que la marcan, y en ocasiones no terminan bien. Me dije, lastimosamente para él, para su familia y para la ciudad este no ha sido un buen episodio para Cúcuta. Otra página triste.

Uno de los libros clásicos de la literatura universal es la Divina Comedia de Dante Alighieri que ya va a cumplir casi un milenio, y en él precisamente habla del poder, de sus encrucijadas, de sus caminos insospechados, de sus traiciones, y ahí Dante hablaba de los círculos del infierno, para referirse al  segundo de los círculos en los que cae el ser humano cuando la lujuria lo traiciona. La lujuria es un deseo excesivo que busca ser satisfecho. Todos los seres humanos somos débiles y más cuando buscamos el poder.

No tengo ninguna autoridad para juzgar a nadie, ni es lo que pretendo ni mucho menos con esta columna en donde de todos modos ocurre una situación de insatisfacción para una ciudad por lo ocurrido, por ver la manera como se pretende abusar una vez más de la debilidad de los más pobres con su vivienda, del manejo inescrupuloso de los recursos públicos, de que Cúcuta vive otra página historia triste en su tarea de administrar una ciudad, otros cuatro años para la ciudad.

En este capítulo de lo que fue la alcaldía para el exmandatario hubo una primera fase que fue admirable: su persistencia durante cerca de casi veinte años para lograr su propósito, y finalmente lo logró.

No todos tienen esa fuerza. Su llegada a la alcaldía fue importante en ese momento para la ciudad, creyó en su proyecto, derrotó maquinarias; Cúcuta creía tener la oportunidad que necesitaba después de otro episodio negro en el que otro exalcalde había terminado preso por homicidio. El nuevo triunfo del Civismo en Acción era una alternativa política refrescante para Cúcuta.

¿Hasta dónde se justifica y resulta válido en esa indescifrable infinita lucha del ser humano de conseguir el poder, lo logra, y posteriormente en algo así como si el fin justificara los medios,  se llega a una alcaldía a manejarla en beneficio de sus propios intereses? ¿Vale la pena ética y moralmente en un gran esfuerzo de casi veinte años para lograr un propósito, que termine de esta manera? Sin duda, desde ningún punto de vista, no.

Samuel Moreno vivió esta tragedia cuando fue alcalde de Bogotá, un hombre que provenía de una familia adinerada, hizo lo que no debió hacer, igual que su hermano Iván, y no terminó nada bien esa historia.

¿Lo que ocurrió en Cúcuta es lujuria, vanidad en el poder, excesos? ¿Será válida la respuesta de Dante Alighieri de hace cerca de mil años cuando hablaba de que el castigo es uno de los círculos a los que hace referencia su libro?  No sé, no estoy aquí escribiendo para juzgar a nadie, solo lo lamento por tratarse para Cúcuta de otro episodio de novela negra que debemos soportar.


Gracias por valorar La Opinión Digital. Suscríbete y disfruta de todos los contenidos y beneficios en https://bit.ly/SuscripcionesLaOpinion

Temas del Día