Hace algunos días, cuando me encontraba dando clase de psiquiatría a un grupo de estudiantesuniversitarios, algo que nunca deja de ser una aventura fascinante, tuve la oportunidad de volver a apreciar en la mayoría de ellos, una mezcla de pensamiento científico, propio del estudiante de medicina, combinado con el conocimiento general o popular que traen de casa, así que, a la pregunta: ¿qué piensan sobre el trastorno bipolar?, las respuestas no se hicieron esperar. Es cuando una persona cambia bruscamente de la alegría a la tristeza, comentó alguien, o cuando un sujeto pasa sin motivo de ser cariñoso en la mañana a estar molesto en la tarde, reforzó otro, son las personas cuyo humor puede varias rápidamente, concluyó el último. Lleno de satisfacción por tan acertadas respuestas, no me quedó otra cosa que decir, “aquí, como en el programa de la Dra. Nancy, todo el mundo tiene la razón”, pero ahora lo vamos a ver desde una perspectiva médica, que es la siguiente.
Si bien, dentro del conocimiento popular se utilizan términos de las enfermedades mentales para describir el comportamiento de algunos individuos en la vida cotidiana, aun cuando no sean portadores de tal diagnóstico, también es cierto que se pueden apreciar notablementelas conductas que sobrepasan lo que llamaríamos “normal” y, en las personas en medio de una crisis de trastorno bipolar, estos cambios de humor se hacen sumamente evidentes, no solo para los familiares sino también para amigos, compañeros de trabajo y cualquiera que interactúe con ellos por breve tiempo.
Es una enfermedad que afecta principalmente la afectividad, lo que significa que varía entre una alegría desbordada y la tristeza profunda. Cuando un paciente sufre esa etapa de euforia llamada “manía”, lo invade una gran energía, comienza a tener muchos planes, considera que tiene algún poder o mucho dinero, se torna impertinente, acelerado y, con solo dos horas de sueño logra recargar sus pilas, para levantarse de madrugada a cantar, bailar, etc. Esto puede mantenerse entre varias semanas y algunos meses, hasta que se calma nuevamente, pero con el riesgo de que se repita. Cuando sucede lo contrario, entra en una fase depresiva que sigue siendo la misma enfermedad, no quiere hacer nada, se la pasa en la cama, lo invade una tristeza enorme y lo más peligroso, puede desear la muerte y planear una forma efectiva para quitarse la vida. Como podemos apreciar, la enfermedad se mueve entre estos dos polos, por eso su denominación de trastorno bipolar.
Definitivamente, nadie tiene la culpa de padecer esta dolencia porque existe una gran probabilidad de ser heredada, hasta el 80%.La otra noticia es que afortunadamente puede ser controlada con medicamentos, sin embargo, también hay que cambiar el estilo de vida, pero es una de las patologías que mejor responde al tratamiento farmacológico, que casi siempre es largo o de por vida. Generalmente cuando ocurre una recaída, ha sido por falta de adherencia al mismo, el paciente ha dejado de tomarse las pastillas porque ya se siente bien o sencillamente porque se aburre, después de todo a nadie le gusta cumplir con una prescripción si no se considera enfermo.
Hasta el día de hoy, el trastorno bipolar es incurable, pero se puede llevar una vida normal. Muchos actores, científicos o famosos sufren de esta condición, y viven tranquilos tomando sus pastillas y alejándose de los conflictos y preocupaciones. Si usted desea ayudar a un conocido con esta enfermedad, lo mejor que puede hacer es estar pendiente de que cumpla su tratamiento y visite al psiquiatra para su control, por lo menos dos veces al año.
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