El día en que elegiremos al nuevo mandatario es en esta fecha, al menos en la primera vuelta porque tendremos una nueva cita con el mismo propósito si ninguno de los candidatos alcanza la mayoría, lo cual parece muy probable. Hoy se marca temporalmente el término de la campaña que ha sido bastante agresiva por las ofensas y las acusaciones entre los candidatos, con la participación de coristas, asesores y partidarios que toman partido para defender o acusar.
Lo más importante hoy es participar en este evento que la democracia nos ofrece y ser parte activa en la escogencia del presidente. La apatía está llamada a ser derrotada y la abstención debería ser menor que en elecciones anteriores. Históricamente menos de la mitad elige por la totalidad y entre quienes no participan hay un buen número de quienes se muestran luego inconformes por las actuaciones del gobernante. Por tanto, la responsabilidad es compartida y el voto es la forma de hacer manifiesto el sentir de cada ciudadano.
El abanico de posibilidades es amplio y diversos matices son ofrecidos al elector a través de las propuestas de campaña que, ojalá no sean solo eso, sino realizables en un eventual gobierno de quien las presenta. Ese es un elemento muy importante a evaluar, si están ajustadas a la realidad del país o son simplemente ilusiones cargadas de populismo para captar votos a sabiendas que poco o nada se podrá lograr con supuestos planes que no podrán ser financiados o su ejecución pondrá en marcha la viabilidad del país.
Por el contrario, si un programa de gobierno oferta planes que sean de beneficio general y las reformas pretendidas sean reales para seguir avanzando y construir un mejor país sin dejar de lado ni desconocer los avances que hemos obtenido desde finales del siglo pasado y lo corrido del presente, es menester apoyarlo para garantizar un mejor futuro.
Pero desde hace rato, mucho antes de que iniciara esta campaña presidencial, se ha estado fustigando a los mandatarios y su gestión, desprestigiándolos para construir con ello un sentimiento de indignación partiendo de la premisa que estamos al borde de ser un estado fallido y con ese discurso se pretende crear conciencia del cambio que necesita el país. Es cierto, se requieren modificaciones en varios aspectos y hacer énfasis en proporcionar desde el gobierno ayudas a quienes están llamados a sostenernos como los campesinos y los jóvenes, velando al mismo tiempo por el bienestar de los que ya envejecieron o requieren cuidados básicos para su sostenimiento. Pero, pretender financiar esos cambios con el capital de otros que lo han ganado o ahorrado con trabajo no es la mejor manera.
De mi parte estoy del lado de quien como vicepresidente le está diciendo al país como trabajar en los campos de la salud, la educación y la inversión social, quien presenta una hoja de vida de servicio sin tacha y demostró su capacidad administrativa, se trata del médico Rodrigo Lara, lo mismo que su fórmula presidencial. Son serias y bien cimentadas sus propuestas, por eso yo también, con ellos en esta elección me identifico.
jorgepabonl@yahoo.com
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