La pregunta de este escrito no es irrelevante, sino algo que determina cómo se orientan las políticas de los Estados y qué se puede esperar de las propuestas que formulen los gobernantes. Lo que nos enseña la historia es que siempre hemos tenido una o varias potencias interesadas en ejercer el máximo dominio –influencia dicen algunos más suavemente- sobre su entorno y el contexto global; por eso hemos tenido períodos de presencia de ‘imperios’ con influencias regionales con cierta unipolaridad parcial, períodos de bipolaridad como el muy conocido de la ‘guerra fría’, intentos de avanzar hacia un contexto multipolar, como en el que estamos.
Desconocer lo anterior y lo que estamos viviendo en el momento, donde claramente hay un pulso entre Estados Unidos, la potencia hasta hace poco hegemónica pero hoy comenzando a declinar y China como la gran potencia asiática emergente y quien libra, de bajo perfil pero globalmente, una confrontación con Estados Unidos en lo político, lo diplomático, lo militar y lo económico –especialmente en lo comercial, pero sin olvidar el caso de Taiwán y alianzas y tensiones en el Pacífico sur- que todo indica tendrá una duración por lo menos de mediana o larga duración, porque es la intención de predominancia global de una potencia por otra. Igualmente tenemos la guerra en Ucrania en la cual se juega, especial pero no únicamente en la dimensión militar, entre Estados Unidos y su alianza militar la OTAN, con la Rusia liderada por Vladimir Putin y su pretensión, basada en su indudable poder militar, de reubicarse como una potencia global y en cierta medida buscando recomponer la influencia de la ‘gran Rusia’ de siglos anteriores; por ello es interesante señalar lo que el almirante Radakin, jefe del Estado Mayor británico dice que “la línea de defensa de las Fuerzas Armadas Rusas es más fuerte de lo que occidente esperaba, tornando la contraofensiva ucraniana lenta… y deben reducir sus expectativas sobre los resultados” . Por su parte, el gobierno de Biden acaba de advertir, a través de su portavoz, en contra de acercamientos con el gobierno de Putin, por parte de unos de los jefes militares de la actual Libia.
La realidad es que la excepción en términos de guerras o conflictos interestatales es América, porque en todo el Siglo XX sólo tuvo alrededor de cinco enfrentamientos, mientras que Europa fue prolífica en guerras –primera y segunda guerra mundial, guerras de Balcanes, para mencionar las más relevantes con millones de muertos-, pero también en desarrollos normativos en campos de los Derechos Humanos y del DIH y el derecho de la guerra; algo similar se dio en Asia donde el terrorismo ha sido y es utilizado ampliamente y África algo similar, ahora con una tendencia preocupante de ‘golpes militares’. Es decir, el mundo es todo lo contrario a un mundo en paz y tiene razón el Presidente Petro cuando dice que “la expansión de la guerra” distrae de otras luchas y para ser más crudo, vuelve irrelevantes muchas de las propuestas formuladas por gobernantes en escenarios como la ONU, organización considerada como ineficaz, pese a sus buenas intenciones.
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