El mundo va mal, Colombia no va bien, impactante y da miedo lo que sucede en Cúcuta. Hubo dos imágenes que estremecen por lo que se vive en cualquier parte del planeta. El asesinato del joven Nahel de apenas 17 años en París, por una ligereza en la que ante un retén de control policial el estudiante acelera el carro sin que implique riesgo alguno para la autoridad, y la reacción de la policía es brutal, excesiva y asesina al joven. Como si ello no fuera suficiente, la imagen de la joven aquí en Cúcuta saliendo de un supermercado con el coche de un bebé, agredida mortalmente por un joven, y todo ello ocurre en momentos en los el mundo trata de entender, si acaso es posible, lo que sucede en Rusia, cuando el antiguo “cocinero de Putin”, el hombre que era su más leal amigo, lo traiciona y estuvo cerca de darle un golpe. El mundo está en un momento de decadencia.
Arde París. Las imágenes de 4 días de las imágenes de violencia de lo que sucede en Francia muestran ese conflicto interno y profundo, peligrosamente latente que existe en la sociedad francesa, en la que nacen niños de origen árabe que desde sus primeros años odian a Francia. Son franceses pero odian su país de nacimiento por el profundo desarraigo cultural que tienen, y potencialmente se vuelven terroristas con el paso de los años. Por ello hace tres años un joven de 28 años tomó un camión en Niza y mató a varias personas que se paseaban por el boulevar de la ciudad. Lo de Cúcuta y Colombia, muy grave, el tema de la paz total naufraga; el principal problema que tenemos es la inseguridad. Ver imágenes de lo que sucede en cualquier ciudad colombiana es inquietante. La imagen de la joven asesinada se hace más brutal al ver las circunstancias en las que ocurrió, en momentos en que iba con su pequeño hijo que quedó al lado de la vía, un niño que con el paso de los años tratará de entender en vano porqué mataron a su madre.
Preocupa lo que se le viene al país en los próximos meses. Políticamente viviremos un escenario en el que la clase política ya le tomó el pulso a Petro, y se volvió un plebiscito las elecciones regionales del 29 de octubre. De aquí hasta esa fecha no creo que le aprueben nada al presidente. El Gobierno se aproxima a recibir probablemente una verdadera “paliza electoral”, en las que probablemente será muy difícil ganar elecciones para alcalde en las principales ciudades del país y en muchas otras medianas. Todo ello mientras la inseguridad seguirá aumentando dramáticamente. Y a partir del 30 de octubre el país tendrá un riesgo alto de una gran ingobernabilidad, con un presidente que tomará a mal que sus reformas no pasen, que como lo dijo en estos días en su alocución, “El establecimiento no me aprueba mis reformas, no me permite hacer el cambio”, y Petro tampoco tiene el respaldo en las calles. Ingobernabilidad e inseguridad, estremecedor lo que se nos puede venir en los próximos 4 meses, o mejor dicho, ya lo estamos viviendo.
Por estos días hablaba con unos amigos que tienen un restaurante en el centro de Bogotá, cerca a una zona concurrida de turistas, “el chorro de Quevedo”, y también resulta estremecedor el solo hecho de escuchar como por la zona bandas venezolanas se han tomado sectores de la ciudad. Y, ¿qué hacen los alcaldes por la seguridad de sus ciudades? El de aquí que sepamos, muy poco, casi nada, lo único que les interesa es el de la licitación del Malecón por el “tumbe” en el que andan, y al que la fiscalía le puso el ojo. Peor imposible.
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