Los colombianos tenemos que estar muy preocupados por la forma como el ELN se empeña en interpretar su filosofía de acción política, a la cual insiste en acompañarla de las formas más horrendas de lucha, ya superadas por la civilización, y sólo atribuidas las épocas de bárbaras naciones.
Tratar de justificar a estas alturas la práctica del secuestro, la extorsión, la colocación de minas antipersonas y la explosión de oleoductos y de puentes vehiculares, constituye una aberración que sólo cabe en las mentes de quienes no han podido experimentar ninguna evolución y que no tienen ni idea de lo que piensa el mundo del siglo XXI.
Fuera de eso, pretender un escenario de lucha política, basados en actos totalmente criminales, calificados así por cualquier país del mundo y por la sociedad en general, no puede interpretarse de otra forma, que la carencia absoluta de nivel cultural, es decir, el vacío enorme de formación intelectual, en donde las teorías desarrolladas por los grandes humanistas, por la ciencia política, por el Derecho Internacional Humanitario, y por los llamados Derechos Fundamentales, desarrollados ya en casi todas las legislaciones del mundo y considerados como las grandes conquistas de la humanidad.
Todo eso parece que los señores del ELN no han tenido tiempo de enterarse y siguen pensando con la mentalidad de hace un siglo, en donde no se conocía ninguno de los avances anotados.
Sería bueno, que al intentar poner en marcha procesos de paz y las mesas de dialogo, lo primero que se debería hacer fuera una ilustración detallada de la forma en que el mundo ha evolucionado, de lo que se piensa hoy, y de lo que diferencia el buen comportamiento, de lo que es el delito.
Existen muchas organizaciones no gubernamentales que han desarrollado programas de capacitación, en donde es posible asimilar conocimiento del más alto nivel en estas materias, y serían los instrumentos idóneos, para que adquieran esa formación básica y aprendan a comportarse entre humanos y a guardar respeto por sus congéneres.
Bueno es repetir aquí una frase de Nelson Mandela, uno de los símbolos de lucha por la libertad de su pueblo y por la superación del conflicto racial que, al interrogársele sobre el estado de los conflictos en el mundo, comenzó con una frase demoledora “Un muerto, es ya demasiado”.
Y lo peor que observamos en los tiempos de hoy, es la alianza del narcotráfico con los grupos alzados en armas, en donde están contribuyendo a repotenciar el más doloroso de los males que soporta hoy el mundo, y de paso van arrasando con las juventudes que se ven atrapadas por todo el alcance funesto y criminal de ese flagelo.
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