Los indicadores económicos disponibles mundiales y locales muestran mejor comportamiento que a comienzos del año. Aunque el comercio global se estancó, el FMI subió el pronóstico de crecimiento global a 3% para 2024.
Los mercados dan por sentado que EEUU no entrará en recesión y su crecimiento repuntó al 2.4% en la última medición anualizada, llevando a la Reserva Federal a subir nuevamente sus tasas por última vez en el año, al nivel más alto en una generación. El empleo sigue robusto pero su dinámica se ha enfriado paulatinamente con el alza en los intereses. Las solicitudes de subsidio al desempleo cayeron, lo mismo que la inflación total, la básica y la del productor. Los precios del petróleo le creen al comportamiento positivo de los EEUU y siguen subiendo.
China sigue en desaceleración. Se espera un crecimiento de 5% este año, para ellos modesto, y menor el entrante. La crisis inmobiliaria y de las entidades financieras regionales sigue viva. Las autoridades económicas ya lanzaron un paquete de reactivación y se esperan más medidas monetarias y fiscales en los próximos días, con efectos globales positivos de mediano plazo.
La Zona Euro crecerá poco este año y el entrante. Rusia está en recesión y su futuro está ligado a la suerte de Putin y de la cruel aventura ucraniana.
India crecerá más que China este 2023, con tendencia a desacelerarse el 2024.
En América Latina el parte de crecimiento para este año es mediocre, con un ligero aumento el año entrante. Los fiscos regionales siguen dentro de la cordura y así lo reconocen los mercados con caídas en el llamado “riesgo país” las últimas semanas, especialmente el de Brasil que termina arrastrando, para bien o para mal, al resto de las economías latinas. México tiende a la desaceleración aunque su mercado laboral y la inflación dan muestras de mejoría. Al parecer ninguna de las economías regionales crecerá 3% en 2024. Lo que parece ya un hecho es que los actores económicos latinos descontaron los posibles daños de los flamantes gobiernos populistas supuestamente de izquierda, y han regresado a sus roles masivamente, incluidas las decisiones de inversión extranjera directa.
En Colombia creceremos poco este año y el entrante. La inflación ha cedido y lo mismo nuestra tasa de interés internacional. La tasa de cambio ha vuelto a los niveles de hace un año, con positivos efectos sobre los precios, los ingresos de la gente y la financiación del estado. El desempleo aunque alto, viene bajando. Y, ¡oh sorpresa!, la producción petrolera crece al 3.5%: en este gobierno se disfruta del petróleo, pero a los siguientes sí que les toque la transición…
El entorno mundial no va bien. En los EEUU es posible que el presidente que aspira a reelegirse y su principal candidato opositor, expresidente, sean arrestados y juzgados. Ese país tiene además la responsabilidad, renovada hace una semana, de liderar la escena política y militar en Europa y de torear a China, Corea del Norte y ahora a Cuba. En Europa la guerra generalizada se ve más cercana. Suministro de armas creciente, amenazas renovadas, bloqueo alimentario y, para rematar, incendios en las zonas turísticas ya golpeadas por la canícula. Rusia, China, Corea del Norte y Cuba reiteran su alianza antioccidental, con miradas interesadas de Brasil, India y Suráfrica, los otros tres del grupo BRICS que ya no pueden reunirse con Putin fuera de Rusia, so pena de detención por la Corte Penal Internacional.
Hay incertidumbre mundial que aconseja prudencia de empresarios, trabajadores y políticos.
Además de la mundial, la incertidumbre colombiana la generan la inseguridad, el desacato a los órganos de control y, en general, debido a ignorancia y testarudez, la incapacidad de la administración para liderar, es decir, para prever y solucionar problemas. Y la prudencia no es una virtud que estimule la X, nueva marca con la que Petro seguirá trinando incansablemente, en vez de gobernar.