Colombia atraviesa hoy desafíos muy importantes a nivel social, económico, político, de convivencia y de paz. Para quienes llevamos más de 25 años trabajando en las aulas del conocimiento y luchando por una transformación de fondo a cada una de las problemáticas, entendemos que la educación es el pilar fundamental para que dichos cambios se den.
El mundo moderno exige adecuaciones profundas en la forma en como estamos formando a nuestros profesionales. Después de visitar muchos países del mundo, en especial Finlandia, en donde me sumergí en la potencia mundial de educación, observé algunas propuestas determinantes a la hora de tomar decisiones en nuestras reformas educativas en el nivel superior.
La Educación Superior es fundamental para el desarrollo individual, social y económico de una sociedad; no se puede hablar de educación sin que esta mejore la empleabilidad y aumente las oportunidades laborales, incrementando la capacidad de pensamiento crítico y resolución de problemas.
Por otro lado, debe fomentar la autonomía, la confianza y la autoestima. Una vez estos conocimientos se adquieren, se amplía la perspectiva y comprensión del mundo, sobre todo en estos momentos coyunturales de guerras y tecnologías, porque al final del estudio, cada política de educación debe mejorar la calidad de vida y el bienestar.
Pero debemos ir mucho más allá, porque la Educación Superior tiene diversas miradas del currículo oculto que no se denotan a simple vista y es la manera como contribuye al desarrollo económico y crecimiento de una nación, que a su vez fomenta la innovación y el emprendimiento, que mejora las condiciones primarias de existencia de los conglomerados sociales.
Por otro lado, mejora la salud pública y el bienestar social, derechos fundamentales de todo ciudadano en las democracias liberales y de occidente, promoviendo la igualdad y la justicia social, fortaleciendo la democracia y la participación ciudadana en la toma de decisiones que afectan a lo que denominamos Estado social de derecho.
Esto comienza a verse reflejado de manera tangible en los países que así lo han hecho con ejemplos contundentes en el aumento de la productividad y competitividad generando empleos de calidad, pertinencia y estimulando el crecimiento económico. Además, porque incrementa la inversión en investigación y desarrollo, cualidad que nos hace independientes y autónomos a la hora de tomar nuestras propias mejoras sociales; mejora la calidad de la fuerza laboral y aumenta la movilidad social y reducción de la pobreza que no es un mal inferior en países como Colombia.
En la actualidad, nuestro país ha hecho avances significativos en las reformas de la ley de Educación Superior marcando retos iniciales en varios aspectos como acceso y equidad, calidad y relevancia, financiamiento y recursos, globalización y competitividad, e innovación y tecnología. En resumen, la Educación Superior es clave para el desarrollo individual, colectivo, y es fundamental abordar los desafíos actuales para asegurar un futuro más próspero y equitativo.
Si de verdad queremos desarmar a los violentos y a nuestros corazones no simplemente basta con acuerdos o con concesiones legales, debemos ir a lo profundo del problema y es como todos tienen la oportunidad de educarse con calidad y tener oportunidades. Estos elementos y muchos más me motivaron a postular mi nombre como candidato a rector de una de las instituciones de Educación Superior de Norte de Santander con mayor relevancia, tradición y cultura de transformación social, la Universidad de Pamplona. Sólo espero que de manera transparente y académica podamos dar el debate con altura y entre todos transformar nuestro territorio y nuestro país.
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