Los profesionales del volante que prestan servicio de taxi recibieron la noticia por parte del alcalde Donamaris que la intención de cobrar la prima navideña no era viable.
La solicitud apuntaba al cobro de mil pesos por carrera, cifra que se hubiese quedado en el tiempo porque en nuestra ciudad aumenta todo menos la calidad del servicio, salvo contadas excepciones.
Un número importante de conductores prefieren dejar el vehículo estacionado e intercambiar “noticias” con demás compañeros antes que ofrecer al usuario un vehículo confortable y limpio.
Ante la presencia del fenómeno del Niño y como quiera que nuestra ciudad ofrece altas temperaturas promedio, es lógico pensar que las empresas que prestan el servicio público tipo taxi, vinculen vehículos cuyas características técnicas incluyan el equipo de aire acondicionado en óptimas condiciones de tal manera que trayecto no se haga tan estresante.
Es común encontrar lánguidas respuestas cuando el usuario solicita al conductor encender el aire acondicionado, entre ellas: “está dañado”.
En nuestra ciudad hay varias empresas que utilizan plataformas satelitales que ofrecen servicios eficientes y luego de llevar al pasajero a su destino, son objeto de una breve encuesta que apunta a conocer la calidad del servicio y verificar que el conductor cobre la tarifa autorizada mediante la utilización del taxímetro.
Otros conductores, tienen un divorcio total con el agua y sus vehículos almacenan olores nauseabundos que tienen relación directa con insuficiente higiene personal y con el descuido interno del vehículo, al evidenciar residuos de comida que en cuestión de minutos cocinados a una temperatura externa superior a los treinta grados centígrados se constituyen en desagradables olores ofensivos que amenazan la salud.
Si nos es suficiente con lo anterior, le sumamos que profesional del volante tiene predilección por algún género de música en especial, la cual decide escuchar con volumen ensordecedor y es cuando pensamos en carrera de taxi que incluye combo: olores ofensivos y ruido ensordecedor.
Así las cosas, existen profesionales del volante que no necesitan exigir prima de navidad porque un buen servicio que incluya confort y buen trato, induce al usuario a la generosidad; pero si un grupo de conductores no asimila la idea que la prima se gana con buen servicio y prefieren maltratar al usuario, pues no solo se quedarán esperando la prima de navidad sino que llegará el momento que nadie quiera utilizar un servicio que no sea limpio y confortable.