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La versión del Nóbel de Economía
Señaló que no entiende cual es el modelo económico de este gobierno.
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Domingo, 20 de Octubre de 2024

En estos días cuando se supo que uno de los galardonados con el premio nobel de economía había sido James Robinson, lo poco que se sabe de él es el conocimiento profundo que tiene de Colombia, entre otras razones porque su esposa es una economista de la universidad de los Andes que es profesora en los Estados Unidos. Esta circunstancia lleva a que hace años Robinson conozca con rigor histórico  las variables de la economía nuestro país.

De Colombia ha dicho algo muy significativo, expresando que “el Estado colombiano se  creó como una utopía donde hay un montón de leyes y siempre hay patrones difíciles de romper por temas de desigualdad o porque personas con poder económico impiden que esas reglas se cumplan”. Colombia es un país con un gran potencial pero tiene una profunda desigualdad, señalando que por ello es paradójico la campaña que se ha hecho para rescatar la Guajira de la pobreza, de hecho una de las regiones más ricas del país.

Su trabajo que resultó premiado es sobre “Cómo se forman las instituciones y cómo afectan la prosperidad”. Tan pronto se supo la noticia del premio nobel, otra vez el presidente Petro, algo así como ocurriera con la recién posesionada presidente de Méjico Claudia Sheinbaum de quien señaló que años antes había pertenecido al M – 19, del premio nobel alcanzó a señalar que había afinidad en algunos de los análisis e ideas. Más tardó el presidente en su comentario, que la respuesta del nobel al expresar que no entiende cual es el modelo económico de este gobierno. Más aún, que este gobierno puede tener algunos propósitos, pero no sabe cómo implementarlos. “Él no tiene ni idea de cómo cumplir con ese mandato, no tiene una estrategia clara para gobernar”• Peor no le pudo ir al presidente. 

Uno de los grandes problemas estructurales y culturales que hemos tenido es esa ruptura entre las leyes que aprobamos y nuestra realidad, o como lo dice Robinson, es ese montón de leyes y la dificultad para acabar con la desigualdad, con la realidad. Dentro de esos extremos es que se ha desenvuelto la sociedad colombiana por muchos años. Esa ha sido nuestra historia. Si bien los niveles de pobreza en Colombia no son los mismos de hace treinta años, y recientemente pasamos de una pobreza monetaria del 36.6% al 33%, los niveles de pobreza afectan a más del 25% de la población y de hecho  seguimos siendo uno de los países con mayor desigualdad en el mundo. Aquí en el continente entiendo que apenas nos supera Haití. Como una muestra de ello, pasando la página por un momento, no es sino mirar esa cruda y dolorosa realidad entre nuestras leyes, esa creación de un Estado utópico en el que la dignidad es uno sus elementos  de sus característicos, y lo que dice la constitución sobre los niños, aquella norma que aprobamos en el año 91, “ los derechos de los niños prevalecerán sobre los demás”, “ la familia es el núcleo fundamental de la sociedad”, y años después de aprobada la constitución del 91,lo que acaba de suceder con la niña Sofía Delgado. Crímenes atroces que no superamos a pesar de lo que dicen las leyes y la protección de los niños.
Parece irónico, pero hace cerca de 160 años el escritor francés Víctor Hugo quien conoció la constitución de Rionegro de 1863, Carta que exaltaba derechos y libertades quizás en exceso, frente a la realidad que teníamos por aquellos años, dijo “ si todo lo que está escrito se cumple, ese debe ser un país de ángeles”. Algo similar a lo que dice el nobel años después, esa ruptura histórica entre las leyes y nuestra realidad, es nuestro drama.

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