¡Adelante!
Desde las 8 de la mañana hay movimiento en el barrio. Se ven pasar unos jóvenes armados con una olla. Cuando las cosas funcionan bien, el Comité de Artes Literarias, una agrupación juvenil de Cúcuta, hace un sancocho comunitario. Las presas de pollo o carne, cebolla, yuca por su puesto, todo lo necesario, ha sido levantado a punta de rifas y donaciones. A veces toca arrocito mixto o un compartir más sencillo, igual llegan a algún sector de la ciudad donde no hay acceso a la cultura de manera frecuente. Entonces mientras hierve el agua, todos saben que no se pueden meter la papas de primero, alguno de ellos se pone a leerles un cuento a los niños y niñas que asisten, a los jóvenes también, muchos como ellos, de su edad, que miran expectantes lo que pasa en esa esquina. Otro grupo está listo para una función flash de performance y luego vendrá una lectura de poesía o danza, la agenda depende de otros jóvenes artistas cucuteños que conocen gracias al relacionamiento. Hacen de todo para qu
e la actividad funcione y antes de irse, sobre el mediodía, dejan las barrigas y el corazón, una buena ración de libros de diversos géneros reposará ahí en el sector para que los niños y niñas cautivados en Letras al Barrio, regresen a la lectura.
En otro sector, unas mujeres sentadas en círculo han encontrado en tejer, zurcir y conversar, una forma de abordar el dolor y la tragedia que ha dejado el conflicto armado en el área metropolitana. Esos círculos de sororidad tienen resonancia, espantan el miedo mientras le dan la cara al futuro, saben que juntas son poderosas. Moiras, es la fundación liderada por jóvenes que viene hace varios años haciendo esta conciencia, transformando y empoderando a otras en la región, ayudándoles a ofertar virtualmente sus productos, capacitándolas sobre temas vitales para la feminidad y construyendo con ellas una memoria invaluable.
En el centro, por el barrio Lleras, la Buena Vibra está en taller de teatro. Su casa, dispuesta para quien quiera llegar respira arte. Sus líderes jóvenes como las otras organizaciones, que además no pueden estar quietos, ya recorrieron el Catatumbo llevando sus obras a regiones apartadas y están convencidos de que es con arte y teatro que se cambian las cosas por estos lados a pesar de la falta de garantías que dicen si son evidentes.
Hemos sido testigos en los últimos años de un movimiento juvenil cultural cucuteño, agrupaciones, reuniones de muchachos y muchachas, jóvenes cansados de que los que pueden cambiar las cosas no lo hagan. Hartos de promesas de campaña van y actúan, aportan, construyen. Tiene la convicción de generar la transformación que necesita Cúcuta y Norte de Santander desde dentro, con la gente, en los municipios y los barrios. El comité de Artes Literarias, Moiras y Buena Vibra son solo algunos, ya no caben en la palma de la mano y sólo decirlo es efervescentemente delicioso, da alegría pensar que estos jóvenes están tomando las riendas de la ciudad, sin que nadie se los ordene. Sus acciones son muestra de un vibrante activismo cultural, un voluntariado actuando para cambiar; muchos son profesionales, otros apasionados, desean por igual y lo digo con profunda esperanza, reducir esa brecha cultural que ha sido un estigma de esta ciudad. Que pase algo por favor, veo con alegría el cambio esperado: adelante a todos, los que mencionamos y los que no, pero que sabemos están ahí, luchando.